«La magia de la Navidad debería ser un derecho para todos los niños», cuenta el responsable de Asturboats
A punto de zarpar del Puerto Deportivo 
Los niños pudieron darle al Paje Real la carta para los Reyes Magos 
David Zapico, capitán del Barco de la Navidad 
Los pasajeros pudieron disfrutar de grandes vistas de la bahía de Gijón 
Los pasajeros pudieron disfrutar de grandes vistas de la bahía de Gijón 
Los pasajeros pudieron disfrutar de grandes vistas de la bahía de Gijón 
David Zapico aconseja a otro «capitán» al timón 
El Barco de la Navidad está decorado hasta el último detalle 
El Barco de la Navidad está decorado hasta el último detalle 
Momentos antes de embarcarse 
Momentos antes de embarcarse 
Los niños recibieron un obsequio del Paje 
Los niños recibieron un obsequio del Paje
La magia de la Navidad en Gijón también va por mar. Los refugiados de Ucrania y otros países con problemas graves que se alojan en el Hotel Don Manuel disfrutaron este jueves de una travesía solidaria por la bahía de la ciudad, a bordo del colorido Barco de la Navidad, que contó con la presencia de un Paje de Sus Majestades los Reyes Magos. Se trata de una jornada impulsada por el diario miGijón con el apoyo de la empresa Asturboats, en la que panaderías Panrís también ha colaborado con deliciosos dulces y saladitos.
Al frente de Asturboats se encuentra el capitán David Zapico, que repite por segundo año consecutivo con el Barco de la Navidad. Cientos de personas han disfrutado de sus vistas y ambiente festivo durante todas estas fiestas. Para Zapico, es importante también que se hagan iniciativas solidarias porque, como afirma, «la magia de la Navidad debería ser un derecho para todos los niños».
Su compañera Paula Álvarez cuenta que es «muy emocionante» que el Barco de la Navidad se haya instaurado como una tradición navideña y que le encanta «ver cómo los niños viven esta época de forma diferente». El equipo de Asturboats tiene «el privilegio de ver en primera persona la ilusión y los nervios de los más pequeños por subirse en el barco y entregarle la carta al Paje». Además, como bromea Álvarez, «a los niños les encanta el pequeño detalle que tenemos con ellos de darle un pequeño cucurucho, todos salen comiéndoselo (risas)».
