La funeraria reconoce así el trabajo realizado por Nely Riopedre, Santiago Loché, Benigno Manuel Fernández y José Francisco Amandi

La de ayer fue una noche de fiesta y alegría en Funeraria Gijonesa. Una noche que, debido a la pandemia, se hizo esperar más de lo deseado. En palabras de Javier Fano, presidente, “teníamos esa deuda pendiente”. Con el retraso obligado de un par de años, la funeraria pudo, al fin, homenajear a los trabajadores que llevan más de veinticinco años viviendo el día a día de la empresa. Un homenaje que ya es tradicional y que llenó la cafetería del tanatorio de Cabueñes de aplausos, sonrisas y alguna que otra lágrima de emoción.
En esta ocasión fueron cuatro. No son una excepción. Muchos de los ayer presentes ya disfrutaron de un homenaje similar cuando se cumplieron 25 años de su entrada en la funeraria, incluso algunos ya jubilados acudieron a aplaudir a sus compañeros. Otros, como David Rodríguez, llevan siete años y esperan llegar a recibir el reloj conmemorativo algún día.
Con el orgullo de formar parte de una gran familia, los homenajeados salieron, uno a uno, a recibir el calor de sus compañeros. De su “segunda familia”, según afirmaba José Agustín Palacio, secretario del consejo de administración de la empresa. Entre lágrimas y anécdotas, recogieron un reloj y los aplausos de todo el personal de Funeraria Gijonesa. Nely Riopedre, siempre al pie del cañón en la floristería, el encargado general Santiago Loché, el conductor Benigno Manuel Fernández y José Francisco Amandi, de la hermana Funeraria Valdediós, fueron los protagonistas de la noche.
No fueron los únicos. Porque en una noche de homenajes, Funeraria Gijonesa no quiso olvidarse de esas personas que, sin formar parte de la plantilla, llevan años luchando codo con codo. Como es tradicional, fueron dos los homenajeados, en reconocimiento a la confianza, el trabajo y el cariño con la que realizan su trabajo.
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