En su primera sesión del nuevo curso político, el Pleno ha homenajeado a Roberto Martínez y a César Méndez, los dos operarios fallecidos el 5 de septiembre, después de que dos grúas se desplomasen por causas que aún se investigan
Era la gran asignatura pendiente para este martes, fecha oficial de arranque del nuevo curso político en Gijón. Y esa deuda, al fin, ha quedado saldada. Antes de tratar cualquier otro asunto recogido en el orden del día, el Pleno municipal al completo, reunido esta mañana en su primera sesión ordinaria de este ciclo recién iniciado, ha guardado un minuto de silencio para honrar a Roberto Martínez Laguno, de 49 años, y a César Méndez Pernía, de 23, los dos operarios de la empresa Montajes Astur Manzana, SL (MAM) que el pasado jueves fallecían en el muelle Moliner de El Musel, después de que dos grúas de la compañía Roxu se desplomasen mientras desmontaban una tercera. Las razones de semejante tragedia, que ha inflamado los ánimos en el ámbito sindical, todavía están siendo investigadas por la Guardia Civil, pero el Ayuntamiento gijonés no ha querido demorar más un recuerdo a ambos trabajadores cuya pérdida, se ha recordado hoy, «ha sumido a la ciudad en un profundo pesar«.
El suceso se produjo alrededor de las 11.20 horas del 5 de septiembre. Martínez y Méndez formaban parte de una cuadrilla de profesionales que, desde hacía días, se afanaban en desmantelar una de las grúas portuarias que la concesionaria Ership Alvargonzález opera en el Moliner. De repente, según afirmaron operarios de las empresas que operan en El Musel, uno de los dos camiones-grúa de Roxu perdió firme y volcó, llevándose consigo a su compañera. La reacción de los servicios de emergencia fue inmediata, pero esa premura no impidió el fatal desenlace. Al mismo tiempo, otros cuatro trabajadores resultaron heridos; dos de ellos, de gravedad. No obstante, todos se recuperan adecuadamente de sus lesiones; en el caso de los más severos, uno de ellos permanece en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), y el otro, en el Hospital de Jove.
Pocas horas después, ese mismo día, comenzaban a llegar las primeras reacciones desde la escena política. La alcaldesa de Gijón, Carmen Moriyón, se confesó «consternada», al igual que el presidente del Principado, Adrián Barbón, quien confesó que el incidente «nos parte a todos». Como ambos, la delegada del Gobierno nacional en Asturias, Adriana Lastra, compartió su «pésame a los familiares y compañeros de los fallecidos», aparte de «desear una pronta recuperación a los heridos», algo que también hizo la propia Autoridad Portuaria gijonesa. Paralelamente, el Consistorio decretó dos días completo de luto, entre la medianoche del 6 y la del 7 de septiembre. En ese lapso temporal las banderas ondearon a media asta en todos los edificios públicos administrados por el municipio, y la agenda elaborada para el día 6 fue anulada.
A esos homenajes se sumaron también los sindicatos mayoritarios, Comisiones Obreras (CCOO) y Unión General de Trabajadores (UGT), si bien, en su caso, imprimiendo a sus palabras el lógico matiz reivindicativo. Así, desde la tragedia han reiterado su petición conjunta de que se lleve a cabo una «investigación exhaustiva», y han denunciado la desatención, por parte de no pocas empresas, de todo cuanto concierne a la prevención de riesgos laborales. Esa campaña eclosionaba ayer martes en Oviedo, en la forma de la manifestación que recorrió las calles de la capital, clamando porque «no se produzca ni una muerte más en el trabajo».