Libre por fin de parte del andamiaje que la ha cubierto, la fachada del colegio Santo Ángel luce su imagen renacentista, marcada por el color blanco hueso y modificando la apariencia del Muro
Campo Valdés ha pasado a ofrecer una experiencia diferente a las que brindaba hasta ahora: la de viajar atrás en el tiempo. Quizá parezca una afirmación un tanto pretenciosa, pero un simple vistazo al histórico colegio Santo Ángel de la Guarda basta para constatar su veracidad. El vasto complejo, uno de los grandes iconos del Renacimiento asturiano, y sometido a trabajos de restauración sufragados por la congregación de Hermanas del Ángel de la Guarda, ha recuperado la apariencia que lucía en el siglo XVII, un cambio perfectamente visible ahora que se ha retirado parte del andamiaje que lo cubría. Algo que, por extensión, altera sensiblemente la apariencia del Muro de San Lorenzo y, a una escala más amplia, de la fachada cantábrica de Gijón.
Entendidos y neófitos pueden reparar ya en la renovada estética del edificio, más clara, dominada por el color blanco hueso, o crema, de las fachadas. La labor, no obstante, va de la mano de un tratamiento impermeabilizante, pensado para retrasar, en la medida de lo posible, el efecto de la humedad y del salitre que predominan en ese ambiente marino. Semejante acción se llevará a parte en el resto de la estructura, al tiempo que se acondicionarán las cubiertas para acabar con las filtraciones. Todo ello se prevé que lleve, al menos, dos años.
Que bien queda!!!