ENTREVISTA CON GUSTAVO ALONSO, CANDIDATO A PRESIDIR UNIPES
«No hay ningún problema con la nueva directiva y el reparto de entradas»
«Siempre ha habido cierta condescendencia alrededor de la gestión de la familia Fernández; el cambio en la propiedad es positivo»
Gustavo Alonso es miembro de la peña Sentimiento Rojiblanco y está llamado a ser la nueva cabeza visible de UNIPES, colectivo del que forman parte 40 peñas y más de mil sportinguistas. La candidatura de este gijonés, socio del Sporting desde hace casi cuatro décadas, es la única en liza. Presentará su candidatura en los próximos días, después de terminar de formar su equipo. Si no hay sorpresas, el 12 de abril será proclamado presidente de una entidad que sirve como representación del aficionado. Él, como uno de ellos, lo tiene claro: «Queremos hacer del Sporting un referente a nivel social».
¿Cómo va la formación del equipo de trabajo? ¿Está encaminado?
Está bastante perfilado. Queda apuntalar o matizar algunas cuestiones, pero está a punto.
¿Qué puede aportar a UNIPES?
Hay que tener en cuenta que el relevo no se hace por desgaste, ni por cansancio de la actual directiva. De acuerdo con los estatutos, los mandatarios no pueden seguir. Hay que proceder a una renovación y surgió la idea de que yo pudiera encabezarla. Lo hago con mucha ilusión y ánimo de continuar la labor ejercida hasta ahora y de seguir impulsando una relación con el club que contribuya a que siga creciendo en todos los aspectos.
Habla de un perfil continuista con respecto a la anterior cúpula…
Va a haber una nueva dirección que puede tomar decisiones distintas, pero que no es rupturista. Queremos continuar la labor realizada con las miras puestas en avanzar. La nueva propiedad llega con otra mentalidad y diferentes planteamientos y nosotros, en esa línea, queremos convertir al Sporting en un referente no solo deportivo, sino también a nivel social.
¿Tiene alguna forma pensada para que así sea?
Queremos crear una fórmula de participación más transversal, en la línea en la que el Grupo Orlegi quiere ir, y que pretende un Sporting que trascienda y se convierta en una parte activa de la sociedad.
¿Cómo ve al equipo actualmente?
No hay más que ver la clasificación. La situación no es la deseada, aunque tengo confianza en que se pueda revertir. Este año, el objetivo no puede ser otro que la permanencia, pero con las miras puestas en que pronto se pueda lograr el ascenso.
¿Le gusta el entrenador?
No está dando con la tecla, pero hay que darle tiempo. Los resultados dictarán sentencia.
¿Cree que el club ha mejorado tras la venta a Orlegi?
Pienso que sí. Llevábamos 30 años dirigidos por la familia Fernández, que en su día hizo su aportación… pero era un proyecto totalmente agotado. Fueron tres décadas de condescendencia alrededor de ellos y ahora, que es pronto para evaluar la actuación del grupo Orlegi, se le está juzgando de manera precipitada. Orlegi Sports no lleva aquí ni tan siquiera un año. Sus ideas son interesantes y hay que ver cómo prosperan.
Se refiere a la gestión negativa de la familia Fernández. Sin embargo, UNIPES pocas veces se distinguió por levantar la voz contra ella…
En muchos sentidos, la gestión de los Fernández fue acallada por ciertos sectores más «tradicionales», que se escudaban en aquello de que «Pepín puso les perres». Fue apoyada, además, porque era gente de Gijón, pero los hechos están ahí. En UNIPES se trataba con la directiva que había sin que mediase condescendencia. El cambio es positivo. No se puede esconder que la realidad deportiva actual es delicada, pero se puede enderezar el rumbo.
¿Cómo valora el trato a las peñas tras el cambio de propiedad?
La nueva propiedad acaba de llegar y está reestructurando el club en todos los aspectos: Mareo, El Molinón, el Mundial… En cuanto a las peñas, todavía se está perfilando cómo puede quedar todo.
Aun así, en el reparto de entradas, ya se han tomado algunas decisiones.
Con las entradas, ahora mismo, no hay ningún problema.
¿Teme que se pierda la identidad?
No. Creo que el hecho de que el capital sea extranjero no está reñido con mantener la identidad que tiene el Real Sporting, que no solo es parte de Gijón y de Asturias. El Grupo Orlegi es consciente de ello y puede hacer compatibles esas dos realidades.
¿Qué espera de la directiva en lo sucesivo?
El objetivo de la nueva propiedad es el ascenso, al menos a medio plazo. Es lo que queremos todos.
¿Qué opinión tiene acerca del proyecto del Mundial?
Si el Mundial se celebra en nuestro país, me parece muy interesante. Tanto para España, como para Asturias, como para Gijón.
¿Y la reforma del Molinón? ¿No le parece desproporcionada?
El Molinón ya fue un estadio al que acudían 40.000 personas cuando el fútbol no se veía sentado. Además, la idea es estar en Primera División. Creo que el tamaño sería una ventaja. No obstante, está por ver qué pasa. No es más que otro proyecto que todavía está por definir.
En un contexto en el que se camina hacia las gradas de animación, ¿cree que los grupos ultra tienen demasiada influencia en los clubes, en particular en el caso del Sporting?
No. De hecho, sucede al revés: están perdiendo capacidad de influencia. Creo que en caso del Sporting, ahora mismo no es algo relevante. No son un problema para el club.
El Molinón está en horas bajas… ¿Cómo volvería a hacer de él un campo que ganase partidos?
Recuerdo ir al Molinón, cuando el Sporting iba camino de pasar diez años seguidos en Segunda, y estar encantado con el ambiente. Es verdad que el aficionado de antes iba de otra manera al campo. Ahora, parece que fuera al cine o al teatro. El fútbol perdió esencia. Al Sporting hay que darle un impulso más grande a nivel social, una dimensión mayor.