Durante los meses de verano el Museo de la Sidra de Asturias celebra un taller para mostrar a adultos, familias y niños el proceso con el que se obtiene la sidra del llagar: “Sorprende mucho ver que lo haces tú”

“Me gusta ver la apuesta que una institución como esta hace por nosotros y aunque es cierto que acabamos de empezar, pinta muy bien”. En esta frase Pedro Nieda está hablando sobre el Museo de la Sidra de Asturias, el “templo” de ese patrimonio inmaterial que es la sidra para los asturianos ubicado en Nava y que renueva ahora su programación de actividades con las que mostrar la tradición que esconde esta bebida. Con el “nosotros” se refiere a los profesionales del sector que participan en los talleres que se están llevando a cabo hasta final de año, como la escanciadora Susana Ovín o el chef Lluis Nel Estrada. En su caso, Nieda muestra a los asistentes lo que mejor sabe hacer, que es mayar la manzana para obtener ese zumo con tanta historia, como él lleva viendo hacer en su casa desde que nació.
Con ‘Mayando se entiende a la xente’ y durante los meses de julio, agosto y septiembre, el productor maliayo enseñará a los más pequeños cómo funciona ese proceso de ‘exprimir’ la manzana que él tantas veces replicó en el vivero familiar de Villaviciosa y que hoy dirige. Los niños y familias que ya han podido hacer el taller del museo en Nava, empiezan poniendo a punto los pequeños llagares, más manejables, con una capacidad de 5 kilos de manzana y 42 piezas que ubicar en cada sitio. Con todos los tablones en orden, las manzanas se vuelcan en la duerna para que los mayos hagan su trabajo y machaquen la fruta hasta poder pasarla a los chaplones de los que saldrá ese caldo dorado que pone el broche a la visita.
La sidra dulce va acompañada de las explicaciones de Nieda, quien desde hace dos años lleva la actividad a colegios, asociaciones, residencias e incluso eventos privados con idéntico éxito en cada lugar. “Sorprende mucho a los pequeños, estás colocando unos tablones de madera, aparece el zumo y bueno, se les cambia la cara”. Él, en cambio, se queda con el hecho de mostrar su labor en un lugar como el Museo de la Sidra. “Para mí es ‘El Sitio’, trabajar teniendo al lado llagares centenarios… Es un lujo”.
En el museo naviego también dejan hueco para el postre, ya que después de obtener la sidra dulce, los participantes deben desmontar el llagar y recuperar las semillas de la magalla (los restos de la manzana) que plantarán para dar lugar al nuevo manzano con el que volverán a casa. Dos pases han sido suficientes para que la actividad ya tenga adeptos. En palabras del mayador, los participantes “se quedan encantados porque les sorprende mucho ver en qué consiste” además de la satisfacción personal que les aporta “hacerlo todo tú de principio a fin”. Observan que la jornada en el Museo ha hecho que “a muchos les entre el gusanillo de conocer más cosas sobre el tema de la sidra” y que terminen recomendando la experiencia.
Entre esos ‘fieles’ a la manzana, además, se encuentra gente proceden de otras comunidades como “País Vasco o Madrid”, aunque de momento la mayoría de interesados sean de casa. En ese sentido, la temporada veraniega dictará sentencia. El próximo sábado a partir de las 12.00 horas, aquellos que se hayan quedado con las ganas de mayar tendrán nueva oportunidad, para la cual es necesario registrarse en la página web del Museo, además de mandar un email a llagar@museodelasidra.com en caso de acudir con niños.