Treinta alumnos del Penmta College de Hellevoetsluis pasan esta semana en la ciudad asturiana, y ya se han visto impresionados por el contraste con su pequeña villa de origen
Bañada por la aguas del Mar del Norte, Hellevoetsluis es una pequeña ciudad holandesa de poco menos de 40.000 habitantes. Una de esas poblaciones que bien podrían ilustrar relatos en la Centroeuropa de mediados del siglo XIX, dominada por el ladrillo visto, los tejados aguzados, las plazuelas populosas… Nada que ver, pese a los apenas veinte kilómetros que la separan de Róterdam, con la extensa, bulliciosa, cosmopolita y, sobre todo, eminentemente latina Gijón. Y, desde el pasado domingo, una treintena de estudiantes del Penmta College ‘Jacob Liesveldt’, sito en ese lugar, están teniendo la oportunidad de constatar esas diferencias. Durante los próximos días, hasta este mismo viernes, permanecen en suelo asturiano, en el marco del programa de intercambio ‘Let’s go’, sostenido con el colegio Inmaculada Concepción.
Aunque el lunes fueron recibidos en el Ayuntamiento por el concejal de Cultura, Manuel Vallina, para estos alumnos de entre catorce y quince años, que cursan el equivalente holandés a tercer curso de ESO, las emociones comenzaron el domingo, prácticamente después de tomar tierra en el Aeropuerto de Asturias. Esa misma tarde su primera parada fue el estadio de El Molinón, donde presenciaron el partido del Real Sporting contra el Alavés. Y en las siguientes jornadas encadenarán las actividades docentes, siempre en inglés, con la exploración y el descubrimiento de la ciudad; del alojamiento se encargarán otras tantas familias nativas. Toda una promesa para estos jóvenes que, en la mayoría de los casos, no han salido de Holanda, y que nunca antes habían estado en Gijón.
«Lo primero que llama la atención es lo grande y bonita que es», aseguraba el lunes Doutzen Albers, una de las integrantes de la comitiva. La suya es una sensación fruto del contraste entre ambas urbes, compartida por muchos de sus compañeros. Es el caso de Ties van der Meer, impresionado por «la variedad de edificios; los hay de distintos estilos y épocas, con mucha historia». Por su parte, para Leandro Breen resulta especialmente llamativo «lo diferente de la gente; hay muchas personas y muchas culturas distintas entre sí». En suma, un conjunto de virtudes que, a juicio de la igualmente adolescente Mila Molenaar, «nos va a dar la oportunidad de conocer un mundo nuevo: sus costumbres, sus formas de enseñar… Y su comida».
Si bien estos estudiantes están dando sus primeros pasos en territorio gijonés, el Penmta College acumula sobre sí una ya larga trayectoria de intercambios con otras ciudades de Europa. «Llevamos más de diez años coordinando visitas a ciudades de Francia, Alemania, Polonia…», recordaba Ko Kratsman, profesor del centro holandés y monitor de la expedición. Sin embargo, España en general, y Asturias y Gijón en particular, ofrecen posibilidades bien distintas. A fin de cuentas, son lugares «mucho más alejados de los Países Bajos que los demás, y mucho más diferentes. Dan una mejor oportunidad de que estos chicos conozcan las distintas realidades que les rodean: la cultura, la política, la enseñanza, las personas… Es una enorme aventura para ellos».