Son muchos los frentes abiertos en Jovellanos City o Ciudad Provisional, ¿seguirán abiertos hasta que llegue el maná europeo?
Me despierto temprano con dos canciones agarradas a mi cabeza. De esas que laten con fuerza bajo el grifo de la ducha, una lleva la firma de Antonio Luque con su Señor Chinarro y la otra se mece en la voz de Josele Santiago, líder de Los Enemigos. Podrían formar parte de la banda sonora y cotidiana de esa ciudad conocida en otro tiempo como Gijón y a la que en este abril de 2021 bautizo con el nombre de Ciudad Provisional. Son muchos los frentes abiertos en Jovellanos City o Ciudad Provisional, ¿seguirán abiertos hasta que llegue el maná europeo?, la lista puede hacerse acompañando a la de los reyes godos.
Desde Ataúlfo (sede social del «futuro alcalde»: Pepín Braña) a la «provisional» estación de tren de Sanz Crespo, desde Sigerico al Solarón o la intermodal, pasando por el anillo navegable del Piles, la playa de San Lorenzo, graneles del Musel o la endémica contaminación de la zona oeste. No me olvido de Alarico, las obras en el Parque de Isabel la Católica, Hogar del Productor en Ceares, mantenimiento del Metrotren o el asfaltado «provisional» del Tránsito de las Ballenas (parche imposible en cualquier casco histórico europeo). O esos adoquines con vida propia en Cimavilla que son colocados por los operarios municipales con esmero y materiales baratos (para que negarlo).
Pasado medio mes de la preceptiva obra añoran a Dany el Rojo y sueltan a su compañero adoquín con la ilusión de poder sentir el calor de una mano revolucionaria… Ciudad provisional con una estación de autobuses a medio gas. En un homenaje al rey godo Turismundo sigue la estación gijonesa con la tradición de las frecuencias más caprichosas y las máquinas expendedoras de billetes averiadas… Capital de la Costa Verde, Villa Provisional a la espera del fin de una pandemia que termine con restricciones y penurias para comerciantes, autónomos, hosteleros o músicos callejeros que intentan llegar a la mañana siguiente como buenamente puedan y les dejen. Pongo de ejemplo a dos músicos que se ganan el pan en nuestras calles: San Pedro, Atocha o Begoña. Iván y Pablo son hostigados por la policía local, a menudo, mostrando algunos de los uniformados unas ínfulas regaladas por el Far West. «¿Eres tú John Wayne o lo soy yo?, ¿cabalgas solo?, ¿qué es lo que montas tú?».
La interrumpida melodía lleva la marca del pasotismo en comandita de Divertia y la alcaldesa, la alcaldesa y Divertia. Supongo, quiero o necesito creer que más pronto que tarde volveremos a la celebrada hoy semilibertad del precovid. Desnudando sonrisas, sin embozo alguno y abrazando al prójimo, liberados del temor a la inquisición de balcón. Cuando llegue ese día ya no quedarán excusas para dejar de sumar, para no gobernar pensando en el bien común. Yo voy adelantando camino con las ventanas abiertas en un bajo perdido de mi querida Cimata, cantando a la primavera: «Vuelvo a mi ciudad, allí estará, mientras dure la alegría».