«Aunque existe la creencia de que hay que plantar las hortensias a la sombra, no es del todo cierto»
Comenzamos esta serie de artículos sobre las plantas de jardín o terraza, hablando de las hortensias. Desde que comienza la floración en primavera, y durante todo el verano y parte del otoño, pocas personas son indiferentes a su encanto.
El tamaño, la abundante floración y el colorido de las flores, desde el azul más intenso hasta el rosa, pasando por los tonos burdeos, fuchsia, rojos, blancos… llaman la atención poderosamente año tras año de cuantos visitan nuestras costas. Aparentemente crecen sin esfuerzo y con pocos cuidados, aunque sufren con temperaturas altas y las hojas pueden “desmayarse” pues necesitan terreno con bastante humedad.
Igualmente con temperaturas superiores a 30 ºC, como las habidas estos últimos días con la ola de calor, las hortensias sufren mucho. Las temperaturas altas afectan sobre todo a las flores haciendo que se quemen y se marchiten. También las hojas pueden verse afectadas, se les secan las puntas o completamente en función de la temperatura.
Las hortensias son plantas pertenecientes al género Hydrangea, arbustos en su mayor parte aunque hay alguna especie trepadora. Las especies silvestres tienen su origen principalmente en Asia (China, Japón, Nepal y Corea) o bien en Norteamérica. Los primeros ejemplares vivos se introdujeron en Europa a finales del siglo XVIII.
Las que vemos en Asturias y Galicia, con inflorescencias (conjunto de flores) redondeadas mayoritariamente o más aplanadas, y hojas grandes, son distintos cultivares de Hydrangea macrophylla, por lo que serían de origen asiático. Son las que se distribuyen en las zonas de costa o zonas bajas.
Con el mismo origen, serían las Hydrangea serrata (zonas montañosas), Hydrangea paniculata (con las inflorescencias en forma de cono), Hydrangea involucrata (bosques) o la Hydrangea petiolaris (hortensia trepadora, pueden verse varios ejemplares en el Jardín Botánico).
Tenemos además dos especies norteamericanas que desde hace unos años se están poniendo de moda. Hablamos de las Hydrangea quercifolia u hortensias de hoja de roble, y de las Hydrangea arborescens u hortensias arbóreas.
De los cultivares de hortensias más tradicionales y conocidos, Hydrangea macrophylla, hay muchos cultivares modernos que mejoran las características de los cultivares más clásicos. Así pues hay muchos cultivares nuevos con flores bicolores, con el borde rizado, ondulado o recurvo, con los tallos casi negros (grupo “Black Stem), con cambios de color y floraciones de 6 meses (serie Magical Four Season), con flores dobles o triples, (serie “You & Me”) … reflorecientes, falsos blancos, etc.
El color de las flores en estas depende de una característica del suelo llamada pH que mide el grado de acidez del mismo, haciendo que donde predominen los suelos de este tipo, como el el Occidente asturiano, las flores sean azuladas, moradas o púrpuras. En suelos con pH neutro, las flores tienden a colores rosados, fuchsia… ¿Y los blancos? Pues depende. A las flores blancas de verdad el pH no les afecta. A los “falsos blancos” sí, pues las flores se mantienen blancas unos pocos días y luego viran a las tonalidades rosadas o azuladas en función del pH, pero en su versión pastel.
El color depende también del momento de la floración en el que se encuentre el ejemplar. Los capullos y las flores recién abiertas suelen tener tonalidades verdosas o amarillentas. En las Hydrangea macrophylla con matices rosas o azules.
Antes de que se sequen las flores, la mayoría de las hortensias modernas, adquieren el color de oxidación. Y por último depende de la genética de la hortensia (especie y cultivar). Dos cultivares diferentes de Hydrangea macrophylla cultivadas juntas en el mismo suelo ácido, tendrán distintos tonos de azul. Sería el caso de los cultivares “Frisbee” y “Blaumeise” ambas de la misma especie. Pero de este tipo de hortensias hablaremos largo y tendido en otra ocasión.
Unas hortensias muy de moda desde hace unos años, son las Hydrangea paniculata. Podemos ver una agrupación magnífica en los jardines de la antigua Universidad Laboral. Se utilizan cada vez más en cierres de hoja caduca y alineaciones, en decoraciones de eventos y como flor cortada.
Tienen inflorescencias de forma cónica de color blanco crema. Al principio los capullos son verdosos. Al final las flores oxidan en distintos tonos de rosa, desde el rosa pastel más clarito al escarlata o combinación con verde. La época de floración es algo más tardía, junio para los cultivares más precoces y julio el resto. A cambio, duran hasta mediados de otoño.
Son hortensias de tamaño más grande, entre 1.20 y 3 m. En los últimos años los productores están sacando al mercado cultivares de tamaño más pequeño, de entre 50 cm y 1 m, para que puedan tenerse también en terrazas y jardineras.
Algunos cultivares conocidos de estas hortensias de tamaño medio-grande serían: “Vanille-Fraise”, “Silver Dollar”, “Mont Blanc”, “Kilimanjaro”, “Limelight”… y entre las minis: “Polestar”, “Petite Star”, “Strawberry Blossom” o “Bobo”.
Pasando a las hortensias norteamericanas, una de las más conocidas dentro de las arbóreas, es Hydrangea arborescens “Annabelle” de flores blancas, o su versión de flores rosas: “Pink Annabelle”. También en este caso tenemos versiones mejoradas en cuanto a coloración de las flores y robustez de las ramas: “Strong Annabelle” de flores blancas, “Candybelle Marshmallow” de capullos asalmonados, más compactas como “Limetta” o Mauvette”.
La otra especie americana, Hydrangea quercifolia, cada vez es más conocida y apreciada. Debe su nombre a la forma de su hoja, como la del roble americano, y como este, el follaje tiene una bella coloración otoñal en tonos rojizos, cobrizos o púrpura. Las inflorescencias son de color crema, rosadas al oxidar, y con forma más parecida a Hdyrangea paniculata. También como en los casos anteriores, hay gran variedad de tamaño. Podemos encontrar en el mercado, pequeñas, de menos de 1 m, o grandes, que pasan holgadamente los 2 m. Algunas que podéis encontrar en los viveros son: “Alice”, “Snow Queen”, “Amethyst” o “Queen of Hearts”.
En cuanto a enfermedades y plagas, hay que estar atento a las babosas y caracoles cuando brotan las hojas, a la falta de hierro que produce hojas amarillentas con nerviación verdosa (clorosis) o a hongos en cultivares más sensibles a este patología, y en especial si están plantadas en lugares poco ventilados.
Por último, aunque existe la creencia de que hay que plantarlas a la sombra, no es del todo cierto. Dependerá de las temperaturas que alcancemos en la localidad donde las tengamos, y de si en su origen proceden de especies que viven en el bosque o no. Hay muchos cultivares modernos que pueden plantarse al sol sin que las hojas o las flores se quemen, aunque habrá que regarlas algo más, e incluso toleran algo de sequía una vez establecidas como las de hoja de roble.
Lo más importante es asesorarse bien en el momento de compra, adquirir ejemplares con el nombre bien etiquetado para poder conocer sus características y darle unos cuidados y poda adecuados y adquirir las más adecuadas para el tamaño de vuestro jardín o terraza.
Marián Parra es botánica y responsable de la Tienda de Plantas del Jardín Botánico Atlántico de Gijón. Licenciada en biología lleva 19 años en la Tienda de Plantas y diez por su cuenta. En sus inicios, hizo visitas guiadas por el Jardín y fue monitora de actividades. A Marián le apasiona la naturaleza y especialmente las plantas, aves y bosques. Desde hace nueve años organiza talleres de poda de hortensias y de bulbos. Continuará con estas actividades el año que viene.
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