El sevillano repasa su discografía en el festival gijonés en lo que fue el último gran concierto de esta edición
La esplanada del escenario Águila de Metrópoli estaba hasta la bandera. Junto con el concierto de Bizarrap, puede que fuera la noche con más asistentes en Metrópoli, que despedía los grandes conciertos a la espera de la fiesta final de esta noche. Miles de personas se apelotonaron en el asfalto de la Feria de Muestras, recordando tiempos mejores, anteriores a la pandemia que nos dejó sin música en directo durante demasiado tiempo.
Tal vez por ello el público está disfrutón, con ganas. Ayuda que gente como Beret esté dispuesta a dar espectáculo, a no parar de moverse y mover a su “familia”, como se dirigió a los fans desde el comienzo del espectáculo. Puede que su música guste a unos y a otros no, pero al andaluz no se le puede negar la entrega, las ganas de agradar y que se lo dejó todo en las tablas de Metrópoli. Y eso el público lo nota y lo disfruta. Se contagia de la energía que Beret supo transmitir durante toda su actuación.
Con el concierto de anoche, como comentábamos en los párrafos anteriores, se culminan los grandes conciertos de esta edición. Queda hoy el de Bejo, en el escenario Thunder Bitch a las nueve, y la Bresh, una iniciativa de un grupo de amigos que sentía que desentonaba en las discotecas tradicionales; fue un éxito instantáneo que no paró de crecer; se trasladó al interior y empezó a girar por el mundo: es furor en Miami, Nueva York y Milán. Si bien hoy no tiene domicilio fijo, todo comenzó en un rincón porteño llamado Beatflow, justo a la vuelta de Niceto Club. Hoy en día, esta fiesta mueve masas por todo el mundo y será el cierre apoteósico de un festival Metrópoli único.