«El reto es apasionante y falta que creamos en nosotros mismos, en apostar por el desarrollo de nuestra ciudad y de nuestra región, más allá de ideologías y con la única premisa de trabajar por el bien común»
Parafraseando el emblemático eslogan sobre la capitalidad que nos trae a la memoria los buenos tiempos del desarrollo industrial y turístico de Gijón de hace décadas, quisiera empezar esta colaboración con este periódico que ha logrado recuperar una sensación tan necesaria como es la visión optimista y apasionada de lo propio, de Gijón.
En política, como servidores públicos que somos debemos tener muy presente una frase Winston Churchill que ahora más que nunca nos debe guiar: «El problema actual es que los dirigentes aspiran a ser importantes en lugar de ser útiles». Esta cita, que ya me inculcó mi padre en la escala de valores, es la que ha guiado mi vida y me ha permitido trabajar tanto para gobiernos de distinto color político, como haber tenido diversos puestos en la administración a a nivel nacional e internacional, y haber trabajado para diversos organismos e instituciones.
Este bagaje es el que quiero aportar en beneficio de Gijón y de los gijoneses, sin otro interés que devolver a nuestra ciudad lo que tanto me ha dado y que como bien dice Víctor de Cimavilla «a la que quiero y que tanto adoro».
Es este propósito el que guía todas las actuaciones del equipo de colaboradores que me acompaña, desde arquitectos, hosteleros, economistas, vecinos y amigos: «TODO EN BENEFICIO DE LOS GIJONESES», en línea con lo que señaló hace meses Alberto Núñez Feijóo: En esta situación extraordinaria se debe dejar de lado la ideología y la prioridad absoluta que debe centrar todos nuestros esfuerzos es atender las necesidades de nuestros conciudadanos (sic). Poco más que decir, pongámonos a trabajar en tejer los pactos y consensos, en recuperar la capacidad de diálogo y desarrollar proyectos de futuro al margen de la visión cortoplacista o egoísta.
En el pleno del Ayuntamiento hemos llevado propuestas que buscan este desarrollo de las potencialidades de Gijón y de Asturias, como la economía azul y el polo de desarrollo en estrategias marinas, la ampliación de la milla del conocimiento y creación de nuevas especialidades en Economía Verde y del Reciclaje, con un enfoque de futuro, cosmopolita que desborda el actual marco de municipalidad para llegar a modelos transversales de colaboración Inter municipios.
El mejor ejemplo que se puede traer a esta reflexión es la anécdota de Silvia Earl, premio princesa de Asturias que tuvo el generoso detalle de visitar el centro oceanográfico de Gijón y que al llegar se dio cuenta del olvido de su portátil en el hotel en Oviedo. Fue para ella una grata sorpresa comprobar que en apenas veinte minutos después de la llamada el ordenador estaba en sus manos.
Cuando hablamos de Economía Verde y reciclado, debemos tener muy presente los objetivos del milenio, el acuerdo de la COP 21 de Paris, así como las agendas relacionadas con la sostenibilidad y la búsqueda de alternativas para una transición de los actuales modelos productivos. Los compromisos de reducción en las emisiones de CO2, atenuar el incremento de la temperatura del planeta, la creación de un fondo verde para la cooperación o reducir la dependencia de los combustibles fósiles debemos verlo como una oportunidad en lugar de como una amenaza. Eso sí, con la necesaria planificación y capacidad de gestión para lograrlo.
En este sentido, Asturias debe escoger su camino y valorar las distintas opciones. Desde mi punto de vista, nuestra región debería reflejarse en los exitosos resultados del modelo irlandés o los nórdicos, por tener un ecosistema de emprendimiento similar al nuestro. En efecto, tenemos una EPI y un entramado de empresas que conforman la milla del conocimiento, que se podrá ver reforzada y ampliada con la faceta marítima, que permitirá a Gijón desarrollar un modelo de excelencia en sostenibilidad, tanto en la lucha contra plásticos, aplicación de inteligencia artificial y gemelos digitales, blockchain y nuevas herramientas en la producción industrial basadas en la tecnología.
Para lograr este objetivo, la apuesta debe ser firme y con el compromiso de todas las partes en colaborar al unísono, solo de esta manera podremos lograr revertir la exasperante situación en la que Asturias se encuentra con una tasa de población no activa que supera el 60% y con cada vez mayores riesgos de deslocalización o cierre de nuestro tejido productivo. Y en estas circunstancias Gijón está llamado a recuperar este liderazgo en la actividad industrial con una estrategia adaptada al nuevo contexto, dinamizando la economía local y regional, asentando talento que nos permita parar la sangrante fuga de nuestros jóvenes en busca de empleo fuera de nuestra región, dada nuestra lacerante tasa de desempleo juvenil.
El reto es apasionante y falta que creamos en nosotros mismos, en apostar por el desarrollo de nuestra ciudad y de nuestra región, más allá de ideologías y con la única premisa de trabajar por el bien común. Solo de esta manera lograremos ser la capital verde europea.