G. Cuesta
La transformación de la central térmica de Aboño en un polo de hidrógeno verde supondría una inversión de 300 millones. Esa es la cifra que maneja la compañía EDP para comenzar a producir energía limpia en la central. El objetivo es que la obtención de recursos energéticos a través del carbón frene en 2025, mientras que la del gas se fecha para 2030. Esa son las conclusiones de la reunión en la que han participado directivos de la empresa, el consejero de Industria, Empleo y Promoción Económica, Enrique Fernández, y la directora general de Energía, Minería y Reactivación, Belarmina Díaz Aguado.
Entre otros proyectos, el principal punto a abordar ha sido la instalación de un electrolizador de 100 MW para la producción de hidrógeno verde en Aboño. Un proyecto que supondría una inversión de 150 millones de euros, cifra similar a la necesaria para construir a su alrededor las instalaciones renovables complementarias. El Gobierno de Asturias ve con buenos ojos esta iniciativa. Belarmina Díaz la ha definido como “significativa y singular” y con un importante efecto tractor en la cadena de valor industrial. También ha destacado su buena cabida en los objetivos de e transición energética y de descarbonización de la industria en torno a la política europea, por lo que podría obtener financiación por parte de los fondos europeos.
Carbón
“Asturias tiene todas las capacidades para convertirse en un valle del hidrógeno por el elevado potencial de consumo por parte del sector industrial, la existencia de nodos de conexión y de infraestructuras para su almacenamiento y distribución”, ha indicado la directora general. Actualmente la central térmica de Aboño cuenta con dos unidades de 341,79 y 535,87 MW de potencia neta alimentadas con carbón nacional, sobre todo procedente de la cuenca central asturiana. También aprovecha excedentes de gases siderúrgicos de alto horno y de baterías de cok.