La atleta gijonesa se deshace en elogios para la «mejor ciudad para ser ‘fondista’” y reflexiona sobre un año donde disfrutó de su mayor triunfo justo antes de caer lesionada, con la vista puesta en París 2024
Isabel Barreiro (1999) puede decir que cierra un año en el que ha experimentado lo más alto y lo más bajo de la competición. Vivió un mes de marzo bañado por la gloria de lograr el oro en categoría absoluta, alzándose campeona de España en 10.000 metros, y se convirtió en la segunda atleta asturiana en ostentar el título hasta ahora solo logrado por Rocío Ríos. Sin embargo, a la victoria le siguió un edema óseo en el fémur que la dejó sin participar en la Copa de Europa, su gran objetivo tras ganar en el podio nacional. La lesión obligó a la gijonesa a detenerse dos días antes de viajar y a mantenerse en un parón no elegido con muletas hasta hace unos meses al poder retomar sus entrenamientos. Ahora, dejando atrás las malas sensaciones y con muchas lecciones aprendidas, esta joven promesa del cross originaria de El Llano hace balance de unos meses tras los que promete reinventar esa pausa en impulso para volver con su habitual sed de más. Mirándolo todo «siempre desde Gijón, la mejor ciudad para ser fondista”.
¿Cómo recuerda sus inicios en el atletismo y cómo surgió la idea de probarlo sin tener ninguna influencia familiar o vinculación hacia ello?
Yo empecé en el colegio de La Milagrosa, con 5 años, en el Fumeru, que fue mi club de toda la vida hasta los 20. Luego fiché por el Valencia, y ahora estoy en el Bilbao. Pero para el próximo año vuelvo a cambiar de club por Adidas España, que en atletismo son un club más y de hecho pertenecen a la federación de Aragón. Empecé un poco por casualidad, en el cole a veces venían a clase a explicarte en qué consistía algún deporte para que te apuntes y demás, y vino Mario Gónzalez Villa de Fumeru, uno de nuestros primeros entrenadores, y a mí me gustó lo que contaba, y salí del cole diciendo que quería apuntarme atletismo. Yo era una niña muy inquieta y activa, estaba todo el rato moviéndome, y atletismo era perfecto para ello porque no es solo correr, sino saltar, lanzar… Probé todas las disciplinas al principio como es normal, siempre intentan que hagas de todo para ver qué se te da mejor, pero a medida que vas compitiendo vas encontrando lo que más disfrutas y por eso pronto vi que se me daba mejor correr distancias largas. En una parte de ser fondero influye mucho la capacidad de sufrimiento y cómo te manejes mentalmente, tu resistencia y saber medir. Son distancias que sé gestionar bien mentalmente y lo vi desde el principio.
¿Cómo fue el año tras ganar los 10.000?
La primera parte del año fue buena, venía de hacer un cross de invierno bueno, y hasta marzo y abril estuve entrenando y compitiendo muy bien. El oro en 10.000 supuso el mayor logro que tengo ahora mismo, fue una alegría enorme y por eso desde entonces y hasta finales de mayo me estaba preparando para la Copa de Europa. Quería competir con las mejores fondistas del continente, pero llegó la lesión un par de días antes de viajar. Tuve que tomar la decisión en el último minuto porque estábamos intentando por todos los medios poder participar, llevaba unas semanas con molestias y por eso tuve que parar. Tenía un edema óseo en el fémur, y según me dijo el fisioterapeuta cuando me vio, hice bien, porque podría haber desencadenado problemas mucho peores. El resto del año hasta hace muy poco estuve en blanco, pasé un tiempo con muletas, parando en seco de correr y de entrenar. Tuve que hacer un recuperación en la que fuese muy poco a poco todo. En septiembre empecé otra vez y me costó bastante arrancar al verme en las primeras competiciones sin estar al nivel de antes. Ves que no tienes casi margen para prepararte por los meses de pausa y es muy frustrante no llegar adonde antes sí llegabas. Octubre y noviembre fueron horribles en ese sentido, tuve que aprender a llevar la situación. Pero con tiempo y paciencia, al final cerré el año haciendo el último cross de este 2023 ya en el nivel habitual, el domingo 17 en Venta de Baños. Tuvimos mucho cuidado con el fisio y el nutricionista para no recaer y que estuviese todo en su sitio, trabajamos muy duro en equipo para hacer las cosas bien.
«Da mucho vértigo parar, nunca quieres hacerlo y al volver te frustrar al ver que no llegas adonde antes sí llegabas, pero aprendes mucho»
Habla del período de lesión con mucha seriedad y recordando todo lo aprendido. ¿Qué lecciones piensa que ha podido extraer de la experiencia?
Fue una época muy complicada, empezando por asimilar que no iba a participar en el campeonato de Europa. Era una competición que yo sabia que podía hacer bien y era muy importante, pero aprendes que a veces hay cosas que no dependen de ti. Cuando un deportista tiene un período en blanco como el mío creo que se le pasan por la cabeza muchas cosas. Para empezar da un poco de miedo parar, nunca quieres hacerlo. En mi caso, tengo 24 años y siempre digo que no tendré otro momento para competir a este nivel que no sea ahora y necesito intentarlo porque entonces puede que ya no sea nunca. También estos períodos te recuerdan mucho que debes ser algo más aparte de atleta, que debes pensar en un plan B (que en mi caso fue estudiar la carrera de fisioterapeuta) porque todo esto tiene fecha de caducidad y nunca sabes cuando va a terminar. Sientes mucho vértigo, pero aprendes mucho y te aporta otras cosas.
En esa carrera de los 10.000 antes de la lesión, peleó por el oro en el final con otra asturiana que ha irrumpido muy fuerte en el mundo del cross, Paula Herrero. Que haya dos asturianas tan potentes en competiciones nacionales e internacionales, ¿se ve reflejado en apoyos a nivel institucional?
Si soy sincera, creo que el Principado destina muy poco dinero a apoyar e invertir en el deporte de la región en general y en atletismo en particular. Hasta donde yo sé, la Federación de atletismo tiene que hacer malabares con las ayudas de las que dispone y eso al final se ve reflejado en las competiciones. Es una pena, porque en Asturias el cross sobre todo tiene mucha tradición, yo iba de pequeña a ver muchas carreras y había muy buen ambiente, más participación… Estos últimos años parece que ha ido a menos. Y si nos centramos en ayudas a deportistas en vez de a clubes, ocurre lo mismo. A veces, la consejería saca alguna ayuda, pero son más bien esporádicas y tampoco hay unos criterios fijos ni muy realistas. Son más bien premios a la excelencia deportiva, pero no tienen ningún mantenimiento en el tiempo. Con esos, por ejemplo, había un criterio que yo no cumplía y no pude optar a ello. En el Ayuntamiento de Gijón es diferente. Sí que hay una especie de becas para jóvenes deportistas menores de 23 que no están nada mal. Hasta este año yo pude solicitarlas y su cuantía dependía un poco del presupuesto que tuvieran anualmente.
«Creo que el Principado destina muy poco dinero a apoyar e invertir en el deporte de la región en general y en atletismo en particular»
¿Qué más le aporta Gijón? A diferencia de mucha gente de su edad y de muchos deportistas de élite, usted ha decidido desarrollar su trayectoria desde aquí.
Gijón es una ciudad increíble para un atleta y súper apta para entrenar. Las instalaciones de Las Mestas están genial y abiertas todo el año y luego tienes el ‘Kilometrín’, que es el mejor sitio posible para los fonderos. Aparte tienes muchísimos sitios donde practicar deporte y un clima que acompaña durante todo el año porque no hay cambios extremos. La senda de la Camocha, la playa… Es una ciudad que se presta mucho al deporte y yo además, aunque pertenezca a clubes de otras comunidades, sigo entrenando con mi entrenador de siempre y viviendo en mi casa como siempre, con mis padres. Y no tengo pensado moverme de donde estoy.
La San Silvestre es un clásico navideño en la ciudad y verla a usted a la cabeza también. ¿Despedirá este 2023 corriendo?
Claro que sí, este año será otro año más. Mucha gente puede pensar que el hecho de que participe es una chorrada para mí, pero nada más lejos de la realidad porque, en primer lugar, se trata de una carrera que da muchísima publicidad. Hay muchísima gente que me conoce porque salgo en la San Silvestre cada año, al final, de una forma u otra, todo el mundo en Gijón ve algo de la carrera. Y en segundo lugar, a nivel personal me gusta mucho participar porque no tengo muchas ocasiones de correr en casa y me presta correr por las calles de Gijón, es la única oportunidad que tengo en el año para hacerlo y le tengo mucho cariño al evento. Aunque no tenga la importancia de un campeonato, tiene muchísimo valor simbólico para mí. De hecho, me llamaron para pedirme que corriese en la San Silvestre Vallecana, pero dije que no porque quería correr en casa.
¿La veremos en París en 2024?
El objetivo es ir, pero todavía quedan meses por delante hasta decidir quienes van, que será en junio. En atletismo se decide tarde y para poder ir tienes que hacer las mínimas y clasificarte en el campeonato. En estos próximos meses estaremos preparándonos todos para la mínima; este año, la Federación la puso en 31,30. Es exigente pero realista. Yo el año pasado hice 32,00 y podría haber hecho menos de no ser por la lesión, así que intentaré alcanzarla en los 10.000 de marzo. Y aparte de los Juegos Olímpicos, tengo muchas ganas de todo lo demás que deparará el año, lo cojo muy contenta. Empiezo con un nuevo equipo y la oportunidad que me dado es muy buena. Se trata de un club muy importante, que te fiche una marca en atletismo es lo mejor que te puede pasar y eso da más tranquilidad incluso a nivel económico. Ha supuesto una motivación extra, ya que después de la lesión no me esperaba que me quisieran fichar, al haber acabado el año un poco mal… Además, en febrero está la Copa de Europa de cross.
Mucho ánimo, no dudo que lo tienes, Isabel. Quiero seguir disfrutando de tus éxitos. Mucha suerte.