El buque, un portacontenedores con bandera liberiana, fue fotografiado el lunes abandonando El Musel entre densas nubes de humo negro; en la Federación lamentan que no se apliquen a los barcos los mismos controles de emisión que a los coches

Pues sí… Una vez más, el debate en torno a la contaminación que sufre Gijón se ha abierto paso en los debates sociales. Eso sí, con una interesante novedad: esta vez no lo propicia el constante tráfico, ni la polución que mana de las empresas de la zona, ni tampoco su posible agravamiento por el inminente Festival Aéreo Internacional. No, no… En esta ocasión, el interés se halla en el mar… Y tiene nombre de barco: MSC ‘Sena’. El buque, un portacontenedores construido en 1993 y que, en estos momentos, navega bajo bandera de Liberia de regreso a Málaga, fue fotografiado en la mañana del lunes abandonando la rada de El Musel, y poniendo proa hacia el este, a Bilbao. Nada sorprendente en un puerto tan activo como el gijonés, en el que atracan y del que zarpan diariamente varios buques… De no ser por la densa humareda negra que, a la altura de San Lorenzo, comenzó a manar de los escapes de sus máquinas. El detalle no ha pasado desapercibido a la Federación de Asociaciones Vecinales (FAV), que lo ha afeado en sus redes sociales.
«Se agradece esta despedida tan especial… Eso sí, los coches, que no echen humo«, comentan con socarronería los responsables de la entidad gijonesa, demostrando su malestar por el hecho de que, en apariencia, las mismas restricciones que se imponen a los vehículos particulares, pensadas para minimizar su impacto contaminante, no se apliquen a las grandes embarcaciones mercantes. Todo ello, acompañado por la instantánea del navío, previamente compartida por el conocido ecologista Paco Ramos en sus propios perfiles en redes, y tomada por una amiga suya. Y es que las razones que pueden ocultarse tras una emanación semejante son diversas, desde un fallo en las máquinas del ‘Sena’, o una filtración de aceite a los depósitos de combustible, a una inadecuada combustión del carburante o, incluso, a la entrada de un objeto extraño en los motores, como una junta de goma o una pieza de plástico. Sea por lo que sea, en la FAV concluyen preguntándose si «lo habrá visto el Ayuntamiento o la Autoridad Portuaria«; por el momento, si bien es cierto que el Gobierno municipal carece de competencias en ese asunto, este diario no ha obtenido respuesta por parte del Puerto.