II PARTE DE LA ENTREVISTA CON EL PILOTO JAVI VILLA
“Vivo en un pueblo de 100 habitantes porque me gusta la tranquilidad, puedes disfrutar más de ti mismo y de los tuyos. Interpreto la vida de esa manera”
“La bajada del precio de la gasolina es un parche rápido para un sector en el que intentas sacar el negocio adelante para que no nos repercuta a los trabajadores”
¿La pandemia le ha pasado factura?
No. En lo profesional trabajamos en el circuito de karting. Obviamente fueron dos años duros, dos inviernos muy largos y los veranos se pudieron defender. ¿Fueron años como los anteriores? No. ¿Podemos quejarnos viendo lo que sufrió otra parte de España, del mundo y demás? Tampoco. Gracias a Dios se pudo sacar adelante, a la gente que estaba con nosotros le pudimos echar una mano para que nadie se viera afectado y pudieran tener la misma continuidad como si nada hubiera pasado. Por la parte laboral no podemos quejarnos y por la parte personal, para nada. Mi novia y yo vivíamos en un pueblo, salías tranquilamente, te movías, lo que hablábamos antes de las ‘ventajas’ de Asturias… Por suerte, nadie de nuestro entorno sufrió por el coronavirus grandes problemas, con lo cual, hay que tocar madera y esa parte la libramos. No puedo quejarme: en lo personal, nada y en lo profesional cosas muy pequeñas.
¿Es de ese tipo de personas que ven la vida con otra óptica?
No, lo tenía claro. Me vine a vivir a un pueblo de 100 habitantes antes de que pasara todo esto. Me gusta esa tranquilidad, esa calma que te da, la intimidad, el poder disfrutar de ti, de los tuyos, la playa, poder dar un paseo del monte… Interpretaba la vida de esa manera y sigo creyendo lo mismo, lo que pensaba no me lo cambio la desgracia que vino.
Javi Villa también tiene una faceta que, igual muchos no conocen: empresario que gestiona una gasolinera en Ribadesella. ¿Ya está todo más tranquilo?
Es un poco diferente al karting que es propiedad de la familia. Esto es un trabajo externo, como cuando estuve por Madrid. Al final con los años vas haciendo contactos, vas buscándote la vida y ahí estamos. Está todo un poco difícil ahora mismo, la verdad. La información ya está, pero llevamos meramente 20 días. No se sabe muy bien qué va a pasar a final de mes, el mes que viene, cuando llegue el 1 de julio ¿vamos a volver a 1,90? Desde fuera, de momento, se ve como un parche rápido para un sector donde todos los propietarios de estaciones tienen que estar soportando cantidades muy importantes y rezas para intentar sacar el negocio adelante y que a los que trabajamos ahí no nos repercuta.
¿Ha notado el impacto del precio del carburante en su deporte?
No. Al final la cantidad de litros que se mueven son muy pequeños respecto a un presupuesto. El litro de gasolina lo podemos tener a seis euros, pero la cantidad que gastas en un fin de semana son 30 o 40 litros. Para el presupuesto que tiene que mover el equipo y para el rendimiento que te puede dar no es algo que influye. No es lo mismo que cuando hablas de la economía familiar, un negocio o de transportes donde el porcentaje de la gasolina es la gran parte de los gastos que tiene la empresa. Ahí las cosas cambian.
“La escuela de educación vial la creó mi padre para aportar un granito de arena a la sociedad. Mientras se pueda, seguiremos haciéndola por mover a los niños”
¿Tiene la sensación de que los políticos deberían escuchar más a los sectores afectados antes de tomar medidas?
Pienso que sí, se debería escuchar mucho más, solo que a veces las decisiones están bastante influenciadas por la parte política. No siempre todo el mundo interpreta de la misma manera las decisiones y muchas veces están más ligadas a cuestiones políticas y publicitarias que a los propios sectores. A veces cuesta entender que si la empresa cae, por mucho que quieran ayudar, los que trabajamos en ella caemos. En la estación de servicio somos seis personas trabajando. Tengo unos compañeros estupendos y todos entendemos el puesto en el que estamos de la misma forma. Si somos capaces de mantener la estación y que esto funcione, seguimos teniendo nuestro trabajo de continuo. Si la empresa no puede mantenerse y cierra mañana, nosotros nos quedamos sin él. En ocasiones cuesta ver a quién hay que echar una mano para que todo funcione. Supongo que cada uno lo verá a su manera, como la pandemia.
¿Cómo hace para compaginarlo todo?
Si le preguntas a mi novia un poco peor, pero por mi parte bien (risas). Todo el tiempo que le dedico a los coches lo hago porque es lo que me apasiona y no me duele. El jueves llegué de Madrid porque estuve dos días intentando preparar y analizar los datos de Francia para hacer una suspensión nueva y lo hago con gusto. ¿Qué pasa cuando llegas de ese viaje? Que te quedan dos días de todo lo que tienes amontonado y el trabajo que tienes atrasado hay que sacarlo adelante. Lo haces por algo que te gusta y no me cuesta nada, encantado de la vida. Es verdad que el karting es distinto porque es algo familiar. Tengo unos chavales trabajando conmigo geniales y que tiran del carro. En el resto de trabajos que tuve, por ejemplo Madrid, saben tu condición cuando empiezas. Mi movimiento dentro de la empresa es completamente flexible, siempre y cuando siga aportando resultados. Es algo que siempre valoro, no las horas de trabajo sino el resultado y el desarrollo que hacemos. Todo aquel que tiene que gestionar, si el trabajo está hecho en cinco horas mejor que siete. Sí es verdad que tengo esas facilidades y voy cumpliendo porque siempre me mantengo así que o me consienten o algo desarrollo bien (risas).
También da clases de educación vial. ¿Se encuentra con mucho desconocimiento de lo que es el volante?
Nuestra educación vial es diferente. La escuela se montó en 2007-2008. Cuando estaba en GP2 parte de mis patrocinios se destinaron a la escuela. Ahí estuvo Mapfre durante muchos años, Feve… La escuela estaba subvencionada y se movía a 3.000 alumnos todos los años. Desde el día que abrimos, el Consorcio de Transportes apoyó con los autobuses y traemos a todos los niños de 5º y 6º de Primaria de los colegios públicos de Asturias hasta cubrir las 3.000 plazas. Es un poco más un juego, el kart es un premio para ellos. Los llevas como viajeros que están todo el día con sus padres o en el bus, como conductores que son en bicicleta ya que hay colegios en la zona rural, en Oviedo, en Gijón… A cada uno intentas llevarle un poco por su camino y darle esa atención, gastar alguna broma… Entiendo que para los profesores en el colegio es mucho más difícil sentar a un crío de diez años y meterle una charla de una hora porque te quiere matar y para nosotros, sabiendo que luego van al kart, tienen sus puntos ya es otra cosa. Estos últimos años ya no hay patrocinios, el Consorcio de Transportes sigue con nosotros y simplemente está para cubrir el gasto y no abandonar algo que creó mi padre desde el karting con toda la ilusión para aportar un granito de arena a la sociedad. Mientras se pueda, seguiremos haciéndola por mover a los niños.
Supongo que para un niño pequeño ver a un piloto será sinónimo de velocidad…
Si les dejas preguntar hay tres típicas: a cuánto te pusiste con el coche, cuántos golpes tuviste y cuál fue tu accidente más grande. Les cuentas lo que ellos quieren escuchar y luego se lo trasladas, ¿no? El ejemplo que ellos entienden fácil es con el fútbol. Practicáis el deporte en el patio. ¿Salís a jugar en mitad de la carretera a fútbol? No. Para nosotros es lo mismo. Tenemos circuitos de karts, de coches y ahí practicamos ese deporte. La carretera, al igual que la usan el papá, la mamá o el abuelo para moverse, nosotros también. Lo intentas vincular al ejemplo ridículo de no ponerte con el balón y dos porterías en medio la carretera porque te atropella un coche si no que vas a jugar a la pista del colegio. Nuestras pistas están otros sitios, pero es lo mismo.
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