Constituida hace tres días, la plataforma ‘Unidos por la Cultura en Asturias’ aglutina a más de doscientos simpatizantes y una treintena de negocios con un doble objetivo: revivir el programa ‘Siente Xixón’ para, a continuación, luchar por una norma autonómica que blinde las actuaciones en directo

Todos, el que más y el que menos, nos hemos enfrentado alguna vez a una de esas noticias duras e inesperadas que, como un mazazo, tienen la capacidad de paralizar, de sumir en el desconcierto, de indignar… Eso fue lo que, elevado a la enésima potencia, les sucedió a finales del pasado enero a decenas de hosteleros y artistas de Gijón. De pronto, pese a que sus bases llevaban publicadas desde hacía tres días, el 28 de ese mes la empresa municipal Divertia anunciaba la suspensión del programa ‘Siente Xixón’, activo desde 2018 como una fórmula para fomentar la música en vivo en bares y restaurantes de la ciudad. ¿La razón? La denuncia por presunta competencia desleal interpuesta por la asociación ‘Asturias de noche’, aún en trámite y que, hasta su resolución, mantiene bloqueada la revitalización de ese evento. Ni qué decir tiene que, en estas semanas, cientos de voces se han alzado por toda Asturias para expresar su rechazo a semejante maniobra. Y ese clamor disperso está, al fin, razonablemente organizado, alineado y listo para presentar batalla. Un logro cristalizado en la plataforma ‘Unidos por la Cultura en Asturias’, fundada hace apenas 72 horas, y cuya meta última va más allá del mero ‘Siente Xixón’: conseguir una modificación de la normativa autonómica para que los espectáculos en directo sean blindados.
«Esto no sólo va de un programa concreto; hemos vivido situaciones parecidas por toda Asturias, y ya es hora de que actuemos juntos«, declara Cristina Sánchez, portavoz de la plataforma y, en la práctica, una de las principales impulsoras de su surgimiento. De hecho, fue esta vecina de La Camocha, ligada desde años a la comunicación en el sector hostelero, la que, junto con varios compañeros afectados, decidió lanzar un comunicado fundacional a través de las redes sociales. Un texto que, en realidad, esconde toda una declaración de intenciones, y un rechazo a una denuncia que, opinan, no deja de ser una muestra de sectarismo y afán acaparador por parte de sus autores. Al fin y al cabo, «la música es alegría, es unión, es vida, y lo que ‘Asturias de noche’ pretende es romper todo eso, alegando que esa música les pertenece. Y no; la música no es de nadie y, al mismo tiempo, es de todos«. El tiempo dirá si la acción legal orquestada por ese inesperado antagonista llega a buen puerto, o no, pero en este colectivo de nuevo cuño no están dispuestos a esperar. Convencidos de que sólo la colaboración activa entre hosteleros y artistas puede revertir esa tónica, se han lazando a buscar apoyos… Y, en sólo tres días, han elevado el número de sus adeptos individuales directos a alrededor de 250, reforzados por una treintena de establecimientos, y auxiliados por las cerca de 4.500 firmas recolectadas tanto en Change.org, como en los negocios que se han prestado a desplegar una hoja para ello.
«Ninguno de esos conciertos está hasta la madrugada, pero la gente alega que se interrumpe su horario de descanso, presentan la denuncia… Y ya la tenemos liada»
Cristina Sánchez, portavoz de ‘Unidos por la Cultura Asturiana’
Porque, insiste Sánchez, esto trasciende con creces la pura y simple libertad cultural. «Estamos hablando de trabajo, de jugar con el sustento de muchas personas; para buena parte de esos artistas poder tocar en un bar es una forma de promocionarse y ganar un dinero, así que, si se lo quitas… ¿Dónde van a poder demostrar su talento?«, se pregunta. Y, aun así, nada de todo esto es verdaderamente nuevo… La historia de la música en vivo en bares y restaurantes discurre en paralelo a la de las quejas vecinales y a la de la indignación de otros negocios de ocio, dos palos en las ruedas no especialmente abundantes, pero sí persistentes. «Es lo de siempre; ya lo vivimos en Oviedo, con el Ca Beleño. Algunos vecinos, una minoría, empiezan a denunciar, a quejarse por el ruido, a llamar a la Policía Local incluso en días en los que no hay actuación…«, relata. La cuestión enfada, claro, pero también desconcierta, toda vez que «ninguno de esos conciertos está hasta la madrugada. Estamos hablando que los de ‘Siente Xixón’ acaban a las diez y media de la noche, una hora más que razonable. Pero la gente alega que se interrumpe su horario de descanso, presentan la denuncia… Y ya la tenemos liada«.
De ahí que el segundo objetivo de la plataforma, visto a más largo, sea capital. Que el Gobierno del Principado garantice la existencia de una norma que acote claramente y proteja la música en directo, bien por medio de una nueva ley, bien modificando la regulación existente, se antoja fundamental para zanjar de una vez por todas disputas como la presente. Conviene recordar que, en el caso concreto de Gijón, tanto Divertia como la Federación de Asociaciones Vecinales (FAV), favorables al programa ‘Siente Xixón’, han declarado estar decididas a sentarse y trabajar en unas nuevas bases ajustadas al dictamen judicial, de modo y manera que los conciertos no interfieran con la actividad en pubs y discotecas… Lo que, de justicia es decirlo, tampoco estaba ocurriendo antes. Un argumento extra, a criterio de Sánchez, para que esa norma autonómica se defina cuanto antes. «Personalmente, aunque lo veo poco probable, tengo esperanzas de que ‘Siente Xixón’ salga adelante este año; sería un gran éxito en nuestra causa«, reconoce. Y se despide arrojando, como si del guante de un duelista de antaño se tratase, una advertencia a quienes tratan de desmantelar esta forma de ocio y cultura: «nos van a encontrar delante. Ya lo he dicho: la música hermana a la gente, acerca a desconocidos, hace la vida más feliz y da trabajo. Vamos a pelear por todo eso«.