«Insisto en mi ignorancia científica y de ella yo solo tengo culpa, pero desde aquí pido ayuda como paliativo ante mi incultura»
«Este saber que reclamo es barato y no puede faltar (…) y menos en un espacio para la formación y el conocimiento como es el Campus universitario de Viesques»
Ahora que se conmemora el medio siglo desde que el escultor cántabro Ramón Muriedas Mazorra (Villacarriedo 1938-Santander 2014) esculpiera La Madre del Emigrante y ésta se convirtiera en uno de los primeros símbolos de Gijón bajo el cariñoso apodo de “la Lloca’l Rinconín”, me gustaría reivindicar la necesidad de que las ciudades deben ser educativas. Y me explico.
Seguro que a nadie se le escapa el nombre de la obra que desde hace treinta años identifica a la ciudad desde el mar. El Elogio del Horizonte, adoptado por la ciudad con mil apodos resumidos en el “váter de King Kong”. También “las Chaponas de Gijón” son bien identificadas al igual que la escultura de Fleming en el parque, la de Pelayo en la plaza del mismo nombre o la de Jovellanos en la Plaza del Seis de Agosto. El ránking de conocimiento seguro que bajaría de forma significativa si preguntamos por “Sombras de luz” de Fernando Alba, que así se llaman las chaponas y su autor, o si pedimos que nos digan el nombre real del apodado popularmente como “el Merucu del Rinconín” (la escultura “Solidaridad” realizada por Pepe Noja.
Serían no obstante preguntas sencillas en comparación con las que hace unos meses me hice en uno de mis paseos. ¿Saben ustedes quienes fueron Juanelo Turriano y Pedro Puig Adam? Seguro que algunos de los lectores de esta columna acusarán mi más que elevada ignorancia científica. Lo reafirmo, pero intento compensarla con la inquietud por saber. Por eso ya sé que Turriano fue un destacado matemático e inventor hispano-milanés que en el siglo XVI creó ingenios como el Artilugio de Juanelo que permitía subir agua desde el río para abastecer a Toledo. También fue nombrado Relojero de Corte y construyó para el rey Carlos I dos famosos relojes astronómicos, el Mocrocosmo y el Cristalino. Pedro Puig Adam fue un matemático e ingeniero catalán de la primera mitad del siglo pasado.
Si están pensando adónde quiero llegar, les sitúo en el Campus Universitario de Gijón. Les recomiendo un agradable paseo por los viales de un espacio educativo privilegiado pero en el que falta información para muchas personas que utilizan las sendas y calles entre aularios, departamentos y facultades como ruta de sus caminatas.
En este interesante itinerario se encontrarán con muchos nombres ligados todos ellos al mundo de la investigación, la ciencia y a tecnología. Pero también van a poder tropezar con máquinas e ingenios que forman parte de nuestra historia industrial y que surgieron del ingenio de personas como Turriano. Insisto en mi ignorancia científica y de ella yo solo tengo culpa, pero desde aquí pido ayuda como paliativo ante mi incultura. ¿Es tan complicado ilustrar cada una de las máquinas e ingenios con una placa explicativa que nos cuente qué es y para qué sirvió? Salvo error u omisión, de toda esta más que interesante exposición industrial al aire libre solo se glosa la historia y la procedencia de un gran motor de antiguas instalaciones siderúrgicas.
Dicen que el saber no ocupa lugar y en este caso se demuestra porque no hay un lugar donde se explique ni quién era Juanelo Turriano ni para qué servía una llamativa apisonadora que se puede encontrar en este recomendable paseo por el Campus. Identifíquese, por favor. Este saber que reclamo es barato y no puede faltar en una ciudad moderna y educada y menos en un espacio para la formación y el conocimiento como es un campus universitario.
Nacho Poncela es periodista y colaborador de miGijón
vabeda53@gmail.com
Estoy totalmente de acuerdo con Nacho Poncela. Un poco de información no vendría mal.Esa manía nuestra de desprestigiar todo lo nuestro con calificativos despectivos creyendo que hacen gracia sólo hacen que nuestra ciudad y cultura parezcan algo de chiste