Decenas de alumnas, convocadas por el Sindicato de Estudiantes, se manifiestan en la ciudad para exigir el cese total de la discriminación y de la violencia; pese a lo pacífico de la marcha, la presencia de un fotógrafo de Vox en la plaza Mayor, entendida como una provocación, ha generado alguna tensión
Las revoluciones no son sólo cosa de jóvenes… Aunque su participación suele ser clave para decantar la balanza hacia el lado de la victoria. Por eso este viernes, exactamente veinticuatro horas antes de la celebración este 8 de marzo del Día Internacional de la Mujer, decenas de alumnas, algo más de medio centenar, se han concentrado en la plaza del Parchís de Gijón, convocadas por el Sindicato de Estudiantes ‘Libres y combativas’, para alzar su voz a favor del feminismo y contra la violencia machista, y también para clamar por esa igualdad real y total con los hombres que, pese a los avances conquistados, todavía parece resistirse a hacerse realidad. Una muestra pequeña, cierto, entendida por las organizadoras como un síntoma de la polarización ideológica que campa en las aulas, pero que no ha restado voluntad de lucha a estas jóvenes, que han marchado en manifestación hacia la plaza Mayor arropadas por sus pancartas, entre consignas y proclamas, y observadas por cientos de transeúntes.
Citadas a las doce del mediodía, las participantes, llegadas de sus respectivos centros educativos, han ido confluyendo al punto de salida de forma escalonada, bajo la atenta mirada de los motoristas de la Policía Local, y los agentes de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR) de la Nacional. Esa fuerte escolta, ‘lecheras’ de ese segundo cuerpo armado incluidas, ha acompañado a la comitiva en su periplo, hecho entonando lemas como «Escucha, hermana, aquí está tu manada«; «Ni sumisas, ni pasivas, las mujeres combativas«, o «Disculpen las molestias, nos están asesinando«. Dejando atrás El Parchís, las cubierto seguido su itinerario tradicional, enfilando la calle San Bernardo para, en el cruce con Ventura Álvarez Sala, torcer a la derecha, recorrer unos pocos metros de Cabrales y desembocar, ahora sí, en la plaza Mayor. Allí, frente al Ayuntamiento y a escasos metros de una mesa informativa instalada para la ocasión, se ha hecho lectura del manifiesto y se ha abierto un turno de palabra.
«Aquellos que nos quieren silenciar no lo van a tener nada fácil. Ni en las aulas, ni fuera de ellas. Todo eso ha terminado para siempre»
Anahí López, portavoz del Sindicato de Estudiantes
La protesta ha discurrido sin incidentes reseñable, aunque sí se han vivido algunas escenas curiosas. Por ejemplo, ya ante la Casa Consistorial, la casualidad ha querido que la consigna «Dónde están, no se ven, las mujeres del PP» haya coincidido en el tiempo con el momento en que el concejal Guzmán Pendás, del Grupo Municipal de los populares, salía del edificio. Y sí ha habido un pequeño conato de tensión, también en la plaza Mayor. la aparición de uno de los asesores de la delegación gijonesa de Vox, que se posicionó ante la concentración para fotografiar a las participantes, llevó a Anahí López, portavoz del Sindicato de Estudiantes, a encararse con el individuo, afeándole un gesto entendido como una provocación deliberada. La propia López ha llegado a pedir a dos agentes de la Policía Nacional que actuasen; ambos uniformados han resuelto la situación sin mayores contratiempos, y han devuelto la paz al lugar.
«Han sido años de humillación tras humillación, y ahora el machismo cuenta con un mayor apoyo de la extrema derecha; especialmente aquí, en el Estado español, con los discursos de odio de PP y Vox, que escupen sin ningún tipo de reparo discursos de odio hacia las mujeres«, reflexionaba López, quien, sin embargo, ha dejado claro que nadie volverá a poner la otra mejilla. «Nos quieren sumisas, en casa, sin hacer ruido, pero eso se acabó«, ha asegurado, convencida, como sus compañeras, de que, «con la violencia machista completamente disparada, nos sobran motivos para volver a las calles«. Afortunadamente para las participantes, en el último año han abundado los ejemplos de mujeres luchadoras y valientes. Por ejemplo, ha reseñado López, «los de Gisèle Pelicot, Juana Rivas, Jenni Hermoso o Elisa Mouliaá», casos todos inspiradores para una fuerza que, si bien acusa «la polarización que la derecha ha colado en las aulas«, está dispuesta a «demostrar a aquellos que nos quieren silenciar que no lo van a tener nada fácil. Ni en las aulas, ni fuera de ellas. Todo eso ha terminado para siempre«.