La influencer asturiana recala este jueves en el Somió Park para participar en el programa Ellas son Vitamina y promocionar ‘Come de todo, entrena conmigo y cambia tu vida’, su decimoquinto libro
Dicen que la clave no ya del éxito, sino de la pura y simple supervivencia, radica en la capacidad de transformarse, de evolucionar, de adaptarse a un entorno cambiante a todos los niveles, que no hace sino enfrentar a las personas a un reto tras otro. Todo un arte del que, con el correr de los años, Isabel Llano Pahíno (Gijón, 1976), ‘Isasaweis‘ para las decenas de miles de seguidores que en las redes sociales devoran sus consejos sobre alimentación, deporte y hábitos de vida se ha erigido en una auténtica experta. Las décadas han visto a esta asturiana dejar atrás sus inicios como ingeniera informática para convertirse en profesora, primero, y en influencer, después, todo ello a base de esfuerzo y, eso sí, de un gusto y un talento innatos para la comunicación. Casi 597.000 followers en YouTube, otros 408.000 en Instagram, quince libros y varias incursiones televisivas después, esta celebridad netamente gijonesa, que se ha negado a cambiar su ciudad natal por una Madrid que le brindaría más oportunidades, acudirá a las 19 horas de este jueves, en el Somió Park, a una nueva sesión del programa de encuentros femeninos Ellas son Vitamina (puedes inscribirte aquí para acudir) para presentar ‘Come de todo, entrena conmigo y cambia tu vida’, su último volumen.
Su trayectoria profesional es, como poco, peculiar. ¿Nunca se ha arrepentido de no haber continuado como ingeniera informática?
Qué va. ¡Jamás! Esta profesión, la de influencer, no existía cuando yo empecé. La creamos nosotros con cincel, porque nos la inventamos de la nada. Y está totalmente hecha a mi medida. De hecho, cuando terminé Ingeniería Informática me dediqué a la docencia porque era lo que me gustaba. Enseñar, comunicar, ayudar… Influir de forma positiva en la gente. Y, cuando surgió esta profesión me di cuenta de que era esto. Esto sí que era comunicar como quería, desde donde quería, tratando los temas que quería, llegando a mucha gente… Era mi profesión soñada, y no ha pasado un día en que me haya arrepentido.
¿Pesa mucho la carga de responsabilidad que, como influencer, entraña influir en tantas personas? Hay quienes la consideran un modelo de conducta…
Creo que, en cualquier tipo de influencia, y sí pienso que yo la tengo, esas personas me siguen por elección. Les gusta cómo cuento las cosas, cómo las afronto, mi forma de tomarme la vida… Con lo cual, como es una elección, no una imposición, no percibo esa carga. Si tuvieran que seguir los consejos por imposición, quizá me pesaría más. Diría «¡Vaya responsabilidad!», pero así, no. Me han elegido a mí porque, por lo que sea, les gusta lo que hago, y es un honor. Además, hago las cosas siempre con sensatez. Nunca diría, ni sentenciaría, nada raro, y creo que quienes me siguen lo saben. Cuento las cosas como se las contaría a un amigo. Y si esa persona te da una opinión, es buscada por ti. Si le sigues es porque aprecias su opinión, su forma de ser, su manera de hacer las cosas. Así que no es una responsabilidad, es un honor. ¡Y más hoy en día, que somos tantísimos!
«Nunca diría, ni sentenciaría, nada raro, y creo que quienes me siguen lo saben. Cuento las cosas como se las contaría a un amigo»
Esa es la gran cuestión. Con tantos y tantos influencers como existen hoy en día, ¿cuál es su secreto para continuar en la brecha?
En mi caso, amor por la profesión, y pasión. Cuando tienes una pasión, le dedicas mucho tiempo, todo el esfuerzo. Si algo no funciona, buscas soluciones. Pones toda tu energía en ello. Y yo amo esta profesión, así que eso traspasa la pantalla. Luego, he nacido para esto, para comunicar. Eso también es clave. Y otro ingrediente es ser trabajadora, constante. Es una profesión que no es fácil. Estás expuesto, tiene muchas exigencias, es imposible desconectarla de tu vida… Te exige, pero si te gusta tanto, no hay ningún momento de decaimiento. Me encanta. Aunque sí hay un detalle esencial: una tiene que mantener sus líneas rojas y sus pilares. No debes defraudar tu ética, ni tus valores. Eso es fundamental para todo en la vida, para mantener una profesión, una amistad, una pareja…
Ya que habla de líneas rojas, ¿cuáles son las suyas?
Tener una ética profesional total y absoluta. En este tiempo las cosas han cambiado mucho. Pasé de empezar a hacer colaboraciones que eran probar un producto, y si te gustaba hablar de él, a contratos de cinco páginas en los que te dicen, incluso, que no puedes borrar el contenido después de publicarlo. Pero, vamos a ver… ¿Cómo lo voy a borrar? Son cosas de sentido común. Ser profesional. Tienes que ser una persona con ética y valores, con respeto tanto a la marca que te contrata, como a la audiencia que te está viendo. Ser sincero, preocuparte por los demás, estar detrás del trabajo… Todas las marcas darán fe de lo que estoy diciendo. Procuro hacer mi trabajo lo mejor posible, se lo envío a al marca, confirma que le gusta, luego estoy sobre ello… En resumen, cuidar a quien te contrata y a quien te ve.
¿Cuáles serían sus propios referentes?
Me es imposible decir un nombre, o dos, o diez. Me encanta escuchar a todo el mundo, leer sobre productividad, superación, deporte, nutrición… Lo que sea. Me gusta recibir muchas opiniones para formarme la mía. Y admiro a muchísimas personas, a todo el que tiene algo que aportar, el que se ha propuesto algo y lo ha conseguido, el que ayuda a los demás… Sobre todo, admiro a la gente buena, a esa que no tiene una mala palabra o un mal gesto para los demás.
No obstante, dicen que, a menudo, el éxito atrae a los buitres, incluso en el terreno digital. ¿Percibe envidia a su alrededor, o personas que se acerquen atraídas por esa influencia?
No, en absoluto. Sí que hay un poco de desconocimiento, creo, de lo que es nuestra profesión. En realidad, a día de hoy somos tantos, que tenemos perfiles y formas de trabajar muy diferentes. Al empezar, siendo cuatro, todos éramos muy parecidos. Pero ahora creo que ya no se nos puede ni llamar a todos influencers. Es como decir que todos los que trabajan en televisión son teletrabajadores, pero hay maquilladores, técnicos, presentadores, actores… Pues en mi campo, lo mismo. Ahora hay prescriptores, artistas, humoristas… Sí que existe, igual, un perfil de una chica más jovencita, con la vida menos asentada, que lo que muestra siempre son lujos, viajes… Y, quizá, entre el público más joven pueda despertar no envidia, pero sí aspiración de querer ser así, viajar y, encima, ganar dinero. Pero no somos todos los que trabajamos en esto. Y, como no es mi perfil, no lo percibo. No veo a una señora de casi cincuenta años mirándome a mí y diciendo «¡Yo quiero ser como Isasaweis!».
Parece que en Ellas son Vitamina aguardan su visita con los brazos abierto. ¿Qué opina de la existencia de espacios reservados para mujeres, como ese?
Lo de reservarnos un hueco para nosotras lo entiendo como en los chicos. Hay momentos en que está guay compartir tus cosas con tus iguales. Al final, tenemos algunas en común los dos sexos pero, en general, los hombres mantienen algunos rasgos comunes entre ellos, y las mujeres, lo mismo. Valoro que haya huecos para sentarte con la amiga y compartir esa preocupación que sólo otra mujer entiende. Siempre hay veces en que apetece una amiga… Ojo, he quedado con amigas mías para hablar de ciertos temas y, luego, esos mismos temas los he tratado con amigos. Pero existe un poco de esa pequeña complicidad entre nosotras para quejarte del novio, o para cosas así, más de mujeres. Al final, nos reímos de las mismas cosas. Hay algo que nos une, y tener ese pequeño espacio está genial.
Al programa llegará para presentar ‘Come de todo, entrena conmigo y cambia tu vida’, su nuevo libro. ¿Qué encontrarán en él los lectores?
Es una obra que surgió de mis seguidores, realmente. El anterior es un libro en el que hablaba del cambio que yo he dado en estos quince años. La gente veía que había cambiado mucho; no sólo físicamente, sino también de actitud y hasta de estilo. Y, a raíz de enfrentarme una y otra vez a la pregunta «Isa, ¿qué has hecho?», surgió el anterior, en el que me centré en la nutrición. Y fue un éxito de ventas, pero en seguida el público me dijo que le faltaba la otra parte, la del deporte. Ahí me paré a pensar, y caí en la cuenta de que ese cambio que viví se debió a tres pilares: nutrición, deporte y actitud, el estado mental. Esas reflexiones que una va aprendiendo a lo largo de la vida. Esas tres patas, igual de importantes, me llevaron a la situación en la que estoy hoy, en que me siento muy a gusto en mis zapatos. De hecho, una de las cosas que he aprendido en la vida es que la felicidad está en la tranquilidad. De eso trata este libro.
Ha decidido quedarse en Asturias pese a que, quizá, ciudades como Madrid o Barcelona abrirían más oportunidades laborales. ¿Elige ser profeta en su tierra, o es que Gijón tiene algo que engancha?
¡Gijón lo vendo allá donde voy! Bueno, vendo toda Asturias, pero Gijón, más. Me parece una ciudad muy completa. Lo primero con lo que me quedo es con la gente, que es hospitalaria, agradable, acogedora… Y eso no es dicho por mí, sino por los que viene de fuera. Luego, Asturias en general, y Gijón en concreto, son suficientemente grandes y, al mismo tiempo, pequeñas, en el sentido amplio de la palabra. No sólo en extensión, sino en oferta cultural, diversión, deporte… No es algo que te sature. Madrid me encanta también, pero en dosis pequeñas, porque te atropella. Se vive tranquilo aquí, pero el sábado vas a una carrera, el domingo a un concierto… Hay ambiente y vida, muchísima vida, en sus calles. Luego, una gastronomía estupenda y, por supuesto, es donde tengo a todos mis amigos y a toda mi familia.
«Me han ofrecido mucha televisión, pero no era viable. Mientras pueda estar como estoy, seré feliz»
Sí, pero… ¿Nunca le ha picado la tentación de probar suerte fuera?
Nunca me he planteado irme. Y creo que es verdad que, por mi profesión, lo que es raro es haberme mantenido tantos años, seguir estando y que me sigan viendo mientras permanezco en Asturias. En Madrid estaría todos los días en algún sitio. Me llaman continuamente para ir a la capital, pero sólo acudo a trabajos puntuales. Si estuviera en Madrid, habría tenido muchas más oportunidades, cierto. Me han ofrecido mucha televisión, pero no era viable. Mientras pueda estar como estoy, seré feliz.
¿Y en qué próximos proyectos podremos verla?
Seguramente habrá un siguiente libro, o unos siguientes, porque hay varias ideas. Tengo a la editorial muy contenta, así que supongo que seguiré con Planeta. Y proyectos de televisión siempre hay, pero ni los cuento, porque es muy difícil que se materialicen. Y, después, marcas con las que llevo trabajando toda la vida, que sigo con ellas… Es que hay bastantes cosas, pero fijas, seguir trabajando con marcas de belleza, de viajes, de alimentación… Como tengo un perfil tan variado, cubro todos los campos. ¡Es una maravilla!
También yo