Los niños gijoneses descubren los obsequios que han dejado SS.MM. esta noche para ellos: «¡Es lo que yo pedí!»
En pijama, con la boca abierta y en algunos casos, bien temprano. Así está teniendo lugar la mañana más mágica del año para los más pequeños de la ciudad, quienes, en compañía de sus familias, descubren atónitos los regalos que sus Majestades de Oriente han dejado bajo el árbol. Los Reyes Magos han tenido su noche de actividad más intensa del año y parece que los deberes están hechos en Gijón, tras una tarde de cabalgata cuyo temporal ponía las cosas difíciles. Pero con ellos, como siempre, todo está bajo control. No había ni amanecido todavía cuando en casa de los Menéndez Fanjul, Vicky y Sofía se levantaron para ver si Melchor, Gaspar y Baltasar había dejado algo para ellas. Y así ataviadas, con sus pijamas de Frozen y desde las 6 de la mañana, han ido atacando papeles de regalo uno a uno.
Álex y Leo también se pusieron manos a la obra bien temprano celebrando los obsequios que iban abriendo: «¡Lo que yo quería! ¡Es lo que yo pedí!». Incluso aquello con lo que no contaban, como unas fiambreras para la comida del colegio, fue acogido con gran alegría. «Los reyes sabían que la necesitábamos porque la otra estaba rota».
La emoción estuvo a flor de piel igualmente desde las 6.30 horas para Paz Álvarez. Tras una primera intentona de hacerse con los regalos que tuvo que ser «neutralizada», una hora más tarde descubrió con felicidad la larga lista de cosas que dejaron en su casa los Reyes: calzado, cosas de patinaje artístico, una mini-impresora de pegatinas, rotuladores y «un montón de cosas de papelería». «Me gustó todo mucho pero mi favorito fueron los rotuladores», confiesa satisfecha. Sus padres lo resumen en «felicidad absoluta».
La gijonesa llamada Marina, de 5 años, ataviada con su bata rosa, luce orgullosa con el que probablemente será uno de sus juegos favoritos: el Bath Bombs. Saúl Fernández empieza la faena con una gran cantidad de regalos por delante bajo el árbol, junto al que descansan ya tres copas y una bandeja vacías al paso de SS.MM. A Eva y Raúl Fernández Sotelo también parece acumulárseles el trabajo, aunque entre sus primeros obsequios ya se observan calcetines. Por último, a casa de Iker, Lucas y Pelayo ha llegado mucho fútbol en forma de regalos, como el balón que Lucas sujeta victorioso entre sus manos o las camisetas del Sporting que lucen encima de la mesa. El gran repertorio de regalos que todos comparten solo puede significar una cosa, y es que todos se han portado bien.