«Fechas y fechas, debates que se abren una y otra vez, en los que se parte de cero y se vuelve a llegar al mismo punto que unos años antes, porque lo único que pasa en esta ciudad es el tiempo»
No sé muy bien cuál será el resultado final de este artículo. Si bien es cierto que tengo muy claro de qué quiero hablar esta semana, no lo tengo tanto de cuál será el resultado final. Pero vamos a intentarlo: quiero hablaros de fechas. De fechas y de nuestra ciudad. Y lo quiero hacer porque hay semanas en las que uno quiere dar rienda suelta al enfado, a la mala leche, pero también al inconformismo y a la necesidad de hacer ‘algo’.
Me explico: muchos de vosotros habréis leído, escuchado o visto el ultimo revuelo que hemos vivido en Gijón respecto a las cosas que tenemos pendientes como ciudad; en este caso, me estoy refiriendo a ‘lo del vial de Jove’. De manera muy resumida es que el Ministerio de Transportes, o de Fomento, o del nombre que tuviera en cada momento, después de treinta años de no querer invertir un euro para sacar el tráfico pesado que cruza por La Calzada, resulta que se ha dado cuenta, justo ahora, que esa ‘solución’ ‘alternativa’ de más de veinte años de antigüedad no se puede ejecutar. Y hay que cambiar de idea, de proyecto y de todo. Y que, por lo menos, hasta el 2028 nada de nada.
No pretendo entrar en este debate, aunque sea un tema más que interesante para analizar (de hecho, algo ya hemos escrito, y me temo que algo más escribiremos acerca del tema antes de llegar a ver un metro del nuevo vial), pero sí me sirve como punto de partida para hablar de fechas y de asuntos pendientes en Gijón que dan perceguera, hastío, cansancio y rabia. Mucha rabia.
Empecemos, por ejemplo, por ese ‘campo de plumeros de la Pampa’ que está entre Serín y Arcelor, conocido como la ZALIA. Ese megaproyecto, que pretendía ser el centro logístico del área central y de los puertos de Avilés y Gijón, arrancó en 2004, hace ya veinte años. En 2011 se hablaba en las campañas electorales que traería miles de empleos a Asturias. Cada vez que alguien criticaba que, después de lustros sin uso, el dispendio económico era una barbaridad, salían noticias en la prensa local anunciando que la empresa X y la empresa Y estaban interesadas en ponerse allí. Humo. Simple humo para enmascarar más de 140 millones de euros de dinero público tirados por el desagüe de las ‘macroobras’ sin sentido. Y la situación actual es aún peor. Dentro de unos días se refundará, y se comenta que pondrán parcelas a la venta. Otra falsedad. Es imposible que se venda nada (en realidad, hay una parcela vendida mediante la figura de anticipo de clientes desde hace décadas a la Asociación de Empresarios del Transporte y Aparcamientos de Asturias por 700.000 euros) por la sencilla razón de que, si bien hace unos meses que hay enlaces viarios, no hay suministro eléctrico, y sin suministro eléctrico no hay nada que allí se pueda instalar. Y llevan lustro y medio diciendo que es cosa de poco más de un año. Así desde 2015.
¿Qué decir de las fechas que tienen que ver con el Plan de Vías o el Metrotrén? Hemos pasado de lo que en el año 2000 se llamaba década prodigiosa a la actualidad, que se anuncia una década del cambio, en la que el único cambio que ha habido en el Plan de Vías o en el Metrotrén es que se anuncia que se va a hacer un proyecto para finalizar la infraestructura del Metrotrén. Esto mismo ya se anunció en 2008, en 2012, en 2015, en 2019, en 2020 y en 2023. Seis anuncios distintos en dieciséis años.
O la estación de autobuses pública, que empezó a anunciarse en 1933, siguió en 1993, 1997, 2000, 2004, 2014, 2018 y 2020. Y seguimos sin ella.
O Tabacalera, que, si primero había que hacer un plan de usos en 2017, luego otro distinto en 2020, luego otro distinto en 2023… En 2020, que se abriría en 2023; en 2015, que se abriría en 2019; en 2024, que se iniciarán las obras de consolidación en 2025…
Y ya, para rematar esta burda imitación de comparsa gaditana en la que se ha convertido la política de obras e infraestructuras de nuestra ciudad, podríamos situar el Mundial 2030. Donde, después de un año de discusiones y de debate, aún no sabemos si estamos, o si no estamos, o si lo queremos, o no lo queremos.
Porque el problema de todo esto es que no parece que nadie que esté al mando, y me da igual si hablamos del Gobierno de ahora o del de antes, si de un lado u otro, se lea ninguno de los Planes Estratégicos que ellos mismos redactan y ellos mismos discuten. Es decir, no hay un rumbo común definido. Ni tampoco nadie hasta el momento, ni los Gobiernos de Foro, ni los Gobiernos del PSOE han sido capaces de exigir al Principado de Asturias, ni al Gobierno de España, que si se quieren reír de alguien vayan a un show de Joaquín Reyes, y no a jugar con el futuro y las necesidades como ciudad de Gijón.
Fechas y fechas, debates que se abren una y otra vez, en los que se parte de cero y se vuelve a llegar al mismo punto que unos años antes, porque lo único que pasa en esta ciudad es el tiempo.