Entrevista al director de casting y exconcursante de ‘Gran Hermano’
Iván Armesto (Gijón, 1965) acaba de pasar por Gijón como la visita del médico, aunque en Navidad volverá para estar unos días con la familia. Es, junto con el verano, su momento de desconexión con las raíces, volver al origen. La inseparable pareja de Ismael Beiro, vive en Cataluña, y su curriculum tras Gran Hermano se ha orientado al cine. Tanto, que 38 de las películas en las que ha trabajado están nominadas a los Goya de 2022. ‘Ivanín’, como muchos lo conocen cariñosamente, saltó a la fama por la televisión, aunque también hay una vida vinculada al deporte, a la gimnasia él y sus hermanos y a la halterofilia su padre, tanto que el Campeonato de Asturias que se celebra en el Grupo de Cultura Covadonga lleva el nombre de Miguel Armesto. Iván siempre es una caja de sorpresas y, con un café de por medio en Begoña, la charla con MiGijón promete.
¿Gijonés o asturiano?
La vida me ha enseñado a ser asturiano y con orgullo de Gijón. Es la ciudad donde me crie y donde viví todas las experiencias hasta que tuve 18 años, pero poco a poco me fui haciendo más asturiano que gijonés. La vida te enseña a que tienes que ampliar el margen de recorrido que tienes con tu tierra. Además, empecé a conocer Asturias tarde porque era un chaval del Grupo y salía poco de la gimnasia, pero cuando empecé a hacer otros deportes, comencé a recorrer el Principado y me di cuenta de que pertenezco a una sociedad que es más amplia que la de Gijón y esa es la asturiana.
Uno de los puntos que puede ser el inicio de algo es el Hotel Asturias. ¿Por qué?
La primera vez que yo tuve una relación indirecta con el cine fue cuando tenía 14 años y estudiaba en el Colegio San Eutiquio, en Cimadevilla. Bajaba por aquella cuesta hasta el Hotel Asturias y estaba rodando la película ‘Volver a empezar’, el primer rodaje que vi en directo y ganó un Oscar. Eso siempre es un orgullo para gijoneses y asturianos. Estaba rodando Antonio Ferrandis, nosotros lo conocíamos como ‘Chanquete’, y salía con unos pasteles del Hotel Asturias y Garci, que yo con los años lo conocí y sé que le gusta repetir mucho las secuencias, decía: ‘Otra vez. A primera, a rodar’. Una de las veces salía sin los pasteles y uno de los chavales que estaba conmigo le dijo: ‘¡Chanquete, los pasteles!’ y el pobre no sabía dónde meterse. Luego, años después, trabajando en un bar en lo que en los 80 se llamaba la zona Capua, llegó Garci con una película que se llamaba ‘Segunda Enseñanza’ y conocí al equipo de dirección. Me preguntaron si tenía amigos que quisieran ir a la película y fuimos. Después hice mi vida profesional por otro lado y al cabo de mucho tiempo acabé trabajando en el cine desde hace ya 17 años.
¿Ha llegado a pensar que es como cerrar el círculo? Porque con 14-15 años no creo que tuviera claro que se iba a dedicar al mundo del cine.
Sí, lo he pensado más de una vez. He pensado que la vida me ha ofrecido muchas oportunidades. Soy una persona, no sé si con suerte, pero sí con el don de la oportunidad y que, aunque no creo en el destino, la vida te va a encarrilando y por una cosa u otra llegué al cine. Es un trabajo que sigue siendo un oficio y, mira, la vida me llevo aquí y por lo que se ve se me da bien porque no me puedo quejar de todas las cosas que hemos conseguido.
“Un personaje de película sería Álvarez Cascos. Me hace gracia, es como un personaje refunfuñón”
Quiero empezar por lo más mediático. ¿21 años después le siguen diciendo aquello de ‘Meca, Ivanín el de Gran Hermano’?
Eso y alguna vez me han dicho: ‘Rafa, el de la Unión’ (risas). Pasan 21 años y tú envejeces, la gente también, pero sí, en muchos sitios todavía me sigue pasando. Yo vivo en Barcelona y cuando vas fuera de tu entorno a veces te pasa. También viajo mucho y la gente a veces se te queda mirando como diciendo: ‘Yo a este lo conozco de algo’. Estuve tres años aprendiendo, pero me fui de la televisión porque no me gustaba mucho, pero aun así me reconocen incluso por la voz. Tengo de meterme en un taxi y que me digan: ‘Tú eres Ismael, el de Gran Hermano’ y digo: ‘No, Iván, Iván’.
¿Es consciente de que puso Asturias en el mapa?
Soy consciente de que cuando estuve allí se habló mucho de Asturias, de Gijón, del Sporting, de pueblos como Cudillero… Fíjate sí se habló que me dieron una medalla de Hijo Predilecto y todo. Asturias se conocía mucho por el Sporting y por muchas cosas. En aquellos momentos fue importante: mi salida de la casa la vieron 12 millones de personas, había una banda de gaitas Cudillero… Lógicamente la gente decía Asturias y el personaje que la televisión creo de mí era una persona inteligente, más o menos preparada. Se habló mucho, pero no creo que la pusiera yo en el mapa, la pusieron hace muchos años.
Sale de Guadalix de la Sierra.
No, no. Era Soto del Real. Fue la única edición que se hizo allí, luego fueron los políticos a meterse en Gran Hermano.
En su salida tiene un pasillo entero de gaitas tocando el himno de Asturias, banderas y monteras piconas por todos los lados, la gente gritando su nombre. No me diga que no se sintió el putísimo amo.
Reflexioné muchas veces sobre eso. El sentimiento, y alguna vez hablé con algún futbolista del Sporting, era como cuando eras pequeño y metías un gol o cuando ganaba competición de gimnasia. No sabía lo que estaba pasando fuera y cuando salí y me encontré con todo aquello… Había unas 4.000 personas solamente fuera de la casa, estaba mi hermano Eliseo que ya falleció, un montón de gente y veía la alegría en sus caras. Era como si hubiera metido un gol en la Champions, estaba sobrepasado y súper agradecido porque cuando vi las gaitas me emocioné. Soy una persona que vivía fuera de Asturias y los asturianos tenemos siempre ese sentimiento de arraigo. Las cosas que hice dentro de la casa no eran con el pensamiento de que luego me diera una recompensa, lo hacía porque vivo así: en mi casa de Barcelona tengo sidra, una bandera de Asturias. No lo he visto solo en mí, también en mucha gente que conozco de Asturias y nos juntamos los domingos y comemos fabada, somos así. La salida es un momento que te sobrepasa: los focos, las cámaras, cosas a las que no estás acostumbrado. Me pasó también cuando vine a Gijón, a la Plaza Mayor: había miles de personas y estaba un poco sobrepasado por el cariño de la gente. Sabes que esas cosas pueden llegar a ser efímeras, pero no pasa nada porque esos momentos son tan maravillosos que te quedan grabados para siempre.
¿Cuántas veces ha visto el vídeo?
El de las gaitas lo tengo fijado en Twitter, pero esa salida, que nunca más se dio en Gran Hermano, es un momento televisivo de 12 millones de personas que no pasa todos los días. Hace no mucho estuvo Isabel Díaz Ayuso en El Hormiguero, fueron tres y medio y parece que reventó. El gol de Iniesta debieron ser 14 millones. Para mi fue mi gol de Iniesta, sí que lo ves con cariño, sonó el himno de Asturias… Tengo un sentimiento muy grande de arraigo. No sé si es porque me fui muy joven y tengo mis amigos en Gijón y mantengo la familia… Cuando vengo muchas veces me dicen para quedar y, depende los días que venga, hay veces que no quedo con nadie porque me gusta coger mis pies y llevarlos a ‘La Lloca’, ir a Cimadevilla… Me gusta pasear por Gijón y a veces me acuerdo de la película de ‘Volver a empezar’ y de esas imágenes que hacía Garci con Antonio Ferrandis recorriendo aquel Gijón, que era muy diferente al de hoy porque ahora es mucho más cómodo y mucho más bonito. Me veo ahí y creo que no me pasa sólo a mí. Hay un montón de gijoneses que viven fuera y que cuando vienen aquí siempre tienen ese momento para ellos solos de pegar un paseo por el Muro, recorrer Cimadevilla, irte hasta Fomento o pasar por la calle Marqués de Casa Valdés, la calle Uría, venir a Begoña, donde me crié… Ese momento de contigo mismo, de recorrer Gijón, mucha gente de los que vivimos fuera lo hacemos, somos gente que estamos muy arraigados a nuestra tierra.
“Cuando vengo a Gijón me gusta pasear. Me veo reflejado en la película ‘Volver a empezar’”
¿Le molesta que a estas alturas le pregunten por GH?
En absoluto. Es cierto que la televisión lo estropea todo normalmente, pero nunca me molestó porque me dio una oportunidad en la vida. Tuve muchas oportunidades en muchas cosas antes de Gran Hermano. Estuve incluso cerca de ir a lo que fue el ‘Cirque du Soleil’ con la gimnasia, así que imagínate. Sin embargo, esta de GH sí la aproveché para aprender y responsabilizarme, para vivir otro tipo de vida que no había elegido. La gente cuando me ve me habla de Gran Hermano con mucho cariño porque tienen un buen recuerdo de mí. Incluso en el mundo en el que trabajo, el cine que no tiene nada que ver la televisión y que muchas veces es incluso distante de su gente, se me respeta mucho. Saben que yo he estado en GH, pero nunca me mezclan con esa mala imagen que puede tener Gran Hermano. A todo esto, hay que sumar que es una parte de mí, es como si me dicen que soy sportinguista y digo: ‘Sí, estamos en Segunda, pero lo soy. No pasa nada’. Puedo no estar de acuerdo con muchas cosas de Gran Hermano de ahora o de años después o con el entrenador del Sporting por quien pone o no pone, pero eso no quita para que no sea del Sporting. ¿He estado en GH? Claro que sí. Ya he cumplido 56, pero esos tres meses fueron importantes.
Tiene una empresa de figuración, ‘Personal 7 Audiovisual’. ¿Todo empezó gracias a un programa de María Teresa Campos?
En parte sí. Iba a su programa a sentarme en un corrillo a comentar cosas de Gran Hermano y de otros asuntos. Hacía año y medio que había salido de Gran Hermano y estaba pensando que aquello era efímero y que en esos momentos estaba en una posición muy buena, pero que ni era periodista ni me había preparado para ser periodista, ni me había preparado para ser comunicador. Incluso me miraba frente al espejo y era consciente de que sabía comunicar en persona, pero no en la televisión y que iba a ser muy difícil. Con lo cual, no te quedaba otra que prepararte, algo con lo que había empezado desde que salí de la casa. Tenía 35 años y no me iba a poner a estudiar una carrera. Lo que hice fue aprovechar la práctica, esto es algo que nos falta mucho en España. En lugar de ir a las 10 de la mañana para maquillarme, iba a las 7 y me sentaba con los de producción, redacción, trabajaba con ellos y aprendía como se hacía un Excel. Estuve dos años y medio con María Teresa Campos, hasta que se fue a Antena 3. Eso me ayudó a estar preparado para que cuando llegó la oportunidad del cine poder hacerlo bien o mejor que los demás y entrar de una manera directa.
“Asturias se vende muy bien porque tiene figuras estratosféricas: Villa, Fernando Alonso, José Andrés…”
No debe estar mal debutar con Juan Antonio Bayona en ‘El Orfanato’ ¿no?
Imagínate, también era su debut y el de mucha gente del equipo: la jefa de vestuario, el ayudante de dirección… Fuimos muchos novatos y eso fue una gran apuesta de Sandra Hermida, productora española de primer nivel, porque cuando nos llamaron estábamos haciendo eventos en Gijón. Fue como cuando tenía 18 años, estaba en Canarias y fui a pedir trabajo en una cafetería. Me preguntaron si sabía llevar la lleva la bandeja y dije que sí cuando era que no, pero luego era el que mejor la llevaba. Cuando Sandra se reunión conmigo me dijo: ‘Hombre, eres del de Gran Hermano. ¿Vas a hacer esto bien?’ y le contesté: ‘El que mejor te lo puede hacer’ y así debuté con él. La verdad es que debutar con una película como ‘El Orfanato’, un éxito internacional, te da un nombre y te abre unas puertas. Luego empecé a hacer poco a poco películas y trabajamos mucho, pero es una cosa que me apasiona. Fue una punta de lanza muy potente para poder llegar a donde estamos ahora.
Puertas como Pedro Almodóvar, Isabel Coixet, Alejandro Amenábar… Más de 120 películas. ¿Sigue disfrutando como el primer día?
Y a veces mucho más porque una de las cosas que no elegí en mi vida era que a mí siempre me gustó que cada día fuera diferente y una de las cosas que tenía el cine es que cuando te llega un guion no tiene nada que ver con el anterior. Cada día vives situaciones diferentes, todo el mundo quiere hacer películas diferentes, con lo cual todas las secuencias son diferentes y tú tienes que buscar cosas diferentes, meterte en la cabeza que la gente que tienes que encontrar para una secuencia que tiene que darle vida a lo que hacen los actores tiene que ser diferente, hay que montar una realidad paralela dentro de la ficción. Lo bueno de este trabajo es que siempre estás ilusionado. Ahora estoy súper ilusionado con un proyecto que tenemos para febrero y empieza una película con Santiago Segura, ‘Padre no hay más que uno 3’, diferente a las demás porque tienes que buscar otro tipo de niños… Es difícil que se te apague la llama, pero también es cierto que tienes momentos duros porque es un trabajo complicado, genera muchos conflictos, lógico cuando tienes que contratar a miles de personas, aunque una cosa que siempre se me dio bien es solucionar.
Precisamente con Santiago Segura también ha estado en ‘A todo tren. Destino Asturias’. ¿Trabajar en casa es especial?
Ha habido varias que se han hecho aquí: ‘Si yo fuera rico’ o ‘La Zona’…Claro, me da una alegría cuando me dicen que rodamos en Asturias. Amigos, familiares, sitios donde tú les recomiendas que vayan a comer, playas para localizaciones…Esto lo adoro, lo conozco, lo quiero, ¿sabes? Conseguir una película aquí es un regalo porque yo vengo dos veces año, pero si hay una peli, me escapo y me encanta.
“El recuerdo del Tik lo llevo conmigo porque fue donde me hice paisano”
Dicen que hay un asturiano en cada lugar del mundo. ¿Ha dado fe de ello en su trabajo?
Hice una película que se llamaba ‘Yucatán’. Veníamos en un crucero de Río de Janeiro a Fortaleza y nos traíamos 2.500 brasileños desde Fortaleza a Cabo Verde y luego a Tenerife. A esos 2.500 extras había que sumarle la gente de rodaje y en ese barco había un matrimonio asturiano, de Mieres. Les pregunté qué hacían aquí y me dijeron que habían venido en avión, quedaron aquí dos meses, y quisieron volver en un crucero sin saber hablar portugués, maravilloso. De hecho, antes te contaba que fui a Canarias con 18 años. Al mes me quedé sin trabajo y con 5.000 pesetas en el bolso. No tenía ni para volver a Asturias y me daba vergüenza llamar a mis padres o a mis amigos para que me enviaran dinero. Había un bar donde paraban unos asturianos. Me presenté y dije que me había quedado sin trabajo y me contestaron: ‘Meca, chaval ¿asturiano? Mañana tienes trabajo’ y me lo consiguieron. Además, el asturiano, enseguida que se ve, se reconoce y nos ayudamos siempre que estamos fuera de Asturias. Aquí hay más puñaladas, a veces desde fuera las ves y parecen muy tontas, pero fuera la gente se ayuda, se quiere. De hecho, hay sitios de España donde hay grandes colonias asturianas: Canarias, Benidorm, Málaga… Siempre que vengo en coche a Asturias paro en Bilbao a hacer una noche. Es la segunda vez que me encuentro con asturianos allí. Tengo un detector de asturianos porque como estuve en el programa y mucha gente te conoce, sobre todo los asturianos, por aquello de las gaitas enseguida oigo: ‘Iván, yo soy asturiano’.
Acaba de grabarse en Gijón una serie de Netflix, la región cuenta con una entidad ‘Asturias Paraíso Natural Film Commission’ para realizar rodajes en la comunidad. ¿El Principado podría plantearse incorporar a su economía el cine?
Asturias es un plató natural. El cine es un negocio para las ciudades, no tanto para las regiones. Mira sitios como Málaga que rápido lo aprendieron y le sacan mucho partido. Un rodaje pequeño con un presupuesto de tres millones de euros, si una ciudad está lista como Gijón, Oviedo o Avilés, puede hacer que ese rodaje, con una aportación, se deje tranquilamente un millón y medio en la ciudad. El problema es que creo que muchas veces prima más la foto con el actor que con el resultado de la auditoría diciendo lo que se ha gastado la gente y lo que ha conseguido el alcalde o el concejal de turno. La foto con el actor es un problema de marketing y de comunicación de los políticos, háztela con las cuentas que es lo que le interesa al ciudadano. Si le molesta que corten un día Begoña para un rodaje porque él tiene que pasar, lo que tiene que saber es que cuando están cortando esta calle, el Ayuntamiento está cobrando y están moviendo el dinero en la ciudad. Cualquier persona de Lastres, donde se rodó Doctor Mateo, te dirá que era uno de los hitos en la historia de Lastres fue la serie Doctor Mateo y mira si el pueblo tiene historia para contar. Durante dos años la gente del pueblo alquilaba sus locales, vendía su comida y removió la sociedad con dinero porque un rodaje trae dinero. Las administraciones deberían de fomentarlo y para ello se necesita un plan, no empezar la casa por el tejado y decir: ‘Vamos a hacer unos platós gigantes’ que se hicieron en su día y uno no sabemos mucho de él. Ya que tienes la televisión, fomenta que la gente joven que se dedica a esto que haga, por ejemplo, cortos, que haya industria, que cuando un rodaje viene de Madrid, Barcelona o, por ejemplo, ‘Vaca Films’ que llega ahora de Galicia no necesite traer a todo el equipo, sino que pueda contratar gente aquí que tenga ya una experiencia y así das trabajo al sector. Por lo que tengo oído y leído, está funcionando bastante bien la Film Comission de Asturias y me alegra porque durante años no lo hizo, fue bastante despropósito. Espero que siga así, que se fomente todo y que la sociedad está para aprender de los errores. Me alegro de que vengan rodajes a Asturias, de que se den facilidades y me alegraría mucho más que se creara más industria. Al margen de las molestias que pueda causar un rodaje, porque a veces las causa, es beneficio. Por ejemplo, cuando en Fuerteventura rodaron ‘Exodus’ construyeron una carretera y la gente la utiliza. Estamos hablando de cosas top, pero puede pasar.
¿A qué político asturiano ficharía como figurante para una película?
Es meterme en un jardín, pero a mí me hacía mucha gracia (Francisco Álvarez) Cascos porque lo veía como refunfuñón, era como un personaje de película ni para lo bueno ni malo. No es precisamente mi opción política recomendable, pero como personaje de película sí lo veía.
A sus 55 años ¿tiene la sensación de que los recuerdos de Gijón van desapareciendo? Pienso en el Tik, El Jardín, el cierre de El Pilu…
Aprendí a ser pragmático porque me dejaron casi todas las mujeres que tuve y en esto también. Que el Tik o El Jardín desaparecieran era la muerte de una de una época, es como cuando muere alguien al que quieres o admiras, cuando muere se va una parte, pero eso queda en ti. Si tengo 55 años igual al Tik no iría ahora. Aquello fue una época y me da pena por los chavales que no pueden vivir lo que yo viví. Ellos viven otras cosas maravillosas, van a otros sitios y no les hace falta para nada el Tik. No me da pena que haya cosas de Gijón que desaparezcan porque aparecen otras nuevas que están muy bien. Da gusto pasear desde el puente del Piles a ‘La Lloca’ con todos esos negocios que florecieron, esas terrazas maravillosas. Me siento muy orgulloso del pasado y de los recuerdos y siempre se me quedan bonitos en el corazón, como el de las personas. Tengo amigos, personas que se han muerto, pero las llevo conmigo y el Tik lo llevo conmigo porque fue donde me hice paisano.
“Me da una alegría cuando me dice que grabamos en Asturias porque me parece un regalo”
¿Asturias se vende bien fuera o tiene que creérselo más?
Se vende muy bien y también se lo tiene que creer más. Ser asturiano es un plus porque, en general, no tenemos mala fama de nada. Por desgracia, en el país de los tópicos que es España, hay miles. Sin embargo, el tópico del asturiano, al margen de la sidra, es de gente noble y ser asturiano te da siempre entrada, con lo cual Asturias se vende bien, pero es fácil venderla porque la orografía asturiana es privilegiada: los Picos de Europa, la costa asturiana y la gastronomía. Tenemos embajadores como José Andrés que es una figura mundial, Fernando Alonso, Villa, Luis Enrique… Asturias es el Uruguay de España. Uruguay es un país tan pequeño y salen miles de futbolistas que son maravillosos y Asturias es un sitio pequeño de España, muy pequeño, donde salen figuras estratosféricas. Para la Administración es más fácil vender Asturias porque tiene mimbres, elementos que lo venden muy bien. ¿Cuántos años lleva a José Andrés fuera de Asturias? Fíjate si llevan años, que muchas veces se define como asturiano, catalán y americano, pero siempre lleva la sidra a cualquier sitio. Fernando Alonso, que lleva años viviendo en Suiza, pero siempre lleva Asturias. Hace poco a Luis Enrique le preguntaron si se sentía presión y antes de empezar la frase dijo: ‘Nací en el año 70 en Gijón, que es el mejor sitio del mundo mundial’. Hay muchos asturianos mediáticos que venden Asturias en cada oportunidad que tienen.
¿Sueña con volver a vivir aquí algún día?
No. Creo que, si se da, será de una manera natural. Es verdad que mi hija me plantea que ella querría vivir en Asturias, pero me imagino que su vida no la mía. Siempre vendré a Asturias, cuando deje de trabajar me imagino venir dos meses, pero seguro que Canarias será un sitio donde arraigaré también.