San Lorenzo ha amanecido con oleaje moderado, mitigado al paso de las horas y que no impide a los surfistas disfrutar de su deporte, ni a los dueños de perros, pasear por la arena; se espera que la situación empeore a lo largo de la tarde
Alfonso X ‘el Sabio’, Catalina ‘la Grande’, Pipino ‘el Breve’… Es costumbre, o lo fue durante siglos, atribuir a gobernantes y personas de renombre un adjetivo que resumiese, con más o menos guasa, lo más destacado de su biografía. Si se aplicase esa tradición al fascinante y caprichoso mundo de la meteorología, el temporal ‘Caetano’, responsable de que Asturias esté este jueves en alerta naranja por fuertes vientos y oleaje, podría ser apodado ‘El Tímido’. Su anunciada fuerza está tardando en hacerse notar, más allá de cierta marejada matutina, y, por el momento, las playas están siendo aprovechadas por bañistas, surfistas y propietarios de perros por igual, sin que parezca que sus vidas corren más peligro que habitualmente en tales espacios. Eso sí, semejante tesitura no parecer ser duradera; la previsión indica que la situación se torcerá, y mucho, a partir de la tarde.
En el caso concreto de Gijón, para las ocho y media de esta mañana algunas olas más o menos fuertes, aunque de escasa espectacularidad, llegaron a mojar el Muro de San Lorenzo en el tramo que discurre desde su inicio hasta la ‘escalerona’, aunque sin progresar tierra adentro más allá de unos pocos centímetros. De hecho, por fueron los transeúntes que se molestaron en retratarlas con sus smartphones, y ni los miembros del grupo de bañistas, ni los dueños de mascotas interrumpieron sus quehaceres; estos últimos, sencillamente, se desplazaron un poco más al este, hacia las zonas despejadas de agua. Con el paso de las horas, esa tenue intensidad del comienzo del día se ha ido tamizando todavía más, y en este momento, de no ser por el viento reinante, poco podría sospecharse ese estado de alerta. Aun así, como siempre, prudencia ante todo. El cambio, como el reciente drama en el Levante español ha demostrado, puede ser cuestión de muy pocos minutos.