POR PABLO R. GUARDADO Y PAULA G. LASTRA
Varios vecinos usuarios de silla de ruedas relatan las dificultades para ver junto a sus acompañantes los conciertos de la Semana Grande: «La plataforma debería ser más grande»

La Semana Grande de Gijón, que acabará este viernes, comenzaba hace ya casi una semana con el concierto de Los Secretos, un reencuentro para muchos gijoneses que crecieron con sus canciones de juventud. Entre ellos, Elena R., vecina de la ciudad de 61 años, quien acudió junto a su marido, que cuenta con movilidad reducida. Llevan años asistiendo a estos eventos y consideran las plataformas para personas con discapacidad una herramienta esencial para disfrutar de los conciertos. Sin embargo, este año han notado cambios que les han impedido ver el espectáculo juntos. «Cuando llegamos, ya había gente, y a medida que llegaban más personas en silla de ruedas, los acompañantes tuvimos que ir moviéndonos hacia atrás para darles prioridad. Así acabamos separados, y si a mi marido le pasa algo, ¿cómo lo saco de allí?», lamenta Elena. La principal crítica es el tamaño reducido de la plataforma, que obliga a separar a acompañantes y usuarios, salvo que ambos tengan discapacidad reconocida.
Este martes, en el concierto de Bonnie Tyler, las sensaciones fueron similares para varios asistentes. Es el caso de Pablo, usuario de silla de ruedas que contó que le tocó ver la actuación desde “atrás del todo”: «Deberían hacerlo más amplio. Subí, y mi acompañante se tuvo que quedar medio dentro, medio fuera. Al final estuve durante el concierto solo».

Eugenia García, también en silla de ruedas, acompañada en el concierto por Rafael Fernández, sí pudieron estar juntos al convivir también él con discapacidad física, pero coinciden en que el espacio se queda justo: «Gijón es una ciudad envejecida y con un alto porcentaje de personas con discapacidad. Creo que habría que prestar más atención a este tema«.
Este año, el escenario de Poniente cuenta con dos plataformas: una elevada, a la izquierda de la mesa de sonido, para personas con movilidad reducida, y otra a la derecha, a ras de suelo, para quienes tienen otras condiciones como autismo o ceguera. Desde el Ayuntamiento han confirmado que el tamaño de la primera es el mismo que en ediciones anteriores, aunque las críticas apuntan a que la demanda supera la capacidad actual.