Las asociaciones de dueños de mascotas, indignadas, exigen un nuevo reglamento y campañas que adviertan de las sanciones, y alertan: «Los ánimos están encendidos; como pillen a alguien, puede que el asunto no quede en palabras»
San Lorenzo ha vuelto a convertirse en el paraíso canino que tanto los propios perros como sus dueños llevaban añorando todo el verano. Desde el pasado 1 de octubre, cada mañana cientos de personas bajan a la céntrica playa con sus mascotas, decididas a disfrutar de la combinación de arena, mar, amplio espacio y aire libre que ofrece. Pero toda moneda tiene una cara más oscura, y en paralelo a ese regreso han vuelto los hallazgos de comida ‘aderezada’ expresamente para hacer daño a los canes. Desde ayer las redes sociales arden tras el hallazgo, a la altura de la ‘escalerona’, de un trozo de comida (identificado como plátano en un primer momento, aunque consultas posteriores no coinciden en si trataba de tal fruto, o de un pedazo de tocino) cubierto de alfileres y puntas, dejado allí ex profeso para herir e, incluso, matar al infortunado que lo comiese. Nada nuevo en el horizonte, cierto es, pero sí suficiente para desatar la indignación colectiva, y exigir al Ayuntamiento más medidas de prevención y, sobre todo, una actualización del reglamento municipal que debería regir la lucha contra tales prácticas.
Por lo que respecta al alimento en cuestión, fue alrededor de las once de la mañana de este martes cuando un transeúnte lo encontró en el Muro, a escasos metros de la principal escalera de acceso al arenal. Entre aquellos desconocedores del mundo canino la posibilidad de que fuese un plátano causo sorpresa, dada la naturaleza carnívora de los perros, aunque, de haberse tratado de dicho fruto, podría haber una razón perversa en ello. «Hay que tener en cuenta que la dieta de esos animales es baja en azúcares, porque son diabéticos de nacimiento; por eso, para ellos algo dulce es una chuchería a la que les es difícil resistirse«, aclara Yenia Sánchez, portavoz de la plataforma ‘Cuatro Patas Libres’. Según fuentes consultadas por miGijón, el alimentofue entregado a los socorristas de San Lorenzo, no sin antes ser fotografiado y compartido profusamente en las redes, a modo de aviso y denuncia a partes iguales. Las reacciones no se hicieron esperar… Y el enfado generalizado, también.
«La gente está muy molesta; llevamos seis meses respetando la temporada de baño, esperando para poder bajar a la playa, y, ahora, volvemos a toparnos con esto«, se lamenta Sánchez. Porque, desgraciadamente, esta cuestión no es nueva; el pasado mayo, a las puertas del verano, fueron localizados en el parque Isabel la Católica pedazos de lomo ‘aderezados’ de la misma manera. Un hecho que, como de ayer, en ‘Cuatro Patas Libres’ entienden como «un ataque directo. No es porque un perro mordió a alguien, o saltó una valla, o tiró a una persona. Lo que se pretende es matarlos«. Tal es el malestar entre los dueños de canes, que al natural miedo de Sánchez y los suyos a los daños que sus mascotas puedan sufrir se ha añadido un segundo: que, en caso de que alguno de los autores sea sorprendido in fraganti, la reacción sea descontrolada. «En esta gran familia que somos los propietarios hay de todo, y algunos están tan encendidos que, si pillan a alguien, el asunto no se quedará en palabras; podría llegar a haber una trifulca importante«.
Esa posibilidad inquieta a Sánchez, temerosa de que, si se llega a tales extremos, las consecuencias «salpiquen todo lo que estamos logrando desde los colectivos animalistas». De ahí que insista, como ya lo hiciese tras los acontecimientos del parque Isabel la Católica, a que el Ayuntamiento tome medidas disuasorias. «Entendemos que no se puede tener a policías permanentemente controlando esto, pero tampoco es justo que quienes lo hagan se vayan de rositas; estamos seguros de que, simplemente conque hubiese alguna campaña informativa advirtiendo de la existencia de sanciones ejemplarizantes, bajaría mucho, porque desanimaría a quienes ponen esos alimentos», teoriza la portavoz de ‘Cuatro Patas Libres’. Claro, que, para ello, un primer paso indispensable sería adecuar el reglamento municipal a la situación actual. Y esa asignatura todavía está pendiente.
«El asunto es que las pautas que rigen en Gijón datan de 2011, y se han quedado desfasadas; para empezar, porque no incluyen casos de envenenamiento, o de uso de comida con objetos punzantes», detalla Carlos Fueyo, fundador del grupo ‘Animalinos de Xixón’. En sus archivos figura el intento que, en tiempos de la anterior Corporación, hizo la socialista Carmen Saras, quien llegaría a ser presidenta de la Empresa Municipal de Servicios de Medio Ambiente Urbano (EMULSA), por actualizar el reglamento. «Llegó a escribir un borrador de veintitrés páginas, pero quedó en nada, y así seguimos», censura Fueyo. Un tema sangrante si se tiene en consideración que, en otras ciudades, «cuentan con protocolos específicos para esos casos: acciones concretas por parte de la Policía Local, coordinación con el Servicio de Protección de la Naturaleza de la Guardia Civil (SEPRONA)… Que es verdad que puede que no sirvan para coger a los autores, pero sí para que se sientan acorralados, y disuadirlos«.
A ese respecto, para el responsable de ‘Animalinos de Xixón’ es sintomático de las carencias de la ciudad el que el alimento hallado ayer fuese colocado en una zona, la ‘escalerona’, «muy vigilada, en la que hay cámaras de seguridad», prueba del sentimiento de impunidad que domina a quienes optan por manifestar su rechazo a los canes de esta manera. En consecuencia, y a falta de que se revisen los protocolos, el llamamiento de Fueyo es categórico: presión colectiva. «No sirve de nada limitarse a sacar fotos y subirlas a Facebook o a Instagram», sentencia. «Lo que hay que hacer es coger el alimento, plantarse ante la Policía Local y presentar una denuncia con nombres, apellidos y DNI. Si cada persona que encuentra esa comida con alfileres, o envenenada, hiciese lo mismo, la fuerza para cambiar las cosas sería mayor. Eso es mucho más efectivo que la barbaridad de andar dando palos a los autores si se les pilla«.
Me parece lamentable todo esto, los perros no tienen la culpa.
Por otro lado estaría bien que los dueños de los perros también respetaran la normativa ya que es habitual ver a perros paseando mucho mas allá de la escalera 8 que es el limite que tienen establecido. El otro día sin ir mas lejos en la Escalera 11.
Con esto no estoy justificando estas agresiones
TODOS deben respetar.