«Bueno, ahí estaba Morala, como un apóstol del Greco, y alguno más lo suficientemente listo como para impedir que les cayera una somanta de palos por gilipollas«
No es que fueran muchos, ni tampoco pocos. Y no es por ponerme nostálgico que eso nunca conduce a nada. Pero lo que yo te diga. Aquí en Gijón las manis son muy pro, con todo controlado, tía. Una buena foto te salva el tipo. Yo fui con mi palestino, que tenía polvo desde la última vez que salimos a defender la causa árabe. Fuimos bien juntos, o sea, lo justo, ya tú sabes, pancarta en mano, alguna bandera roja, alguna tricolor, y todos con la mascarilla puesta, que ya era tendencia antes de la cuarentena. Así que nos vimos en la Plaza del Parchís, juntando a los colegas, de cuatro en cuatro, por siaca, convivientes a parte, y después unas birras. Antes tiramos por San Bernardo y luego nos piramos. Esta vez no hubo birras, o sí, que las terrazas estaban petadas y a los ocho, ya sabes, chapan. Nos fuimos a casa de uno, que nos dio la turra con la libertad de expresión. Menudo brasas. Eso sí, rularon algunos petas, comentamos lo de esos tres fachas. Menos mal que estaba por ahí Morala. Y de ligar nada. Cualquier día me revienta el Tinder. Qué mal.
Total que el martes salió un batallón a defender la libertad de expresión, a Hasél, que lleva enchironado unos días. Algunos habían estado en las congregaciones de Hostelería Con Conciencia, que no les da el día para tanta reivindicación, y otros venían con los de Amnistía. ¿Qué amnistía? Ni puta idea. Una de ellas. Está la ciudad ciclotímica, tía. Tan pronto se queda uno encerrado en casa que sale a gritar lo que haga falta. Cómo se echa de menos la vida prepandémica. Con lo que ha sido una.
«Escucha lo que te digo. El facherío está de capa caída«
Lo de Hasél, que quieres que te diga. No lo veo del todo claro. Trae a la izquierda de cabeza, que si tiene que estar en el trullo, que si este país es facha, que si vivimos una anomalía democrática y el gobierno de Sánchez se va a la mierda. O sea, tía, fatal. Mucho se habla de Hasél, que si le dio una hostia a un fotógrafo de TV3, que si venía arrastrando sentencias encadenadas, como un fantasma, una detrás de otra, que si rapea como el culo y así en este plan. Joder, como rapero no vale una mierda, que quieres que te diga, pero menuda vida, lo dice hasta Salmón. Su padre dejó un pufo de 10 millones al Lleida. Eso lo dicen todos. Yo de fútbol no controlo, pero tía, no sé, lo mismo está encarcelado porque ya no había otra.
Escucha lo que te digo. El facherío está de capa caída. Se presentaron tres tipos, nada de cabezas rapadas, ni cruces gamadas, ni aguiluchos ni tachulas ni banderas ni vivaespañas. O sea, fatal. Qué mierda. Venían a provocar pero daban risa o pena, o las dos cosas, vaya. Bueno, ahí estaba Morala, como un apóstol del Greco, y alguno más lo suficientemente listo como para impedir que les cayera una somanta de palos por gilipollas. Yo lo que te digo es que me arreglaron la tarde, que ya no sabe uno lo que inventarse para salir de casa. El jueves nos vemos a las 20.30 en lo de Tono y Tejerina, ya sabes, en la iglesia. Lo mismo aprovecho y me confieso. Hay que apoyar la hostelería. A ver si después nos invitan a una birra. Bueno tía, te dejo. Te mando si eso un wash esta noche. Hablamos, guapa. Hasta mañana y descansa.