Las Letronas fueron la última figura que los drones dibujaron en el aire en una playa de Poniente abarrotada
Prometía la noche un ambientazo en la ciudad. La zona cercana a la playa recibía a los visitantes con un atasco considerable un buen rato antes de que arrancase el espectáculo de los drones. La avenida de Portugal registraba ya retenciones muy cerca de la rotonda de acceso a la autopista. No estaba mejor la situación en el entorno del Museo del Ferrocarril. Gijón tiene ganas de fiesta y la unión entre Semana Negra y el novedoso espectáculo de luces acumulaba a miles de personas en Poniente.
Un centenar de drones arrancaron sus motores e invadieron el cielo gijonés en dos turnos: uno a las 23 horas y otro a medianoche. La hora de las brujas se llenaba de color y fantasía futurista. La multitud recibió el vuelo de formación de los drones como al Sporting en el Molinón antes de un partido: con un sonoro aplauso.
A partir de ahí, doce minutos de ilusión para pequeños y mayores. Un bello espectáculo libre de ruidos, tal vez un camino respetuoso con personas y animales para sustituir algún día los fuegos artificiales. El mensaje transmitido, además, refuerza la concienciación con el medio ambiente de una forma tan estética como llamativa.
Protagonistas fueron las Letronas. El acto final, la última figura que pintaron los drones en el cielo, fue un guiño a la ciudad en lo que fue una de las actividades más llamativas y novedosas de este Festival del Aire que nos espera durante la próxima semana.