La posible operación es la respuesta de la multinacional armamentística a la negativa de General Dynamics de vender la fábrica de Trubia; en el Principado aplauden ese interés, aunque se muestran prudentes hasta que se concreten los planes

Parece que el salvavidas que tanto anhelaban en Duro Felguera ha sido, al fin, lanzado al agua. Y, además, desde un ‘barco’ de probada estabilidad. En plena comparecencia en la Comisión Mixta de Seguridad Nacional, celebrada ayer jueves en el Congreso, el presidente de Indra Sistemas, SA, Ángel Escribano, anunciaba la voluntad de la compañía que encabeza de comprar a la asturiana su factoría de calderería pesada ubicada en el barrio gijonés de El Natahoyo, conocida coloquialmente como ‘El Tallerón’ y especializada en elaborar recipientes a presión para la industria petroquímica y el sector nuclear. Y es que, para la armamentística, sería un lugar perfecto para llevar a cabo la fabricación de vehículos militares, posiblemente blindados, y conservando a su plantilla actual, toda vez que la estadunidense General Dynamics se ha negado en redondo a vender la fábrica de Santa Bárbara Sistemas, emplazada en Trubia.
«Vamos a comprar otra factoría grande en Gijón, que era la de Duro Felguera; rescataremos a esas 120 o 150 personas que están en esa fábrica, y nos pondremos a hacer vehículos«, declaraba Escribano, no sin antes asegurar que sus conversaciones con General Dynamics fueron emprendidas «con la mejor de las voluntades». Aun así, esa puerta cerrada podría tener una segunda derivada comercial; y es que, tal como el presidente de Indra matizó, sería «una pena» que la planta de Trubia y la futura de Gijón «se convirtiesen en competidoras». A ese respecto, conviene recordar que Santa Bárbara Sistemas se encuentra la línea de producción del blindado 8×8 ‘Dragón’, uno de los caballos de batalla del Ejército de Tierra español. Ese proceso es administrado por el consorcio Tess Defence (interesado también en implantar en la región implantar en la región una fábrica y un centro de alta tecnología), controlado por Indra y en el que también participan SAPA Placencia, Santa Bárbara Sistemas y Escribano Mechanical Engineering (EM&E), la empresa de la que procede el mismo Ángel Escribano.
Una nueva filial de defensa con presencia en Asturias
Si bien los detalles sobre la posible operación de compra aún no han trascendido, el responsable de la multinacional española sí adelantó ayer, en el Congreso, que, en paralelo a dicha operación, se creará una nueva filiar para la fabricación de vehículos terrestres, Indra Land Vehicles, con base en Asturias. La intención de escribano y su equipo es que esa nueva criatura sirva de motor del crecimiento industrial de la empresa, con la mirada puesta en «recuperar capacidades de fabricación» y alzarse como una compañía lo suficientemente potente como para «abordar todo el proceso de diseño, producción, montaje, integración de sistemas, puesta a punto, entrega y mantenimiento» de los vehículos. Se trataría, en definitiva, de «recuperar las capacidades de fabricación, que nunca se debieron perder; no solo en Indra, sino a nivel industrial». De alcanzar esa meta y rebasarla, se conseguiría «crear valor, producto, empleo de calidad y progreso«, precisamente aquello que, a juicio de Escribano, no se logra «no siendo autónomos».
¿Y qué opina el Principado sobre esta cuestión? Bien, en el Gobierno no ocultan su alegría, pero también reina cierta lógica prudencia. Minutos después de conocerse la buena nueva, en la Consejería de Ciencia, Empresas, Formación y Empleo, reconocían que toda inversión que contribuya a consolidar la industria de defensa en Asturias «es bienvenida«, aunque sin renunciar a la cautela hasta que la operación se detalle y se afiance. Paralelamente, el director ejecutivo de la Agencia Sekuens, David González, se sumaba a esa tónica, concediendo que, «sin duda, es una buena noticia», pero invitando a todos los agentes a «mantenernos a la espera de ver cómo se concretan los planes de la multinacional«. Y finalizaba aseverando que, en el momento presente, «es crucial para nuestra región tener empresas, como Indra, con ambición para aumentar sin reservas la capacidad productiva, y multiplicar la generación de empleo a través de inversiones serias y acordes con la alta demanda esperada en esta industria en los próximos años».