Las fiestas de Vega en honor a San Bartolomé, previstas para el fin de semana del 22 de agosto, penden de un hilo y los vecinos reclaman una reunión urgente con el concejal de Festejos, Oliver Suárez, con el fin de que puedan desarrollarse con normalidad

En Vega los ánimos están cargados estos días. Cuando quedan poco más de dos semanas para la celebración de sus fiestas en honor a San Bartolomé, previstas para el fin de semana del 22 de agosto, la Comisión de Fiestas ha alzado la voz y ha denunciando las «trabas» que según esta entidad, el Ayuntamiento de Gijón estaría poniendo para la celebración de los festejos. Así, apuntan a un conflicto con varios puntos de fricción, entre ellos, la negativa inicial de la autorización de la celebración en la carbayera contigua a la iglesia de San Emiliano.
«El servicio de Parques y Jardines municipal quería denegar el permiso para las fiestas de este año alegando protección para las especies arbóreas; cuando dicho espacio es propiedad privada -del Arzobispado de Oviedo- asumiendo la parroquia con sus fondos de la siega y mantenimiento de dicho espacio, contando en determinados momentos con la ayuda de la Comisión de Fiestas y de la Asociación de Vecinos por los altos costes de estas intervenciones», detallan en un comunicado. Ante el alto precio de las intervenciones, señalan los vecinos, se solicitó colaboración de la municipalidad, obteniendo únicamente el no por respuesta «además de recibir un trato muy desagradable por parte del servicio de Parques y Jardines amenazando con denuncias y criticando a la autoridad eclesial».
Otro de los motivos de desacuerdo es la modificación de los horarios de cierre de las actividades festivas, comunicada, en palabras de la Comisión, «a escasas semanas del evento, cuando el programa ya se encontraba cerrado». Los promotores de la romería destacan el carácter tradicional y participativo del evento, que cuenta con la implicación de vecinos de todas las edades, y la importancia de la conocida «Fiesta de la luz», una actividad con bengalas y fuegos artificiales que se celebra desde hace 29 años como cierre simbólico de las celebraciones.
Ante esta situación, solicitan una reunión urgente con el concejal de Festejos, Oliver Suárez, con el objetivo de encontrar una solución consensuada que permita mantener el desarrollo habitual de estas fiestas. Hacen además un llamado a la administración para que se acerque al barrio y conozca de primera mano la realidad de esta celebración.