El gijonés Héctor Morán lo tuvo claro desde guaje, lo suyo eran los acuarios. Por eso, tras acabar el instituto optó por la carrera de Oceanografía y tuvo la suerte de poder trabajar en grandes acuarios españoles, primero el Acuario de Loro Parque en Tenerife y más tarde en el Zoo Aquarium de Madrid.
Hoy, de vuelta a la ciudad que le vio crecer, desarrolla su labor en el Bioparc Acuario de Gijón y, como buena alma inquieta, acaba de montar su propio proyecto, con el que soñaba cuando era pequeño, Jelly Farmer. Cuando lo cuenta alguno todavía se extraña, y es que su negocio es aún poco conocido en nuestro país: Jelly Farmer basa su actividad en la cría y venta de medusas.
“Vendemos la medusa junto al acuario y todo lo necesario para su mantenimiento. En principio estamos enfocados a particulares, aunque la idea es poder invertir en investigación y sacar todas las propiedades cosméticas y farmacéuticas de estos animales”.
Algunas empresas europeas, no muchas, han apostado como él en la cría y venta de estas grandes desconocidas. Además del precio, una de sus grandes bazas diferenciadoras es la sostenibilidad, “la acuariofilia marina es un hobby no sostenible, el 95% de los organismos que se comercializan se extraen del medio, lo que acrecienta su degradación. Nuestra intención es vender solo organismos en cautividad, bajo condiciones controladas, apostando por el bienestar animal y la economía verde. Desde los botes donde los enviamos hasta el tratamiento de las aguas residuales que se producen, todo lo hacemos desde un punto de vista sostenible”.
Para comenzar esta aventura, la que lleva pensando toda su vida, apostó por su ciudad, y por eso no deja de agradecer la ayuda brindada por Gijón Impulsa a través de la líneas de aceleración de proyectos innovadores y del programa Impulsa MBA.
Hasta hace poco, estos animales estaban restringidos a grandes acuarios o ambientes muy elitistas, por eso Héctor quiere acercarlos a todo el mundo: “hemos diseñado acuarios e instrucciones muy sencillas y a un precio muy ajustado para que cualquiera que esté interesado pueda tener una medusa en su casa”. Y es que, como nos cuenta y desmontando falsos tópicos, para tener una medusa no necesitamos espacios muy amplios ni una gran inversión económica, solo curiosidad y ganas de aprender.
Comentarios 1