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Desde los años 20 del siglo XX Gijón aúna la doble vocación de ser una ciudad fabril y playera, tal como muestra esta foto del Fondo Patricio Adúriz. En el primer plano se aprecia el oleaje en la playa de San Lorenzo con las maromas que colocaban los encargados del baño para la seguridad de los bañistas, que se agarraban a las cuerdas para evitar el arrastre de la marea.
Al fondo, se aprecian edificios claves de la ciudad como la iglesia de San Pedro, el Campo Valdés, el edificio del Ayuntamiento, sobre el que destaca la Torre del Reloj, antigua cárcel, y la Torre de Jove-Hevia, cuando aún no se había construido la Pescadería Municipal. Más al fondo se visualiza con claridad el edificio de la Fábrica de Tabacos, antiguo convento de las Agustinas Recoletas desamortizado a mediados del siglo XIX, con su chimenea humeando en el cielo gijonés.
En el Cerro de Santa Catalina, se pueden ver también los mástiles verticales utilizados para colgar las redes de los pescadores al sol, secando y recordando la vocación marítima de la ciudad.