La intención del Gobierno de proteger la especie revive un conflicto tan antiguo como la civilización: la coexistencia entre lobos y ganaderías
“Los lobos podrán colonizar territorios en los que ahora no tiene presencia, acabaremos teniendo a los lobos a las puertas de Oviedo y de Gijón”. Esta afirmación, realizada hace unos días por el diputado regional del PP, Javier Brea, a cuenta de la polémica -esta vez nacional- por la gestión del lobo, puede sonar un tanto apocalíptica. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Los lobos no solo podrían llegar a las puertas de Gijón, sino que ya lo han hecho.
Basta revisar el estudio elaborado por el Centro de Cooperación y Desarrollo Territorial de Asturias (Cecodet), adscrito a la Universidad de Oviedo, en el que se analiza la evolución de los ataques del lobo al ganado en distintas parroquias asturianas entre los años 1997 y 2016. Por aquel entonces -no hay información oficial posterior a esta fecha- ya se habían registrado ataques de lobo en las parroquias de Caldones y Fresno, efectivamente, a las puertas de Gijón.
Los autores del estudio advertían de la singularidad: “Desde el punto de vista territorial, los daños no se circunscriben a las áreas montañosas de la divisoria de aguas cantábrica, donde la especie ha estado siempre presente, sino que, a lo largo del periodo estudiado, han ido involucrando a numerosos concejos y parroquias del norte de la región, alcanzando ámbitos costeros y, en ocasiones, entornos altamente humanizados”.
En concreto, en el periodo que analiza el estudio se documentaron ataques del lobo a un caballo en Caldones en el año 2007, otro ataque a una oveja en Ruedes en el año 2010 y ataques a vacas y caballos en la parroquia de Fresno en los años 2014 y 2016.
La (nueva) polémica del lobo
¿Qué está pasando con los lobos, por qué se habla tanto últimamente de esta especie en los medios de comunicación? La responsable es una nueva orden que tramita el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico que apuesta por la protección total del lobo al norte del río Duero. Las comunidades del Norte, entre ellas Asturias, han hecho frente común contra la normativa y reclaman una nueva reunión con el Ministerio para abordar el asunto. Entre tanto, el Principado, en plena campaña “lo que pasa en el Norte, se decide en el Norte”, ya ha remitido a Madrid tres alegaciones a la norma, que se encuentra en fase de consulta previa.
En Asturias, todos los grupos políticos a excepción de Podemos rechazan la inclusión del lobo en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE). “Vamos a defender nuestro plan de gestión del lobo allí donde sea”, ha dicho el presidente del Principado, Adrián Barbón, en defensa de la ganadería asturiana. Unas palabras que no parece que hayan servido para tranquilizar a un sector soliviantado contra la pretensión de incluir el lobo ibérico en la lista de especies protegidas. La bronca volvió estos días al Congreso de los Diputados con una propuesta de Foro Asturias firmada posteriormente por el PP y Vox, que además de instar al gobierno a no incluir al lobo en el LESPRE, pedía que se pudiese cazar al sur del Duero. La propuesta no encontró más apoyos parlamentarios que los de UPN.
Un problema tan viejo como el hombre
“Hay que mandarle lobos a quienes votaron protegerlo”, claman los ganaderos asturianos, cansados de criar a su ganado y ver cómo muere en las fauces del cánido. Se preparan para llevar a cabo todas las acciones tanto legales como de presión que estén a su alcance para tratar de frenar la orden. En el lado contrario, entre los defensores de la protección del lobo, se encuentran los sectores ecologistas. Cincuenta colectivos han firmado un manifiesto en defensa del lobo, al entender que la protección de la especie no es un problema, sino una oportunidad. A la vez, asumen que la responsabilidad no puede recaer en exclusiva sobre el ganadero. En este sentido, Ecologistas en Acción propone a las administraciones una serie de medidas para facilitar la coexistencia de la ganadería extensiva y el lobo.
El conflicto social originado en torno al lobo no es algo nuevo. Si bien en Europa ya no existen especies depredadoras que amenacen la vida del hombre, la polémica sobre el lobo reside en el hecho de que afecta a la actividad económica. Ancestro de los perros domésticos, el lobo ha logrado resistir el avance de la civilización sin extinguirse, refugiado en las zonas más inhóspitas. En España, según los últimos datos oficiales (un poco lejanos, de 2014) quedarían alrededor de 300 manadas. De ellas, 34 manadas de lobos estarían en Asturias, aunque los datos propios del Principado, de 2018, elevan esta cifra a entre 40 y 45 manadas, 31 de ellas reproductoras. Cada manada se compone de entre 2 y 15 ejemplares, por lo que el número total de lobos en Asturias se desconoce. Podrían ser 80 o podrían ser 600.
La gestión del lobo en Asturias
Entre los dos extremos, el conservadurismo a ultranza y el rechazo total a la especie, Asturias creía haber encontrado el equilibrio en un plan de gestión del lobo que ahora intenta mantener, en contra de la norma de un gobierno de su mismo signo político.
La caza del lobo no está permitida en Asturias, salvo para realizar controles de población. Desde que se aprobó esta normativa, en el año 2002, mueren en Asturias alrededor de 24 lobos al año. No todos resultan cazados en los controles del Principado, la cifra también incluye otras causas de mortalidad, como envenenamientos o accidentes.
Asturias defiende que desde que se aplica el plan de gestión mejora la conservación de la especie a la vez que se reducen los daños al ganado. En 2018 se contabilizaron 3.317 ataques de lobo, son los datos más bajos desde 2012, cuando se empezaron a contabilizar. Las indemnizaciones ascendieron ese mismo año a 889.549 euros.
Mientras los ganaderos se quejan de que la burocracia hace que las indemnizaciones llegan “tarde y mal”, algunas voces como FAPAS han denunciado fraudes y simulación de ataques. Aún existen causas judiciales pendientes al respecto, mientras que la más mediática de todas, la operación Sköll iniciada por la Guardia Civil en el año 2016, terminó archivada en un juzgado de Cangas del Narcea.
El final de la historia del lobo está aún por escribir. Será siempre malo si solo escuchamos a Caperucita, pero la realidad es que se comió a las siete cabritillas.
Menos lobos, dejando claro que el apoyo al ganadero debe ser rápido y efectivo para paliar los daños que pueda causarle el lobo, hay que exigir también la persecución del fraude y el fin de la impunidad, es un hecho que no se reconocen algunas veces los daños y otro hecho es que son ganaderos cazadores los que están tras la Matanza y descuartizamiento de lobos y otras especies de la fauna Asturiana, así como de un significativo número de incendios forestales, me sorprende que la dimensión del fraude por falsos ataques se mencione sin especificar los escandalosos casos de intimidación y amenazas a guardas así como los casos de connivencia entre guardas y ganaderos Para estafar a la administración pública, no es algo puntual.
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