Desde el partido en la oposición exigen al Ayuntamiento que aplique medidas «inmediatas» para frenar y revertir un vertido nacido en uno de los campos de fútbol, y que podría acarrear consecuencias nocivas para el suelo y el agua

Gijón y la contaminación. La contaminación y Gijón. Dos cuestiones que, desde hace décadas, parece imposible disociar, y que marchan de la mano en múltiples puntos del municipio. Especialmente, en su Zona Oeste. Sin embargo, en esta ocasión la alarma ha saltado en el flanco este del concejo… Y ha sido la de Izquierda Unida (IU) la voz encargada de lanzarla. El partido en la oposición ha advertido de la existencia de un vertido de caucho en el Jardín Botánico Atlántico emitido desde las instalaciones deportivas de El Tragamón. Concretamente, del campo de fútbol once, ya fuera de servicio, y cuya base artificial, hecha de dicho material, se está degradando y colando en el bioma templado europeo del jardín. Un proceso lento, pero constante, que, avisan en IU, podría llegar a tener peligrosas consecuencias para el suelo y los cauces de agua.
«Hablamos de un polímero elástico que es la principal fuente de microplásticos en el medio ambiente, que se están dispersando en un entorno natural con un extraordinario patrimonio vegetal y por el que transcurren los arroyos de Santurio y Peñafrancia, afluentes del río Piles», informaba ayer Javier Suárez Llana, portavoz del la fuerza en cuestión. Eso sí, no sin antes tachar al Gobierno gijonés de «irresponsable» por no haber hecho «absolutamente nada», pese a «tener conocimiento del vertido desde el 26 de marzo, y de los constantes requerimientos del Club Deportivo Arenal, que gestiona el Campo de El Tragamón, para que actuara». Es más, el propio club, proseguía Llana, recoge diariamente «cubos y cubos» de gránulos de caucho; por contraposición, el Consistorio «se ha limitado a colocar una cubeta en el punto donde se produce el vertido que no está evitando ni la filtración, ni la dispersión».
¿Cuál es, pues, la petición de IU? De entrada, una «intervención inmediata» para evaluar el alcance del vertido, aplicar medidas más eficaces para frenarlo y sanear la zona, tres puntos que Llana ya solicitó en el curso de la Comisión de Urbanismo, Obras Públicas y Medio Ambiente. Y, a más largo plazo, una renovación de los dos campos de fútbol once, y no solo del pequeño, tal como se recoge en las previsiones actuales del Patronato Deportivo Municipal (PDM). Así, el edil en la oposición finalizaba su mensaje indicando que «los dos son una fuente de contaminación por microplásticos no solo para el Botánico, sino también para los chavales que juegan en los campos»,