La amistad entre Armesto y «el del polo verde» se mantiene más allá de los platós en un emotivo encuentro
Pocos programas han marcado la televisión en España como lo hizo Gran Hermano. Con una primera edición emitida en el año 2000, el show televisivo no solo revolucionó el concepto de reality, sino que lanzó al estrellato a muchos de sus concursantes. Es el caso de Iván Armesto, el participante asturiano que se ganó el cariño del público y que quedó en segundo lugar en aquella primera edición, convirtiéndose Ismael Beiro en el ganador de ese año.
A pesar de que hayan pasado veinticuatro años, Armesto forzó grandes lazos de amistad con muchos de sus compañeros en aquella casa de Guadalix de la Sierra. En particular, esto se reflejó con la asistencia de Armesto a la boda de su amigo y excompañero Íñigo González, también apodado por la audiencia como «el del polo verde» debido a la frecuencia con la que vestía esta prenda durante el reality. El enlace matrimonial se convirtió en un reencuentro para muchos ex concursantes de Gran Hermano, entre los que también se encontraban Jorge Berrocal y Marina Diez.
En el caso de Armesto, pese a no haber ganado el concurso, su participación le abrió las puertas a trabajar como director de casting con grandes nombres del mundo cinematográfico en nuestro país de la talla de Pedro Almodóvar, Santiago Segura o Álex de la Iglesia. Sin embargo, una cosa está clara, y es que después de más de veinte años, el enlace matrimonial de Íñigo González ha supuesto la prueba viva del impacto emocional que tuvo el revolucionario programa durante sus primeras ediciones, tanto entre los concursantes como en el público.