ENTREVISTA CON JUAN FERNÁNDEZ, MEDALLA DE PLATA DE HOCKEY HIERBA EN PEKÍN 2008
“Haya salido o no en prensa siempre he estado muy orgulloso de llevar el nombre de Asturias por el mundo. Era el único integrante no catalán en la selección del 2008”
“Jugaba encantado en el Grupo Covadonga, pero si quieres disputar unos Juegos y pelear por la selección tienes que irte al Centro de Alto Rendimiento de Madrid”
Juan Fernández La Villa (Oviedo, 1985) pertenece a una generación que en el hockey hierba se acostumbró a ganar durante muchos años. No había prácticamente cita que se les resistiese y en 2008 el combinado nacional tocó el cielo con la medalla de plata en Pekín. Después de Londres 2012 llegó el momento de elegir entre deporte o estudios y el asturiano apostó por el MIR. Ahora, el doctor Fernández desarrolla su profesión en Extremadura y reconoce que le gustaría tener contacto con la Familia Olímpica del Principado. Su próximo ‘campeonato’ es la paternidad en la que se estrenará en breve y para su hija tiene un consejo: “Obviamente me gustaría que hiciera deporte, pero sobre todo que disfrute y se lo pase bien”.
Catorce años ya de su medalla en China. Supongo que para usted como si fuera ayer…
Es una experiencia única e inolvidable. Solo el hecho de ir a una cita olímpica es un sueño hecho realidad y encima en mi caso que conseguimos la medalla de plata; doble sueño, es el mayor éxito como deportista. No se me olvidará nunca el día que me comunicaron la noticia de que iba a formar parte del equipo que participaría en los Juegos y vivir la experiencia de la competición, del ambiente de la villa y conseguir la medalla de plata, impresionante. Parece que no pasa el tiempo, pero los años transcurren y te lo recuerda cuando ves los Juegos por la televisión.
¿Siente que hicieron historia?
Todavía no ha pasado tanto tiempo porque me sigo considerando joven, pero obviamente queda escrito y esos frutos lo ves cada cierto tiempo. Cuando vas a una cita olímpica siempre se recuerda ese éxito, igual que el de las chicas de oro Barcelona, con lo cual algo hicimos bien. Fruto de aquello es también que estemos hablando tú y yo. Probablemente hayamos hecho historia porque conseguir una medalla olímpica es muy complicado.
Aquella plata supuso la última medalla para un jugador de hockey asturiano. No sé si esto también merece una reflexión de cómo está su deporte.
Desde que dejé de jugar, mi último partido fue el quinto y sexto puesto de los Juegos Olímpicos de Londres donde conseguimos diploma olímpico, abandoné radicalmente el hockey y me metí a hacer el MIR con la especialidad de cirugía ortopédica y traumatología, en lo que ahora trabajo, y no volví a realizar hockey también un poco porque en la comunidad en la que me encuentro no existe. Para que veas el tema del hockey hierba, un deporte minoritario que en algunas comunidades no se practica como es el caso Extremadura. Realmente no sé lo que ha pasado en estos diez años porque estoy completamente al margen. Miro alguna vez cuando sale en los medios de comunicación, pero ya te digo que suele ser pocas veces porque no es un deporte de los más atractivos. Cuando tienes un deporte que no se practica en todo el territorio nacional y con escaso número de licencias, fue también el éxito de las de las chicas de oro de Barcelona con menos licencias todavía que con otros países con los que compites a nivel mundial, se demuestra la grandeza y pones más en valor la medalla. Es decir, un país con un escaso número de licencias, donde no es un deporte que sea de los más llamativos ni con muchos practicantes consiga estar compitiendo con las grandes potencias mundiales y convertirse incluso en una potencia mundial porque llegamos a estar segundos en el ranking ponen en el papel el buen hacer y la labor que tuvimos durante aquellos años. Obviamente te da pena que solo se hable de tu deporte cada cuatro años, pero es algo que todos los que lo hemos practicado tenemos asumida. Ahora, yo que tampoco soy muy usuario de redes sociales, a través de esta mejoría que hubo todavía se le da más trascendencia porque antes no existía.
¿La participación en Londres 2012 fue un regalo inesperado?
En el deporte de alta competición no hay regalos. Es una recompensa al trabajo bien hecho, la constancia, el esfuerzo diario, el sacrificio. En la vida deportiva hay más sinsabores que alegrías, lo que pasa es que las alegrías son muy grandes y cubren muchas veces todos esos sinsabores pero hay lesiones, momentos en los que las cosas no salen y eso lo saben bien los de los de casa, los que están siempre en el día a día contigo. Por eso muchas veces cuando consigues un éxito, te acuerdas de ellos porque son realmente los que saben lo duro que es, lo que cuesta llegar a la cita olímpica y conseguir un éxito. Muchas veces se habla poco de Londres, pero hicimos un diploma olímpico. ¿Qué sucede? Que veníamos de una plata olímpica, pero en cuatro años los equipos cambian mucho. No entramos en semifinales por golaverage. Insisto en que simplemente clasificarse para los Juegos Olímpicos con lo complicado que está, solo iban 12 países en aquella época menos que al campeonato del Mundo, y sacar un diploma olímpico es muy meritorio.
“De la vuelta de Pekín recuerdo el recibimiento de mis amigos, mis compañeros con los que había empezado a jugar y los primeros entrenadores. Eso te reconforta”
¿Y cómo se digiere el cambio?
Entre cada cita olímpica pasan cuatro años, hay dos campeonatos de Europa, uno del Mundo y es verdad que estábamos mal acostumbrados porque tuvimos una generación después de Atlanta hasta la plata olímpica que quedamos campeones de Europa, terceros a nivel mundial, ganamos y fuimos subcampeones del Champions Trophy, la plata olímpica y esto es como todo. Cuando vuelves de Pekín lo haces enrabietado porque has perdido una final, pero los años te van dando la sensación de todo el trabajo bien hecho y de lo que lograste. Pienso que a día de hoy no soy todavía consciente por lo que cuesta ganar una medalla olímpica. Sólo van los elegidos y encima conseguir un título. Considero que ir a una cita olímpica es el sueño de todos los deportistas, quizá el único deporte para el que haya competiciones más importantes sea el fútbol. A esto hay que sumar un cambio de ciclo, entrenador, jugadores y quizá no estábamos haciendo resultados tan buenos, pero llegábamos de una plata en el Champions Trophy, íbamos en línea ascendente y las aspiraciones eran máximas. Nos quedamos a un gol de poder pasar a semifinales y tocó luchar por un diploma olímpico que lo logramos, también hay que valorarlo porque es complicado. Como todos los torneos, siempre aspiras a lo máximo y en el momento que no entras en la pelea por las medallas, te queda una sensación de tristeza, pero con los años también lo pones en valor.
Supongo que cuando llega a casa es más fácil. Menudo recibimiento en Asturias.
(Risas). De la vuelta de Pekín 2008 recuerdo el recibimiento de mis amigos, mis compañeros con los que había empezado a jugar, mis primeros entrenadores y eso es lo que realmente te reconforta. Ahí está la gente que me conoce, la que ha vivido esto conmigo, unos se van quedando en el camino, pero con los que había empezado todo y tengo la suerte de que siguen siendo todos amigos míos y mantengo el contacto.
Oiga, vaya generación. Hay una foto antes de volar a Londres con Jessica Alonso, Ángela Pumariega y Marcelino Torrontegui. Y usted sin saber que estaba entre un oro y un bronce…
Asturias somos una comunidad que no aportamos un gran número de olímpicos, pero los que vamos siempre conseguimos resultados porque en todas las citas olímpicas, desde que yo tengo conciencia, siempre hay algún asturiano que tocó medalla. En ese caso, tanto Ángela como Jessica hicieron una competición espectacular y pudieron tener el premio de la medalla.
Además, fue de los que iba siguiendo a ambas y dándoles ánimos y apoyo en Twitter…
Sí, se crea ese vínculo. En esa foto debemos ser seis más otra imagen donde salen los futbolistas Juan Mata y Adrián Colunga y el jugador de balonmano Raúl Entrerríos. También hay algún juez y fisioterapeutas como Marcelino Torrontegui. En total que seremos ocho o nueve los atletas que vamos a competir y tres sacaron medallas, el porcentaje es espectacular. Hay pocas comunidades que tengan ese ratio y te hace vivirlo más de cerca por ese sentimiento de asturianía.
En 2012 fue recibido por el presidente del Principado Javier Fernández, el director general de Deportes José Ramón Tuero y la consejera de Educación Ana González. junto al resto de la expedición asturiana antes de comenzar los Juegos, algo que ya no se hace. ¿Es un error no cuidar de la gente que lleva el nombre de la comunidad por el mundo?
No sabría decirte si un error. Es un poco complejo, pero no me acordaba que fue antes de antes de ir. Sin embargo, en el caso de Pekín, si mal no recuerdo no nos recibieron antes de ir a los Juegos. Quizá ellos mismos se dieron cuenta, pensaron que igual volvíamos con medalla y que se habían equivocado por no haberlo hecho al principio. El deportista siempre agradece que haya gente detrás. Los Juegos Olímpicos es la cita más importante deportiva a nivel mundial y en esos 15 días todo gira alrededor de ellos. Cuando España hace una medalla siempre se mira de dónde es cada deportista y todo el mundo lo aprovecha para sacar el mejor partido o hacer la publicidad que quieran hacer. Yo haya salido en prensa o no siempre he estado muy orgulloso de llevar el nombre de Asturias por el mundo y más en el hockey hierba porque en Londres era el único integrante no catalán de la Selección y en Pekín éramos solo tres jugadores de fuera de Cataluña.
¿El Gobierno asturiano debería tener una Consejería de Deportes?
Estás haciéndome preguntas que no sé contestar (risas). Obviamente todo lo que sea mejorar tiene que tener una infraestructura y un apoyo detrás. Por ejemplo los Juegos de Barcelona, yo tengo vagos recuerdos porque era pequeño, pero me acuerdo de a ver mis padres en casa con la ceremonia de inauguración, la mascota, etc. Generaron un progreso en el deporte español a través de infraestructuras deportivas, cambiar la forma de entrenar de la gente, de dedicarte a ello porque aunque el nuestro no sea un deporte profesional la exigencia que tienes es profesional. Eso ha sido uno de los grandes éxitos de Barcelona. No sólo la cantidad de medallas que se consiguieron y que fueron unos Juegos espectaculares, sino el legado que ha dejado posteriormente para el desarrollo del deporte. Esto traído a Asturias, probablemente, si queremos que se mantenga un desarrollo importante todo lo que tenga una infraestructura y apoyo detrás siempre es necesario y va a ser mucho mejor para darle sustento.
“La Medicina era algo que me absorbía tanto tiempo o más que el hockey, pero tenía claro que del deporte no iba a vivir. Si no tienes un plan B cuando lo dejas, no tienes nada que hacer en tu vida”
¿La decisión más complicada de su carrera fue tener que colgar el stick por preparar el MIR?
No fue excesivamente complicado porque tenía claro que del hockey no iba a vivir. Sí fue un poco duro porque te coge con 26 o 27 años, en el momento de madurez deportiva, cuando tenía los mejores años por venir, otro ciclo olímpico completo con la experiencia suficiente de los Juegos Olímpicos y con mi generación que venía de las categorías inferiores. Te da pena dejarlo, pero no me costó tanto dejarlo porque fue inmediato. Volví de los Juegos de Londres y me encerré a estudiar el MIR, una cosa que también me apasiona. Tengo la suerte de que lo que hago en mi trabajo me gusta mucho, primero el MIR y ahora la especialidad de cirugía ortopédica y traumatología y dedicarme a ello. Era otra cosa que me absorbía tanto tiempo o más que el hockey, también mi pasión en aquel momento. Sí que me da pena y rabia porque hubiera seguido unos años más, pero no podía estar un lustro sin tocar un libro porque ya había acabado la carrera el año anterior. Son muchos años desconectado y no se puede porque también te exige dar el 100% de ti.
¿Y le resultó extraño seguir la cita de Río por televisión?
Me acuerdo perfectamente de que fue la primera vez que volví a ver hockey desde que lo había dejado. Era como que no había pasado tiempo y a la vez habían transcurrido cuatro años. De hecho, tuve que llamar a un amigo que seguía ligado al hockey como entrenador porque hubo cambios de normas. Fue una sensación de alegría por volver a verlo, saber lo que se siente cuando uno va a los Juegos Olímpicos. Tristeza en ningún momento porque dejé de jugar cuando y como quise, pude retirarme tras unos Juegos Olímpicos y no por una lesión o edad y lo abandoné por otra cosa que obviamente me gusta y apasiona y a lo que me dedico en la actualidad.
“La primera vez que volví a ver hockey desde que lo dejé tras los Juegos de 2012 fue en Río 2016. No me sentí triste porque pude retirarme cuando quise”
Hay mucha gente que sigue pensando que ser deportista de élite es tener la vida resuelta, pero lo cierto es que una medalla no da de comer.
Para nada. Una cosa es ser deportista de élite y otra deportista profesional. Nosotros éramos profesionales a nivel de método de entrenamiento, pero no a nivel económico. Con todo, volvería a ser deportista de élite, pero también significa renunciar a muchas cosas por algo que te gusta. Hay que entrenar todos los días te apetezca o no, llueva o haga sol, renunciar a viajes de ocio, a veranos con amigos, simplemente tener días contados y esforzarte, pero no te soluciona la vida. De hecho, tuve la suerte de obtener medallas en campeonatos mundiales, Copas de Europa y el metal de Pekín, pero cuando dejas de jugar al hockey si no hay un plan B, no tienes nada que hacer en tu vida. En mi caso había estado compaginando deporte y estudios y en ocasiones es difícil, tienes que tener ese apoyo familiar en casa que te ponga los pies en la tierra y que te diga: ‘Tienes que estudiar’. No solo porque haya tenido la carrera buena, si no porque en cualquier momento se te puede truncar por una lesión, no haces los resultados cuando los tienes que hacer o no compites bien porque pueden pasarte muchas cosas en ciertos momentos y hay que tener algo de lo que se pueda vivir. Eso lo tenía muy claro y si se me olvidaba estaban mis padres para recordarme que tenía que estudiar.
¿Los deportistas olímpicos son una moda?
Es una situación a la que estás expuesto. Eso es la grandeza también de los Juegos Olímpicos, lo notas y en esos momentos eres el centro de atención. En Pekín 2008, un compañero mío y yo tuvimos un contrato con Nike de 15 días. Fue bien porque sacamos la medalla de plata, pero fueron 15 días. Se lo cuento a mis amigos en plan de broma y no deja de ser gracioso porque decir: ‘Me patrocinó Nike 15 días, lo que duraron los Juegos’. ¿Luego que pasa? Era el mismo jugador, ganamos medallas en campeonatos de Europa, pero no vendía. Sabes que en ese momento estás en el candelero porque todo gira en torno a eso. Estás en todos los periódicos, tengo una foto grabada en la que salía cuando ganamos a Argentina en Pekín. La gente te juzga cada cuatro años y en ese tiempo en el deporte y en la vida cambian un montón de cosas.
Tanto Masángeles Rodríguez como usted fueron los ‘culpables’ de situar a Asturias en la élite del hockey. Cuando entrevistamos a la campeona en Barcelona 92 nos decía que “Asturias tiene un potencial deportivo enorme, pero todo el mundo se va por falta de inversión”. ¿Se siente reflejado en esta frase?
Es la experiencia que viví. Llega un momento en el que tienes que cambiar de equipo. Jugaba encantado en el Grupo Covadonga y estábamos en Primera División, algo que para la formación es estupendo. De hecho siempre recuerdo mucho a mi primer entrenador Diego Pidal y luego todos los demás que tuve y los compañeros con los que empezamos en Gijón, pero llega el impass de decir: ‘Si quiero disputar unos Juegos Olímpicos y quiero competir por entrar en la selección absoluta, tengo que jugar en División de Honor, como la primera visión del fútbol’ y ahí te tienes que ir al Centro Alto Rendimiento de Madrid. Al final el hockey tiene la potencia, sobre todo, en Cataluña porque la mayoría de los jugadores catalanes entrenan con sus clubes y tiene esa competitividad. Mientras los del resto de España tenemos que centrarnos en Madrid y hacer entre nosotros ese bloque competitivo de entrenamiento que sería el centro de alto rendimiento. Te sabe mal, pero tienes que dejar tu tierra, tienes que dejar todo por tu sueño.
No me quiero olvidar de otra grupista como María López, gijonesa triunfando y escribiendo páginas en la historia del hockey.
Está haciéndolo estupendamente. Recientemente acaban de jugar el campeonato del Mundo en Terrassa y la verdad es que está escribiendo su propia historia. Lleva dos Juegos, Río y Tokio, le deseo todo lo mejor porque también es una crack y que siga llevando el nombre de Asturias y consiguiendo éxitos por allá por donde vaya.
“Asturias es una comunidad que aporta muchos deportistas olímpicos para la ratio poblacional que tiene y con éxitos. Me gustaría estar en contacto con la Familia Olímpica”
¿Echa de menos el hockey?
Echas de menos el deporte de competición. Me gusta mucho el deporte, siempre lo practico y no lo quité de mi vida, pero obviamente pasa a otro escalón un poco lúdico deportivo. Hago todos los deportes menos hockey, de hecho es mi vía de escape para todo y lo que se echa de menos realmente es la competición de alto nivel.
Precisamente, Ángela Pumariega y Jessica Alonso se embarcan ahora en la aventura de la Familia Olímpica del Principado que comandará Jorge García. ¿Entiende que hayan pasado más de 20 años y el Museo Olímpico siga siendo un sueño?
No me sorprende porque cuando oigo hablar a veces de Familia Olímpica soy olímpico y no sé cómo acceder a ella. Siempre es bonito tener recuerdos de la gente que fue olímpica, no solo los que consiguieron medallas sino los que estuvieron en una cita porque ir a unos Juegos Olímpicos es muy complicado. Asturias es una comunidad que aporta muchos deportistas olímpicos para la ratio poblacional que tiene y además muchos consiguen grandes éxitos. Habrá gente que le guste más, gente que le que le guste menos, pero sería ese reconocimiento a la buena labor y a los buenos deportistas que da esta tierra. Muchas veces me gustaría estar en contacto con la Familia Olímpica, igual que intento estarlo con compañeros que tuve en el deporte por no perder esa relación, pero no sabría dónde acudir y soy olímpico en dos Juegos. Es un poquito triste si ni nosotros que entiendo que formamos parte de esa Familia, me autoinvito (risas), no nos conocemos. También puede ser que en mi caso, como estoy fuera, no tengo contacto con todo eso.
“La pandemia fue un momento duro porque la incertidumbre era completa. Se intentó hacer lo mejor que se pudo o se supo”
¿Lleva mejor la bata o el stick?
(Risas). La bata se lleva bien. Encima en mi especialidad quirúrgica hacemos muchas cosas de destreza manual y de habilidades que me gustan. Son retos e intento trasladar todas las enseñanzas del deporte como la autoexigencia, el sacrificio, el esfuerzo diario, el trabajo, la constancia… Siempre digo que no soy ni mejor ni peor que otro, pero tengo una cualidad: la constancia. Ser constante, trabajar todos los días y cada día un poco más, intentar mejorar y siempre hacerlo mejor para los pacientes que es lo que estamos tratando. No se nos tiene que olvidar que tratamos personas.
Siendo médico tengo que preguntarle cómo vivió la pandemia…
Fue un momento duro porque la incertidumbre era completa: no sabías qué hacer, qué iba a pasar, mucha información… Hay imágenes que tanto mi mujer como yo vivimos y que prefiero no comentar. Ella es médico de Urgencias y quizá lo vivió más en primera línea: gente que se va y que no puede estar acompañada, no había medios porque nos cogió de repente, nadie se lo esperaba y no se sabía qué hacer, muchas veces lo peor es no saber cómo reaccionar. Como parte de nuestra profesión empezamos a formarnos, leer cada vez más, ver y probar cosas que funcionan en un sitio e intentar adaptarlas a las capacidades que tienes en tu hospital. Se intentó hacer, por lo menos, lo mejor que se pudo o se supo.
Ahora que va a ser padre, ¿le gustaría que su hija siguiera sus pasos?
Me gustaría que disfrutara, que hiciese lo que quisiese. Obviamente que hiciese deporte, pero que se divierta. Recuerdo que mi padre y mi madre siempre me decían que disfrutara y lo pasara bien. Cuando la gente me pregunta porque elegí un deporte minoritario como el hockey hierba con todos los que hay en Asturias, siempre contestaba lo mismo: ‘Me lo paso bien’. Tuve la suerte de empezar en un grupo con un entrenador y cuatro compañeros porque salió un equipo de hockey sala que hizo que nos divirtiéramos. Eso es lo que luego no te cuesta cuando te va exigiendo más tiempo y dejar otras cosas de lado.
Muy guaii, como no podía ser de otra manera, y enhorabuena Juan.