ENTREVISTA CON FÉLIX BARAGAÑO, GIJONÉS DEL AÑO Y PRESIDENTE DE LA CÁMARA DE COMERCIO DE GIJÓN
«Hay síntomas suficientes como para pensar que Gijón tiene futuro y que va a seguir creciendo y desarrollándose»
«Mi mujer y yo nos conocimos cuando ambos teníamos un nivel alto de actividad laboral, por lo que siempre nos hemos entendido muy bien»
«No es compatible ser empresario y estar en política»
Cuando llegó a su presidencia en 2011, la Cámara de Comercio de Gijón atravesaba uno de los momentos económicos más difíciles de su historia. Félix Baragaño (Gijón, 1959) tomó el timón de una institución respetada pero en horas bajas y en poco más de una década ha conseguido, junto a un equipo del que se siente “muy orgulloso”, remontar la situación y mirar con optimismo al futuro. Pero esa es solo una de las vidas de Baragaño. CEO y presidente de Sistemas Especiales de Metalización SA (SEM), vocal en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria, vicepresidente de la Federación de Empresarios del Metal (FEMETAL) o propietario de Arya, una glotona golden retriever, son solo algunas de las facetas de una figura poliédrica. Los que mejor le conocen destacan su cualidad para hacer frente común, para unir a las personas. Una condición sine qua non para el reconocimiento que se le otorgaba hace unos pocos días: Gijonés del año 2021.
Estoy entrevistando al gijonés del año. Son palabras mayores. ¿Cómo se siente con este título?
Me siento tremendamente agradecido de que puedan pensar que soy merecedor de este honor pero, al mismo tiempo, responsabilizado. Inevitablemente, los que me han precedido son gente muy valiosa e importante para Gijón (Cecilia Alvargonzález, Luis Adaro de Jove, Álvaro Muñiz…) y hay que intentar estar un poco al nivel.
Según Félix Baragaño, ¿qué define al gijonés?
Somos personas abiertas. Gijón tiene una cultura de ciudad abierta al mar, y nos impregna en todo lo que hacemos. El mar es para nosotros algo fundamental, por eso nos llamamos playos. De niño, mi familia tenía la típica caseta en la playa e íbamos a bañarnos. Recuerdo que la playa era algo fundamental.
Además, somos gente muy acogedora e intentamos que nadie se sienta extraño en nuestra tierra. Somos un poco grandones, pero inocentes, orgullosos pero sin prepotencia. Desde hace años, la ciudad ha crecido, primero con el carbón, con la vinculación con el puerto, la siderurgia… Esto ha propiciado que viniese mucha gente de fuera. Nos ha dado una estructura muy abierta que favorece la interrelación, somos generosos en el trato.
Tenemos esa cultura interclasista, todos vamos a los merenderos, a los chigres, donde hay una convivencia excelente. Es una ciudad que no distingue de rangos ni de clases sociales.
Las bajas cifras de natalidad y el éxodo de jóvenes hacen pensar a muchos que Gijón es una ciudad ‘decadente’. ¿Cuál es su visión?
No veo una decadencia de la ciudad en absoluto. Creo que hay una realidad: la natalidad es baja. Se trata de algo que pasa en toda España pero aquí está agudizado. Pero creo que de aquellas empresas que nacieron en siglo pasado ha habido un claro crecimiento y ahora hablamos de firmas muy grandes.
No podemos olvidar la combinación de la Milla del Conocimiento, Parque Tecnológico, con la Escuela de Ingenieros… Se han generado unas sinergias extraordinarias y el potencial de crecimiento es tremendo. Se ha creado un ecosistema de ingeniería e innovación que va a dar más frutos.
Desgraciadamente mucha gente se está yendo, porque no ve esa vitalidad o no consiguen los trabajos que le gustarían. Esto significa que tenemos que hacer un esfuerzo para revitalizar la ciudad y hacer que esas personas vuelvan.
Ni Gijón ni Asturias son para nada decadentes. Pueden tener mejores o peores momentos, pero creo que industrias tradicionales se están modernizando, que están cada vez con productos más internacionalizados. Hay una visión global en las compañías, unido a un sector TIC muy pujante, y al Parque Tecnológico. La ampliación de este último es solo una muestra más.
El Parque empezó como una cosa, pero ya ha absorbido la zona de las granjas de la Pecuaria, y ahora salta la avenida para volver a crecer, en una tercera o cuarta ampliación podríamos decir. Dice mucho de la vitalidad del Parque, de que la gente quiere estar ahí. Quieren sentirse parte de algo. No tiene nada que ver estar en una oficina cualquiera que estar ahí. Se está generando un ecosistema de evolución, de desarrollo, y de potenciar la tecnología. Tenemos que estar tremendamente orgullosos.
No tiene ningún sentido pensar que somos una ciudad decadente cuando estás viendo múltiples signos de crecimiento. ¿Que nos gustaría que fueran más? Sí, pero hay síntomas suficientes como para pensar que Gijón tiene futuro y que va a seguir creciendo y desarrollándose. Tenemos empresarios buenísimos y gente joven con proyectos brillantes. Continuamente ves startups con mucho futuro, algunas ya absorbidas por multinacionales. Con potencialidad para crecer o salir a bolsa, como es el caso de Izertis. Tenemos una potencialidad extraordinaria y necesitamos que desde las administraciones públicas se siga favoreciendo al máximo.
En esa línea de potencialidad se encuentra la regasificadora del Musel, cuya apertura está prevista para finales de este año o inicios de 2023. ¿Cómo puede beneficiar a Gijón?
Nos puede beneficiar muchísimo. Primero hay que destacar que los procesos de descarbonización son necesarios. Siempre nos genera dudas que un proceso excesivamente rápido sea lo mejor. Son desarrollos tecnológicos que necesitas hacer con tiempo. Suelo decir que lo óptimo a veces es enemigo de lo bueno. Lo óptimo es que fuera mañana, pero no es realista, porque puedes crear una crisis enorme. Nos gustaría que la energía predominante viniese de las renovables, pero no tiene sentido que en Europa nos hagamos un harakiri cuando en el resto del mundo no lo hacen. Las cosas tienen que estar equilibradas. Es muy positivo el hecho que desde la Unión Europea hayan visto que la aceleración hacia las renovables que querían imponer no puede ser al ritmo pretendido y hayan detectado que hay unas energías intermedias, como el gas y la nuclear, que de manera temporal pueda considerarse energías verdes.
Todos estaríamos encantados de que todo fuera eólico o fotovoltaico, pero hay que ser realistas, no podemos conseguir eso en un periodo tan corto. Necesitas un periodo de transición, y creo que ahí el gas va a tener una participación alta. Una regasificadora que teníamos parada en Gijón que de repente pueda ser una auténtica protagonista y que luego ese gas sirva para los diferentes gasoductos europeos es todo un lujo, un privilegio. Debemos aprovechar la circunstancia. Se habla de que puedan llegar en torno de 80 a 100 buques gaseros al año. Significa vitalidad para el puerto, para su entorno. Una nueva generación de dinamismo de la que estamos encantados. Va a paliar la reducción de tráfico naviero motivada por la descarbonización.
También hay que recibir con un gran optimismo que empresas como ArcelorMittal hayan hecho una apuesta clara por la descarbonización. La regasificadora va a favorecer el proceso. En conversaciones particulares con ejecutivos de Arcelor, decían que en una primera fase es probable que tengan que sacar el hidrógeno del gas, porque las generadoras de hidrógeno no tienen capacidad de generar el que se necesita.
«Cuando llegamos a la Cámara en 2011 se empezó a apostar por propuestas que nos hacían empresarios y que en otra época habrían quedado en un cajón»
En su reconocimiento como gijonés del año, se hace especial énfasis a su dirección al frente de la Cámara de Comercio de Gijón desde 2011. Cogió el timón de una nave en aguas complicadas. ¿Cómo afrontó el proceso de devolver a la Cámara a donde su prestigio la obligaba a estar?
Hay que afrontar estos desafíos con serenidad. Tranquilizarse, analizar la situación. Las grandes crisis no dejan de ser una suma de pequeñas cosas. Cuando entramos en 2011 hubo dos factores determinantes. Primeramente, hubo que hacer una reducción de gastos y un reajuste de estructura de diez personas, a través de un ERE con el acuerdo del comité de empresa. Luego, se siguió una política de desvinculación más lenta, ligada a posibles jubilaciones y bajas incentivadas. Esto nos permitió reducir mucho la masa salarial, lo que llevó a la Cámara al equilibrio.
A la vez que reduces los gastos, haces un esfuerzo para aumentar ingresos. Tratamos de dar más servicios a las empresas y fomentar el uso de nuestro gran producto de marketing: el Recinto Ferial Luis Adaro. Muchos eventos que hay hoy no existían. Por aquel entonces, se empezó a apostar por propuestas que empresarios nos hacían y que en otra época habrían quedado en un cajón. Ayudamos a dar forma a los proyectos y, sobre todo, a convertirlos en autosostenibles, a que los visitantes estuviesen dispuestos a pagar por ellos y así nosotros pudiésemos costear los gastos permanentes del recinto ferial.
Ejemplos de éxito como el recientemente festival Metrópoli o la próxima edición del Congreso Norbienestar, son fruto de escuchar a los empresarios, expertos en el sector, y de ayudarles a darle forma. De las necesidades de la gente en distintas empresas viene también parte de nuestra propuesta formativa, como es el caso del máster de dirección y gestión de recursos humanos, que lleva varias ediciones. La Asociación Española de Dirección y Desarrollo de Personas (AEDIPE) detectó que había necesidad en este campo pero que no había ningún programa parecido en Asturias. Hablaron con nosotros y hoy tienes un máster tremendamente exitoso, con una empleabilidad del 50%, en el que los profesores del curso son posteriormente los reclutadores para prácticas en empresas.
Lo tenemos claro: la Cámara tiene que ser mediadora. Un instrumento facilitador para que estas cosas ocurran. Toda esta combinación de trabajo bien hecho ha logrado que después de unos años ya tengamos unos márgenes económicos muy buenos.
Han pasado muchas cosas en los últimos años. Hasta se metió un hospital en la Feria de Muestras.
En pandemia, la Feria se convirtió en el Hospital central H144. Se hizo con todo lujo de detalles, y no tenía nada que envidiar en cuanto a servicios con otros hospitales asturianos. Desde la Cámara ayudamos con todos los servicios auxiliares, movilidad, limpieza, montaje, desmontaje… Todo bajo la dirección del Servicio de Salud del Principado. En la segunda y tercera ola se llegaron a utilizar casi 90 camas de las 144 que posibilitaba la instalación.
Siempre destaca el trabajo de su equipo en todas las facetas en las que se involucra.
Aquí en la Cámara tenemos un equipo muy bueno, con gente implicada y sensible a cualquier problema, algo de lo que estoy tremendamente orgulloso, y también es el caso de mi propia empresa. Si un empresario quiere ser el cuello de botella por el que pasen todas las decisiones, esa empresa no va a crecer, va a estar limitada y unida al ciclo de vida del fundador.
Sería muy frustrante que la empresa por la que he luchado no tuviera una continuidad cuando se termine mi etapa. Hay que ser objetivo y muy pragmático en las decisiones importantes, siempre contemplando a todos: sociedad, trabajadores, accionistas…
En la introducción hablábamos de las múltiples facetas de Baragaño, pero el día solo tiene 24 horas. ¿Cómo es su rutina diaria?
El grueso de mi actividad es mi empresa, SEM. Le dedico la mayor parte de mi jornada. Luego es cierto que tienes una serie de compromisos en los que intentas estar. En muchos de ellos, estás en el ‘mini-acto’ de inauguración, cuando te hacen la foto. Parece que estuviste dos horas, pero estuviste veinte minutos o media hora (risas).
En mi día a día en la empresa tienes que moverte mucho, por lo que organizo la jornada pensando las rutas y si puedo pasarme por los diferentes eventos. Hago relaciones que abren muchas puertas. Es muy enriquecedor personalmente. Me gusta mucho escuchar, y aprendo mucho haciéndolo.
Reconoce que le quita tiempo a su vida personal.
Es verdad que le quito tiempo a mi familia. Soy afortunado porque mi mujer también le dedica muchas horas al trabajo y me entiende muy bien: cuando llegas tarde a cenar, a comer… A ella le pasa igual porque viaja mucho a la sede de su empresa, que está en Madrid. Por nuestra circunstancia personal, nos conocimos cuando ambos teníamos un nivel alto de actividad, por lo que siempre nos hemos entendido muy bien. Mis hijos tienen ya más de veinte años y lo que menos hacen es estar pendientes de mí (risas). En el día a día, hay actos a las 19h, en horario que no es precisamente laboral, fines de semana… A muchos eventos me acompaña mi mujer y también participa.
¿Y el ocio?
Siempre he hecho mucho deporte. Trato de sacar tiempo para ir al gimnasio, pero voy menos de lo que me gustaría. Me encanta caminar. Tenemos una perrita que se llama Arya, como el personaje de la serie ‘Juego de Tronos’. Lo que más le gusta es comer, es una golden retriever muy glotona, y le apasiona bañarse en el agua. Cuando estamos en casa, siempre quiere estar dentro, con nosotros, en vez de estar en el jardín. Suelo ir con ella al parque de Viesques y me gusta mucho la ruta que va desde el Campo de golf de La Llorea hasta la playa de La Ñora. Si es fuera de temporada, al final nos pegamos un baño en el mar. Luego en casa disfruto segando el césped con un pequeño tractor que tengo. Con mi pareja solemos ir de vinos por la Ruta o por Somió, y es frecuente que organicemos un viaje de fin de semana a distintos lugares. Nos encanta.
«Tini Areces fue un visionario del Gijón que tenemos hoy»
En miGijón hemos hablado con gente que le conoce muy bien, y muchos coinciden: “Félix tiene la virtud de saber unir a las personas en un proyecto común”.
Aunar objetivos es lo más fácil, las discrepancias llegan en la forma de alcanzarlos. Cuando empiezas a profundizar en una negociación, muchas veces te das cuenta de que hay un 90% de puntos de confluencia, y solo hay un pequeño porcentaje de discrepancia. Hay que hacer hincapié en los puntos en común y buscar un equilibrio con lo que provoca el desacuerdo. Cuando se habla de aunar voluntades siempre pensamos en el mundo político. Para mí es triste lo que está pasando a todos los niveles. Cuando los partidos están en el gobierno todos hacen cosas relativamente similares, pero cuando están en la oposición es una auténtica guerra.
Según su parecer, ¿era Vicente Álvarez ‘Tini’ Areces, figura que cuenta desde el fin de semana pasado con un paseo en Poniente, un hombre que conjugaba la política con ese espíritu de unidad?
Sin ninguna duda. Tini fue un visionario del Gijón que tenemos. Tuvo muchísimas iniciativas, y es cierto que puedes discutir si las ejecuciones fueron mejores o peores. Desarrolló un barrio entero para la ciudad (El Llano), la zona de Poniente, el Campo de golf, quitó tabúes en torno a la Universidad Laboral y la recuperó cuando estaba abandonada.
Tini fue un buen alcalde, y también desde su puesto como presidente del Principado favoreció a la ciudad. Desde la perspectiva del Recinto Ferial, él vio claro que era un emblema para Asturias y que había que potenciarlo. Cuando se necesitó un pabellón de congresos, supo que sería un complemento perfecto para la Feria de Muestras, y por eso lo tenemos aquí. Tuvo toda una serie de visiones que han sido positivas para Gijón y para Asturias.
Comparte usted ese talante aunador con Areces. Pero, ¿se plantea Félix Baragaño dar el paso a la política?
No. Me siento empresario. Sí tengo una parte de conciencia social. Por eso estoy aquí, en la Cámara, para intentar poner mis luces al servicio de la sociedad. Realmente el paso a la política es otro mundo, muy complejo. A mí me gusta el entorno de la empresa y no quiero dejar de ser empresario. No es compatible ser empresario y estar en política.
¿Es su conciencia social el motor de toda la actividad que realiza y que, muchas veces, le quita tiempo personal?
Sí. Me gusta pensar que todo lo que hago puede ser útil a la sociedad y devolverle así el privilegio que tengo de hacer este tipo de cosas. Devolver lo que Gijón y la sociedad me han dado es un privilegio. En mi caso, soy empresario de segunda generación. Empezó mi padre y yo me considero continuador de algo. No tengo sensación de propiedad, sino de servicio. He recibido una empresa y mi obligación es darle algo todavía mejor a quien recoja el testigo. Los trabajadores perciben ese compromiso, lo sienten, ven que estás intentando hacer algo mucho más que simplemente dar instrucciones, que les escuchas. La potestad te da el mando, pero es la autoridad, que emana de los trabajadores, la que te permite dirigir (auctoritas y potestas) . Eso es lo valioso, que te sigan porque creen en ti.
Ha renovado cargo este año y continúa la ‘era Baragaño’ en la Cámara de Gijón. En su discurso dejó claro sus objetivo: capitalización de la institución y cercanía con la Administración.
Quiero que el consorcio del que formamos parte con el Ayuntamiento y el Principado sea capaz de dar un empujón al recinto ferial de cara a los próximos 25 años. Se trata de una inversión necesaria cada dos décadas para seguir creciendo. Pese a que está en un momento de transición, espero que Unicaja también nos pueda dar el apoyo preciso.
Recientemente instó al presidente del Principado, Adrián Barbón, a respetar la independencia de las distintas cámaras de comercio de Asturias, sin olvidar que haya un frente común para cuestiones que afectan a todas.
Apoyo al 100% que las cámaras vayan coordinadas a los proyectos que nos afectan a todas. Defiendo el modelo ‘glocal’: no hay que olvidar que actuar en lo local es lo que te da la permeabilidad, la capacidad de llegar a todo el mundo sin olvidar el contexto global. Las cámaras deben estar unidas cuando van al Principado, negocian fondos europeos, o acuden a Madrid. Debemos buscar la unión cuando salimos de nuestro territorio. Mi modelo es el de un consejo general de cámaras, algo que de momento no se contempla en la ley y que queremos favorecer desde las tres cámaras de Asturias.