Casi trescientas personas se congregan en la plaza del Parchís para expresar su solidaridad con los habitantes de Gaza, y para criticar el doble rasero aplicado a los ucranianos y a los palestinos
Desde hace una semana los ojos del mundo están puestos en Oriente Medio, en ese eslabón entre entre las civilizaciones del este y del oeste en que la historia parece haber convertido a Israel, y en el trágico enfrentamiento que mantiene en territorio de Gaza contra la organización terrorista Hamás. Una contienda, como todas ellas, que se está cobrando cientos de vidas inocentes entre las poblaciones civiles israelí y palestina, y que ha dividido a la opinión pública global en cuanto al apoyo a uno de los dos bandos en liza. Y ayer, en la plaza del Parchís de Gijón, varios centenares de personas, casi trescientas según los cálculos más optimistas, se concentraron a instancias del Comité de Solidaridad con la Causa Árabe para manifestar su apoyo al pueblo palestino, y para condenar el despliegue de fuerza hecho por las tropas hebreas, ordenado por su primer ministro, Benjamín Netanyahu. Acciones similares se repitieron en otras ciudades asturianas.
Integrantes de distintos colectivos sociales, representantes de plataformas locales e, incluso, miembros de algunos de los partidos políticos con presencia en el Pleno gijonés se unieron a las decenas de ciudadanos anónimos para exigir una inmediata resolución pacífica al conflicto, y el fin de lo que entiende como una conducta abusiva contra los palestinos por parte de la «fascista» Israel. Sin embargo, la concentración, organizada en apenas veinticuatro horas, pronto derivó hacia otra clase de malestar: el generado por la comparación entre el pueblo ucraniano, mundialmente tachado de patriota a la vista de su resistencia contra Rusia, y el palestino, al que «se le niega su derecho a defenderse», en palabras de algunos de los convocados. Sea como sea, el evento no degeneró en enfrentamientos o incidentes de clase alguna, si bien no se descartan futuras manifestaciones análogas.
