«En todas las convocatorias de España tengo colgada la bandera de Asturias»
«Tenía claro que el rol que me diesen en la Selección iba a exprimirlo a tope. Tengo 19 años. ¿Qué más puedo pedir?»

El baloncesto astur está de moda en Europa. La ovetense Iyana Martín, base del CB Perfumerías Avenida, no para de cumplir sueños: titular en su primera temporada, internacional con España y, ahora, nominada doblemente como jugadora exterior y como mejor talento joven de la Euroliga femenina. Solo tiene 19 años, pero esta canterana del Centro Asturiano y del Alimerka Oviedo Baloncesto tiene los pies en la tierra. En su tiempo libre estudia logopedia, escucha rap en español y, sobre todo, le gusta quedar con amigos y desconectar. A su edad, ya tiene claro que la vida es mucho más que jugar al baloncesto. Recibe a miOviedo tras un duro entrenamiento matutino en el Pabellón Municipal Würzburg de Salamanca.
Primer año en Euroliga femenina y dos nominaciones. Eso sí que es empezar bien.
Todavía no me lo creo. Ya solo con la nominación pienso: ¡Qué contenta estoy y qué guay!
Te leí hace poco en una entrevista diciendo que la Euroliga es otro nivel. ¿Cómo ha sido esa adaptación al juego internacional?
Al principio sí que te choca un poco, porque hay muchísimo más contacto y se permiten muchas más cosas. Es una liga muy física, más que la española. Hay muchas manos, mucho contacto… y tienes que aprender a jugar con ello.
A mí me gusta, pero tienes que adaptarte. Es muy diferente de Liga a Euroliga, pero también al revés. Al principio me pasaba que jugaba Euroliga un miércoles y luego llegaba el sábado y hacía cuatro faltas en Liga porque el criterio es diferente.
¿Y físicamente te estás metiendo caña en el gimnasio?
¡Hombre, claro! Al final he venido aquí para evolucionar como jugadora, pero también en otros ámbitos: en la pista, a nivel personal… y el físico es muy importante.
Hace poco has debutado como base titular en la Selección española, con la que conseguiste la clasificación al Europeo.
Para mí ya fue un sueño cuando me llamaron en verano para ir de invitada. Entrenar con Queralt Casas, Maite Cazorla… Era como: «¿Cómo puede ser que hace un año las veía en la tele y ahora estoy en pista con ellas?».
Y quiero seguir viniendo. Es un sitio que mola, hay intensidad… Ahora es verdad que las jóvenes estamos teniendo más oportunidades porque quieren iniciar un nuevo ciclo. Además, con Awa (Fam Thiam), que llevo siempre con ella, con Pueyo (Helena), con Nerea (Hermosa), que las conocí este año, con Ángela Mataix, con Elena Buenavida… Son compañeras con las que me llevo muy bien y es un gusto tenerlas en el equipo. Aparte de que nos lo pasamos bien, luego eso se nota en la pista.
Desde el primer momento, tenía claro que el rol que me diesen iba a exprimirlo a tope. Tanto si era titular, como si era suplente, como si no jugaba, o si jugaba dos minutos, o diez… ¡Lo que fuera! Porque es la Selección absoluta. Y tengo 19 años. ¿Qué más puedo pedir?
Empezaste a jugar con 7 u 8 años.
Mis padres eran entrenadores en el Centro Asturiano de Oviedo y los fines de semana subían a jugar y entrenar allí. Yo iba con ellos porque no me podía quedar sola en casa. Siempre me decían: «Prueba, a ver si te gusta», para que no estuviera quieta mirando. Pero me daba cosa porque veía a los demás muy grandes. Hasta que un día probé con mi madre y otra chica que se llamaba Neus… y desde ahí no paré.
¿Qué recuerdas de aquellos años de formación Oviedo?
Del Centro Asturiano pasé al Alimerka Oviedo Baloncesto. Fue un cambio grande para mí. Pasé de entrenar dos días a cuatro. Jugué un Campeonato de España infantil y cadete. Esas experiencias te dan competición y, sobre todo, conoces a mucha gente. Jugué con dos de mis mejores amigas, Paula Montalbán y María Movilla, con quienes coincidí desde los tiempos del Centro.
¿Sigues teniendo contacto con gente del Alimerka OCB?
Sí, sí. Allí está uno de mis mejores amigos, Jorge Arias, jugando. Le suben al equipo de Primera FEB.
¿Cuándo tuviste claro que querías intentarlo en serio? ¿Cuándo viste que podía ser una realidad?
Cuando me llamaron para el Segle XXI.
Eso fue hace un par de años, ¿no?
Sí. Ahí ya era un punto de inflexión: o enfocas tu vida al baloncesto o no.
Podía haberme quedado en Oviedo, llevar una vida universitaria normal, jugar un poco, pero decidí apostar por esto.

¿Y qué cosas te gustan de Oviedo cuando vuelves?
Sobre todo, quedar con mi gente. Mis amigas Paula y María, que mencioné antes, y también Celia, una amiga del cole con la que siempre quedo. Me encanta pasear con ella por Asturias y desconectar del baloncesto. A veces siento que mi vida gira solo en torno al deporte y con ella es diferente porque ¡no tiene ni idea de básquet! Y eso es gloria bendita.
¿Algún sitio en concreto que te encante de Oviedo?
Voy mucho a Gascona. Me encanta pasear por Parque San Francisco y subir al Centro Asturiano, donde sigo siendo socia.
Tienes una hermana de doce años que despunta en las categorías inferiores del Alimerka Oviedo Baloncesto. ¿Tiene presión por tenerte como referencia?
Bueno, yo intento que no se sienta presionada. Es probable que, inconscientemente, piense: «Mi hermana juega y tengo que ser como ella», pero yo siempre le he dicho que haga lo que le haga feliz.
Si le gusta el fútbol, que juegue al fútbol. Si le gusta el baloncesto, que lo disfrute. No tenemos que ser la misma persona.
A veces la llaman «la hermana de Iyana» y yo siempre digo: «No, se llama Llara. Juega al baloncesto y tiene 12 años». No hay que ponerle ninguna presión porque aún está creciendo.
¿Le das algún consejo?
Solo que disfrute. Y que tenga carácter. Que se haga respetar en la pista.

¿Tus padres cómo llevan tu vida de profesional? ¿Sufren la distancia?
Cuando estaba en Barcelona lo pasaron mal, porque con el COVID no podían viajar a verme y yo tenía 14 años. Fue duro para todos. Pero ahora, en Salamanca, está mejor. Estoy a tres horas en coche y mi madre viene mucho. Mi padre, si puede, también.
¿Te dejan tuppers de comida?
Sí, ¡claro!
¿Cómo vas con la cocina?
He mejorado un poco (risas). Cocino carne, verduras, pasta carbonara…
Le das mucha importancia a la vida fuera de la cancha.
Es importantísimo. Cuando hago cualquier cosa y veo que soy buena también en otros ámbitos que no sea solo el baloncesto. Me gusta hacer cosas por la gente; sentirme plena más allá del baloncesto. Mis padres me lo han inculcado mucho. Siempre les he visto trabajando un montón, currando mucho por nosotras.
De la época de la Selección Asturiana, siempre ha habido diferencias muy grandes con otras selecciones regionales. ¿Cómo lo viviste tú? ¿Cómo quedasteis? Porque ahora no lo recuerdo.
Bueno, cuando fuimos con mi generación, en Infantil quedamos quintas de España, que hasta ese momento había sido el mejor resultado de la historia. En Cadete, nuestro último año, llegamos con la mentalidad de que podíamos competir contra los equipos más grandes de España. Casi eliminamos a Cataluña, que quedó subcampeona. Perdimos solo de tres puntos. Lo mejor fue el equipo. Nos lo pasamos genial y había una conexión increíble en la pista. Si una decía «A», todas decíamos «A». Si una decía «B», todas «B». Íbamos a una.
¿Qué crees que le falta al baloncesto asturiano para despegar?
Yo me fui de Asturias porque sentía que la liga no tenía mucha competición. Jugábamos dos partidos buenos y el resto eran partidos en los que no se competía nada. Faltan más horas de pabellón, recursos…
Tu Oviedo es candidata a Ciudad Europea del Deporte 2026.
Es una gran noticia. Yo soy súper patriota. Todas las personas que me conocen te lo pueden decir, que yo siempre nombro a Asturias, soy súper asturiana, me llevo la bandera absolutamente a todas partes. En todas las convocatorias de la Selección tengo la bandera colgada.
¿Y de Salamanca? ¿Qué te gusta?
El ambiente con la afición. Lo viven muchísimo. Vas por la calle y la gente te desea suerte para el partido, te pregunta si necesitas algo… Me he sentido muy acogida desde el principio.
¿En algún momento has pensado en la WNBA?
He visto algún partido, pero me gusta más el baloncesto europeo. Siento que se adapta mejor a mi estilo de juego.
Veo más Euroliga o Liga Endesa que WNBA. No infravaloro nada, porque hay jugadoras increíbles, pero personalmente me gusta más lo que se hace en Europa.
Venimos del 8M. ¿Crees que tiene que cambiar algo en cuanto a igualdad de oportunidades en el deporte?
Como mujer soy consciente de que tengo que estudiar. También la mayoría de mis compañeras españolas. Hay que estudiar o sacarse un trabajo o lo que sea, porque si no, no te da. ¿Que los chicos pueden vivir del baloncesto? Sí. Ojalá algún día pueda ser todo mucho más justo, igualitario y demás. Es verdad que el baloncesto masculino tiene más visibilidad que el femenino, pero ojo, ahora por ejemplo se están retransmitiendo más partidos en Teledeporte de chicas que antes no tanto. Ojalá en unos años, en vez de un partido por jornada, se emitan dos o tres.
¿Qué estás estudiando ahora?
Logopedia.
¿Siempre te interesó?
La verdad es que no. Probé y me gustó. Me cogí solo tres asignaturas porque sabía que el cambio de equipo y de ciudad me iba a costar.
Ana Montañana, una leyenda del baloncesto español, es tu entrenadora. ¿Cómo es trabajar con ella?
Es una mujer intensa, quiere que demos el 100% cada día, como cuando ella era jugadora. Nos ha tocado un año con muchos altibajos, pero ahora estamos en un buen momento. Venimos de ganar a Valencia, que fue un partidazo.
También has tenido tu lesión de rodilla esta temporada. ¿Cómo fue?
Sí, fue en un salto, cogiendo un rebote. Sentí que la rodilla se me iba para atrás. Me asusté mucho. Fue un sábado y hasta el lunes no me hicieron pruebas, así que el fin de semana lo pasé fatal. Por suerte, fueron solo dos semanas.
¿Cuál es tu sueño máximo en el baloncesto?
Unos Juegos Olímpicos.
¿Te han contado historias sobre cómo es estar en unos Juegos?
Sí, me han contado muchas cosas. Lo de que estás desayunando y tienes al lado a Stephen Curry… ¡Es una locura!
¿Qué te cuesta más de ser profesional?
La rutina. Me encanta el baloncesto, pero necesito desconectar. Cuando nos vamos tres días fuera, todo es baloncesto. Y me gusta, pero me cuesta.
¿Quién es tu mejor amiga en el equipo?
Andrea (Vilaró). Desde el principio me ayudó un montón. Ella me trae todos los días al pabellón y me lleva a casa porque no tengo coche. Es de esas jugadoras que cuando tienes un mal día te sueltan una broma o te dicen: «Déjame la bola y descansa una».
«Hay padres que están constantemente machacando al entrenador. Luego llega el niño al entreno y no ve al entrenador igual. Se están cargando a jugadores»
¿Escuchas música antes de los partidos?
Sí, en inglés, me motiva mucho.
¿Cómo llevas el idioma?
Ahora un poco mejor. Pero al principio me costó muchísimo.
Porque tu entrenadora, por ejemplo, da las instrucciones a veces en inglés, ¿no?
Casi siempre las da en inglés. Ahora puedo mantener una conversación. Al principio del año no hablaba nada con Arica (Carter) porque que no la entendía. Pero ahora ya mejor.

¿Qué música te gusta en español?
Me gusta mucho el rap: Canserbero, Al Safir, Natos y Waor…
¿Series que te gusten?
Me encantan las de asesinatos. Ahora estoy viendo ‘El Mentalista’ otra vez.
Tienes un acuerdo con la marca Nike.
Te dan ropa, zapatillas y demás. Yo siempre he llevado Nike desde bien pequeña. Creo que me hicieron el contrato porque en un Europeo llevaba unas zapatillas destrozadas (risas) y mi agente me echó la bronca. Justo ese año me lo ofrecieron.
Para cerrar, ¿qué le dirías a una niña de 7-8 años que empieza en el baloncesto?
Con siete años yo no pensaba en nada. Iba, jugaba a la pelota y me iba a mi casa. Muchas son los padres los que meten presión: «Queremos que nuestro hijo sea una superestrella»… Los niños cambian mucho de los 10 a los 15 años, con la pubertad y todo… A esa niña le diría que disfrutase un montón y que si le gusta el baloncesto que siga jugando, que se esfuerce y ya está. Y que lo que tenga que ser, se verá.
Algunos padres en partidos de deporte base dan vergüenza ajena…
Eso de gritarle al hijo desde la grada con cosas que está haciendo mal o correcciones…. Es que no lo están dejando disfrutar. También hay padres que están constantemente machacando al entrenador. Luego llega el niño al entreno y no ve al entrenador igual. Eso es un cáncer para el deporte. Se están cargando a jugadores.
¿Cómo ves el cuidado de la salud mental en el ámbito competitivo en el que te mueves?
Se está hablando mucho más ahora, lo que es positivo porque da más visibilidad a este tema. Por otra parte, me gustaría que hubiese un psicólogo dentro del staff. Alguien que nos ayude a entendernos entre nosotras y que nos asesore emocionalmente, sobre todo en días difíciles en los que una necesita desahogar.