
El Gobierno del Principado de Asturias pone objeciones al proyecto para el almacenamiento, clasificación, cribado y mezclado de carbón en una parcela de 46.000 m2 en la trasera de muelle Marcelino León del puerto de Gijón por su elevado impacto ambiental. Pide a los promotores -Marítima del Musel- más informes y advierte de que tendrán en cuenta las conclusiones del estudio del Instituto del Carbón (INCAR). Una investigación que señala directamente al Musel como posible origen de las manchas de carbón aparecidas en la playa de San Lorenzo. En este contexto, la Consejería de Administración Autonómica, Medio Ambiente y Cambio Climático, reclama un nuevo estudio de impacto ambiental, según se desprende de la resolución publicada en la edición de hoy del Boletín Oficial del Principado de Asturias (BOPA).
El Gobierno regional especifica en su resolución que la infraestructura, polémica y muy contestada por colectivos ecologistas, podría afectar a un área más grande que la que detallan los promotores en sus informes, como consecuencia del viento. Incluso llega a proponer en el desarrollo del texto que valoren otras alternativas de ubicación: “en el Estudio de impacto ambiental se deberán proponer y evaluar otras alternativas de ubicación, al menos la del muelle Norte (ampliación de “El Musel”), que estaría apantallada de los vientos dominantes por los propios muros del puerto”, dice textualmente.
Afección al medio marino
La tramitación del proyecto comenzó en verano de 2019 y en este periodo, antes de autorizar la actividad, desde el Gobierno regional se han realizado una serie de consultas cuyas conclusiones, dice la resolución publicada hoy en el BOPA, deben tenerse en cuenta. Además del estudio del INCAR, se ha pedido un informe a la Dirección General de la Costa y el Mar, dependiente del Ministerio de Medio Ambiente, recibido el pasado 1 de marzo. El organismo estatal también señala la posible afección al medio marino, y advierte de una serie de acciones que, de desarrollarse, deben someterse a un informe de este órgano.
Así, los promotores deberán analizar en el nuevo estudio de impacto ambiental todas estas posibilidades. La resolución del Gobierno regional es muy exhaustiva al respecto y piden estudios que analicen tres cuestiones complejas: el comportamiento del viento, el comportamiento de la lluvia, y el efecto de las corrientes.

- Efectos del régimen de vientos sobre la actividad en proyecto, con previsión de las situaciones bajo las cuales se producirá arrastre y emisión de polvo, partículas y gránulos del material manejado en la parcela, y de cuáles serán las consecuencias de este fenómeno meteorológico en función de su dirección, sentido y velocidad: llegada (precipitación) de material de distinto tamaño al medio marino, irrupción de nubes de polvo y partículas en zonas habitadas, etc.
- Similar pauta de análisis y evaluación de los arrastres de partículas en las aguas generadas en la parcela por causa de la lluvia caída, y aguaceros en la zona de actuación, hacia el medio marino.
- Efecto del material manejado (carbones) sobre el medio marino: arrastre por las corrientes y el oleaje hasta los arenales cercanos, efectos sobre los fondos marinos y organismos pelágicos.
El estudio del Instituto Nacional del Carbón
A todo ello hay que sumar que el Ayuntamiento de Gijón remitió el pasado mes de diciembre al Principado el informe final de los trabajos encargados al Instituto Nacional del Carbón, dependiente del CSIC, sobre las manchas de carbón aparecidas en la playa de San Lorenzo. El Principado ha tomado buena nota y advierte de que “dada su trascendencia”, las conclusiones a que llega este estudio “serán tenidas en cuenta en el pronunciamiento ambiental final del trámite sectorial”.
La investigadora del INCAR Isabel Suárez descarta en su trabajo de investigación que las manchas de carbón puedan proceder del Castillo de Salas, hundido frente a la costa gijonesa en 1986, como se había dicho. Tras analizar 198 muestras, el estudio determina que el origen de esas manchas negras hay que buscarlo en áreas próximas donde se almacenan miles de toneladas de carbón, como el Musel.