El espacio gijonés inaugurará este viernes una muestra coral que reinterpreta el desarrollo de cultivos microbianos vivos, ya sea tradicional o en laboratorio, y los convierte en expresiones artísticas

Cada día, el ser humano digiere cultivos microbianos vivos -queso, masa, yogur, sidra…-, en forma de líquidos y alimentos fermentados. Un proceso que, ahora, se convierte en arte a través de ‘Huele a parentesco‘, una muestra que es el resultado de una investigación artística sobre estas prácticas de fermentación tradicionales y de laboratorio, dentro y fuera de Asturias, y que este viernes, a las 18.30 horas, será presentada en LABoral Centro de Arte y Creación Industrial. De ello se encargarán Pablo León Gasalla, director general de Patrimonio Cultural del Principado; Semíramis González, directora de LABoral; los artistas Lea Luka Sikau y Denisa Půbalová, y Felipe Lombó, científico catedrático de la Universidad de Oviedo.
La exposición presenta una experiencia sensorial en torno a la cultura de la fermentación, que invita al visitante a oler, tocar o escuchar los elementos presentes en la sala. Sobre dicha premisa, las esculturas de suelo muestran los paisajes sonoros recogidos por las artistas: la vibración al prensar manzanas para la sidra, la descomposición de la materia registrada con hidrófonos o narrativas de personas que se dedican a la fermentación en Asturias, ya sea como trabajo cotidiano, ritual festivo o experimento científico.
En el espacio, los aromas se desplazan y sedimentan, activando memorias y saberes corporales. Las membranas de silicona suspendidas -moldeadas sobre el suelo de hormigón de LABoral- evocan el scoby, un organismo vivo que fermenta, une y transforma. Huele a parentesco propone la fermentación como una forma de pensar y sentir la conexión con lo vivo, un ensayo de relaciones expandidas: vínculos que se basan en prácticas compartidas, transformaciones mutuas y relaciones interespecie, cuestionando las ideas heredadas de pertenencia más allá de la familia de sangre.
Esta exposición se enmarca dentro de STUDIOTOPIA, un proyecto desarrollado entre 2024 y 2027 en el que participan once instituciones culturales y científicas europeas que pretende aprovechar la sinergia creativa entre artistas y científicos para abordar un tema global: el Simbioceno. Este concepto, acuñado por el ecofilósofo Glenn Albrecht, imagina un futuro en el que la humanidad vive en armonía con la Tierra y todos sus habitantes, fomentando el desarrollo mutuo y la interconexión.