“Asturias, verde de monte” entonaba Víctor Manuel en un himno repetido y coreado hasta la extenuación. Ese verde tan nuestro se ejemplifica en la práctica de un deporte que, sin ese firme, no se entendería como tal. Gijón, al igual que en otros muchos aspectos, también es un paraíso para los amantes del golf, que encuentran en La Llorea y en El Tragamón un oasis en el que dar rienda suelta a su pasión por los palos y hoyos. Unos parajes de los que sentirse orgulloso, siendo la nuestra una de las pocas ciudades que cuenta con campos de modalidad larga y corta de alta calidad. El campo del Tragamón, sin ir más lejos, apunta a ser “uno de los mejores de España de 9 hoyos”, en palabras de José Ramón Tuero, concejal de Deportes del Ayuntamiento de Gijón, tras anunciar que el campo del Tragamón pasará a estar gestionado deportivamente por el consistorio.
La calidad de los recintos gijoneses es algo de lo que puede dar buena cuenta Arantxa Argüelles. La golfista gijonesa aprovecha la dualidad que ofrece la ciudad para la práctica del golf: el recorrido largo de La Llorea y el trayecto más corto del Tragamón, algo de lo que no muchas ciudades españolas disponen. “Además, los campos de Gijón están muy bien valorados a nivel nacional, sobre todo la Llorea. Por eso, se celebró aquí el Campeonato de España femenino hace años”, explica. Y es que no solo es que tengamos buenos campos. Es que también tenemos grandes jugadores que, desde las escuelas formativas, vienen golpeando fuerte. “En Gijón, tenemos nombres como Elena Arias o María Sierra que están marcando el camino a nivel nacional”, cuenta.
Elitismo que no se adapta a la realidad
A pesar de ser un campo municipal, es necesario ser miembro de un club para poder jugar, tanto en La Llorea como en el Tragamón. Algo que tiene una simple explicación. “Es necesario disponer de la licencia para jugar por simple seguridad. La gente debe saber moverse por los campos, ya que podría resultar peligroso”, cuenta la golfista. Este requisito para jugar es una de las bases sobre la que se fomenta la creencia de que el golf es un deporte elitista. Una creencia que, para Arantxa, es totalmente arcaica. “Es una idea de los años 70. Cualquier persona, por 40 euros al mes, puede federarse y empezar a jugar. Hay pocos gimnasios en Gijón por ese precio”, razona la gijonesa, que también cree que “hay mucho populismo ignorante en cuanto al golf”.
Romper ese prejuicio sería el primer paso para acercar el golf a los gijoneses. Así lo explica Arantxa Argüelles, que también pide más colaboración por parte del Ayuntamiento para atraer a más jugadores a los campos gijoneses. “Es importante que el Ayuntamiento publicite el mundo del golf. Hay cursos muy baratos, pero no se ofertan en ningún lado y la gente no se entera. Rompiendo la falsa creencia de que es un deporte elitista, se conseguiría un bien para todos”, añade.
«Gijón no explota el turismo del golf»
Con respecto a la promoción, Arantxa también cree que, de puertas para fuera, Gijón está dejando escapar una oportunidad de atraer visitantes a la ciudad. El turismo que gira en torno al mundo del golf es una vía de ingresos a la que regiones como Cantabria y, sobre todo, Galicia se han agarrado. No es el caso de Asturias. “Es un turismo que deja dinero, pero aquí no se publicita. Por ejemplo, en Galicia mueven este tipo de viajes y siempre están muy solicitados”, cuenta la jugadora, usuaria también de los campos gallegos. “En Galicia, ofertan el hotel con la entrada al campo. La gente aprovecha y pasa el fin de semana en las ciudades con los ingresos que eso supone, algo que aquí no se fomenta”, lamenta.
Mientras tanto, los jugadores gijoneses seguirán disfrutando de su paraíso particular. Las reformas que se llevarán a cabo en el Tragamón en la época invernal revertirán en un beneficio para los jugadores, aunque todavía quedan detalles por pulir. “Por ejemplo, echamos en falta la cafetería del Tragamón. Tenía mucho movimiento, a ver si sale la concesión y alguien se anima a cogerlo”, dice Arantxa, que también mira con optimismo al futuro que aguarda tras las obras de este invierno. “Materia prima hay para convertir el campo del Tragamón en uno de los mejores de España, hay que reconocer que en Gijón somos unos privilegiados”. En este aspecto y en otros tantos. Acercar nuestro paraíso a golfistas de toda España sería un repunte para un deporte que también persigue otro objetivo: romper una pesada barrera de cristal con el nombre de elitismo. De momento, para embocar esa bola, todavía serán necesarios muchos más golpes.
Borja Fernández es colaborador en miGijón y periodista en Radio Marca Asturias