Más temprano de lo habitual según los vecinos, las calles y plazas de la ciudad ya se engalanan para las celebraciones de fin de año, aunque algunos elementos aún no se han repuesto del efecto de las borrascas
Noviembre ni siquiera ha llegado aún a su ecuador. De hecho, aún hoy son muchos los gijoneses que recuerdan, a menudo no sin nostalgia, los días de buen tiempo, las jornadas de playa y los placeres propios del pasado verano. Sin embargo, pese a la cercanía de ese estío ya extinto, la ciudad parece tener prisa por prepararse para la Navidad. Desde hace semanas, en calles y plazas de los barrios de Gijón las cuadrillas de la empresa Germán Vizcaíno, adjudicataria del contrato, se afanan en instalar los arcos de luces, los elementos decorativos, los grandes abetos dotados de alumbrado, las guirnaldas de mil y un colores… En suma, todos aquellos adornos que devuelven a la urbe todo el sabor de las fiestas de fin de año. Y mucho más temprano de lo habitual, según no pocas voces.
La plaza del Parchís, la calle Tomás y Valiente, los Jardines del Náutico, las inmediaciones de la ‘Escalerona’, el Muro de San Lorenzo… Se cuentan por decenas los espacios locales en los que la decoración imprime ese toque navideño que a muchos sorprende por su precocidad. Sobremanera, a tenor de que la inversión del Ayuntamiento en el despliegue, y los detalles precisos de los elementos que lo conforman, todavía no han sido dados a conocer oficialmente por el equipo de Gobierno. Sobre el papel, el Consistorio adjudicó el contrato a Germán Vizcaíno el año pasado por un valor de 734.974 euros, prorrogable un año más, con la mirada puesta en situar casi un millar de elementos. El tiempo dirá si esa previsión se cumple. Hasta ese instante, en los corrillos populares se presuma un desembolso importante. La masividad y espectacularidad de algunos montajes, como la gigantesca estrella fugaz de la ‘Escalerona’, o el enorme abeto que ya se yergue en el Parchís, podrían confirmarlo una vez se conozcan las cifras municipales.
Aun así, algunos de esos adornos todavía exhiben los efectos provocados por las recientes borrascas ‘Ciarán’ y ‘Domingos’. El ejemplo más representativo quizá sea el de los ‘barcos’ luminosos instalados en el Muro, la mayoría de los cuales todavía permanecen tumbados, después de que las rachas de viento los derribasen. Aun así, en opinión de muchos lugareños, una nadería que no eclipsará el impacto de una Navidad esperada como agua de mayo, y que ya puebla de ilusión y ganas no sólo a quienes habitan en Gijón, sino a la misma ciudad.