«No hace falta tener estudios, siendo de la ciudad, para darse cuenta que la población de Gijón está muy envejecida. Teniendo en cuenta, además, que muchos de los jóvenes que acaban las carreras, hacen la maleta y se van»
Javier Egocheaga, conocido por Javi Savoy, es uno de los personajes claves para entender Gijón en cuanto al tema musical se refiere. Músico vocalista de varios grupos, -Lucas y los Patosos y Los Paramétricos-, regenta dos locales de culto musical, el Savoy «de toda la vida» en la calle Dindurra y el Savoy de conciertos en directo y terraza de la calle Covadonga.
Su amor por el rock and roll y Elvis ha llenado su vida y su forma de vestir. Su media naranja desde hace cuarenta años es Pili Matos. Fruto de ese amor nació su hija Brenda, apasionada al igual que ellos, del rock
Sigue a tope a pesar de los años.
No me quejo. Insistiendo en mi cruzada particular, defendiendo la música que me gusta. Me doy por afortunado porque tengo a quién dejar mi colección de discos y las camisetas de rock (habla de su hija Brenda)
¿Y el secreto? O es constancia.
Esa palabra, constancia, me gusta muchísimo. Se lo digo siempre a mi hija, hay que ser constante. Puedes ser brillante, inteligente…pero si no eres constante…
¿Cuándo abrió su primer bar?
En diciembre de 1989 el de la calle Dindurra (hará 34 años) y el de la calle Covadonga lleva ya diez años.
Por el medio hubo otro súper divertido.
Con conciertos en directo a todas las horas…a las 5 de la mañana…a esas horas tan raras (se ríe)
A muchos lectores jóvenes les parecerá ciencia ficción. Por cierto, sigue dando conciertos, me refiero a usted.
Lucas y los Patosos fue el grupo que tenía a finales de los ochenta. Con los noventa empezamos Los Paramétricos.
Con un par de discos editados.
Pero la muerte se cruzó en nuestro camino y se llevó a César Monte, nuestro bajista. Dejamos el grupo aparcado. Luego llegó la pandemia…ya sabe.
¡Qué duro eh!
Junté todas mis fuerzas para reconstruir todo esto, y de vez en cuando subo a cantar con Bobi Paramétrico.
Y Bobi toca con Lía Rojo, la hija de Tere Rojo… esta última tiene sustituta, como usted.
(Se ríe) a veces me dice en broma: “Papá me manipulaste un poco eh…”
Y usted qué le dice.
Bueno, la verdad es que a la hora de comprarle ropa, siempre nos guiamos por nuestro estilo. En cuanto al cine, pues comprenderá que le llevábamos a ver películas de nuestro rollo…y al escuchar música, más de lo mismo.
La ropa era una característica más que apreciable, y digamos, llamativa. Ahora en estos tiempos ya pasa más desapercibida.
Tuvimos la suerte de que ella lo valoró todo.
En cuanto a la música, tendrá una cultura brutal.
En casa se escucha música continuamente, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos. La música para mí es medicinal. De hecho, puse música hasta en la mesa electoral que me tocó en las últimas municipales.
¡Qué me dice!
Me tocó en el colegio Jovellanos y les comenté a los compañeros de mesa, si les molestaba que pusiera música desde el móvil.
Y qué le dijeron.
Que no sabían si se podría…
Entonces…
Entonces les dije que íbamos a probar y poner música democrática. Ni en catalán, ni es asturiano, ni en gallego, ni en ingles…instrumental.
Hablando de otra cosa. La clientela cambió, no sé. En la forma de ser, de actuar con los demás…
No hace falta tener estudios, siendo de la ciudad, para darse cuenta que la población de Gijón está muy envejecida. Teniendo en cuenta, además, que muchos de los jóvenes que acaban las carreras, hacen la maleta y se van.
Y con la edad…
Los horarios cambian. Antes salíamos seis días a la semana, ahora eso no existe. Creo también que la economía está por el medio de esto. Y luego añádale las nuevas tecnologías.
Los que no salen chatean online.
Antes era impensable. Es negativo. La gente está más aislada. Es una sociedad virtual.
Fíjese que hasta se liga por Internet.
Para qué perder el tiempo en rituales…un error.
Ahora hablemos de festivales. ¿En qué cambiaron? ¿Qué le parecen estos macro festivales? ¿Le gustaba más antes o lo de ahora?
Yo creo que estos macro festivales no son buenos para la música de verdad. La gente acude a ese tipo de festivales a una combinación de sensaciones…porque hay que estar ahí, pero no tiene nada que ver con ir a un concierto. Muchos de los asistentes ven el espectáculo a través de las grandes pantallas. No ven el gesto del artista.
La intervención de lo público es necesaria para atraer este tipo de eventos…
Sí, pero también destruye la iniciativa privada de las salas. Aparece la figura del “águila listo” que presenta un proyecto, convence al ayuntamiento de turno, consigue apoyo…
¿A dónde quiere ir?
Resumiendo, con el apoyo de lo público hace su negocio, congrega a masas de gente, para ver a diferentes artistas, de los que hay dos o tres conocidos.
No le gusta.
¡Bueno! No lo sé. Creo que es negativo. Los artistas populares no son los mejores, son con los que cuentan con los apoyos mediáticos necesarios para estar ahí. Sin embargo, la gente de calidad, que hay mucha, acaba rindiéndose al no conseguir llegar a ninguna parte.
En otra conversación, me destacaban la necesidad de acostumbrar a la gente a pagar por ver artistas, actuaciones…
Es que, si no, no se valora el trabajo. Como es gratis…pues ¡ala! Por ejemplo, la iniciativa Arte en la Calle es muy positiva, pero creo que está mal enfocada.
¿Por qué?
Partimos de una premisa. Si lo público hace un evento musical, eso es arte. Si no es público, entonces ya no es arte. Incluso puede resultar molesto… ¿qué criterio se sigue, por ejemplo, para que actúe un grupo heavy metal en pleno paseo de Begoña cuando está la gente merendando…?
¿Ninguno?
No tengo ni idea. Pero no es el lugar para hacerlo. Es como el que hace una espicha en un sitio que no es un llagar. No es una espicha. Puede llamarse de otra manera, pero espicha no. Pues esto es igual. Estás malgastando un dinero público en algo que a la mitad de la gente que está allí, no le interesa. No es el lugar adecuado.
Hablemos un poco de política.
Estoy desencantado. Ves la ciudad con el pequeño comercio diezmado. Con las mejores calles ocupadas por las grandes franquicias o con un permiso del Ayuntamiento para montar una gran carpa de comida teniendo todos los restaurantes y sidrerías que hay aquí. ¡Hombre por favor, monta otro tipo de atracción no le fastidies la mejor temporada a los locales! No ahogues al que te llena las arcas consistoriales todo el año…
Mejor dejamos el tema ¡ande! Cuénteme si tiene algún proyecto nuevo.
A ver yo soy consciente de mi edad y mi ambición ya tocó techo. La ciudad es lo que es.
¿Es feliz?
Sí, a veces me cuestiono si tanto trepar y tanto trabajar (no descanso ningún día) y recuerdo cuando tenía doce o trece años y buscaba mi personalidad. Llegó a mi vida el rock y Elvis; la ilusión de hacer la maleta.
Pero…
El destino me puso el trabajo de peluquería en el camino, que me gustaba muchísimo; a Pili, mi mujer (llevamos juntos cuarenta y tantos años); a una pandilla fantástica de gente que le gustaban cosas parecidas a mí…y me quedé. Y soy muy feliz.
¿Viaja?
Sí, cuando podemos viajamos…pero siempre tengo ganas de volver, poner los discos que compré…
Siempre pensando en la música. ¿Cuántos discos puede tener?
No sé, pero muchísimos. Si los tuviera que juntarlos todos, tendría un problema. ¡Son mi tesoro!
No conocia a este señor, Javi Egocheaga, me ha parecido una entrevista muy interesante, una persona con ideas muy claras y positivas, el asunto del dinero publico es un tema importante xq en este pais hay unos pocos piratas q se llevan el dinero publico y organizan la mayoria de los festivales de verano y eso no es de recibo. El dinero publico es para la diversion de todo el publico. El q quiera organizar festivales q se arriesgue con su dinero y si falla el tiempo o la gente pues q se aprenda la leccion y lo piense para otra vez.