«La candidatura a Capital Europea de la Cultura es una oportunidad única para el desarrollo de las localidades que participan»
Entre las muchas y legítimas aspiraciones de Gijón se encuentran ser Capital Europea de la Cultura en 2031 y optar a ser la sede de la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial. Deseos que se unen al ya caído de ser Capital Europea de Turismo Inteligente en 2023 -título que ostentarán la capital de Andalucía, Sevilla, y la ciudad chipriota de Pathos- pero que volverá a ser objetivo municipal para 2024.
En todos los casos, la intención del ayuntamiento de Gijón es absolutamente defendible y merece el máximo apoyo, ya que lejos de aquellos reconocimientos honoríficos y casposos de la época innombrable vivida en este país, a lo que aspiran ahora las ciudades no es a tener una bandera, una placa o una visita real. Afortunadamente, obtener u ostentar alguna de las distinciones por las que pelea la ciudad representa un paso más en la tarea de las administraciones municipales para visibilizar a ciudades como la nuestra en un contexto europeo, en el que sin insistencia nadie sabría quiénes somos. Respondo de esta manera a quien me decía hace unos días que estos reconocimientos son “pijaes” (sic).
La candidatura a Capital Europea de la Cultura es uno de los programas con más reconocimientos de la Unión Europea y una oportunidad única para el desarrollo de las localidades que participan. Para que Gijón opte a ello en 2031 tendrá que armar en una candidatura en la que destaque el poderío cultural que ha ido acumulando y consolidando. Madrid, Salamanca, Santiago de Compostela y San Sebastián son las ciudades españolas que ya han logrado dicha distinción. Gijón quiere ser la quinta en esta lista y para ello tiene argumentos como los 40 años de la Universidad Popular una red de bibliotecas que vertebra la ciudad a través de los barrios, museos que recorren la historia de Gijón y Asturias o programas como Feten, el Festival Internacional de Cine (FICX) o la Semana Negra.
A estos valores, añadimos el respaldo del pleno de la Junta General que apoye la candidatura de Gijón como Capital Europea de la Cultura y añade a este intento que se inicie el proceso para la declaración de la Universidad Laboral como Patrimonio de la Humanidad.
Y si la capitalidad cultural sería un impulso de primer orden al trabajo realizado durante estos años, hablemos de la posibilidad de que Gijón pueda ser sede de la Agencia Española de Supervisión de Inteligencia Artificial. Desde hace años contamos en la ciudad con la Fundación Centro Tecnológico de la Información y la Comunicación (CTIC) cuyo trabajo está proporcionando a Asturias un fuerte impulso gracias al efecto tractor de proyectos que son verdaderas fuentes de inversión para el Principado. CTIC acaba de conseguir más de cinco millones de euros de financiación de la UE gracias a siete proyectos que suman un presupuesto global de cincuenta millones y que ponen de manifiesto la capacidad de impacto que tiene en estos momentos la inteligencia artificial. De hecho, la financiación obtenida para este año duplica la ratio de éxito medio existente en este tipo de proyectos internacionales y supone un posicionamiento muy relevante en grandes proyectos de investigación a nivel europeo. Dicho esto, queda clara la importancia y el interés de que Gijón pueda convertirse en la sede de esta Agencia creada a finales del pasado año. Para ello se enfrenta duras candidatas como la de Galicia y Granada.
Así pues, apelando a mi interlocutor, “pijaes, cero”, porque aspirar a representar reconocimientos o albergar sedes como las citadas son pasos muy importantes para ciudades como Gijón que buscan consolidar su futuro con pies en la realidad, aunque sea la del metaverso.