«No tengo nada en contra de China, pero sus controles son diferentes, y luego no nos importa consumir sus productos»

Durante la celebración de la feria Agropec en el Recinto Ferial Luis Adaro, Juan Manuel Alonso, director general de ASA (Asturiana de Servicios Agropecuarios) ha charlado con miGijón para contarnos el origen de la organización y su estrecha relación con la Central Lechera Asturiana y Agropec, Así como las aportaciones de ASA en el campo de los bienes y servicios para los ganaderos y la situación que está atravesando el sector, no sólo a nivel asturiano, sino también en la escala internacional.
Juan Manuel, ¿nos podría contar cuál es el origen de ASA y su vinculación con Central Lechera Asturiana?
Fue la Central quien formó ASA en 1997, en un 50% con la Central Lechera y el otro 50% con la Cooperativa de Agricultores de Gijón. Esto sucedió porque la cooperativa manejaba muy bien el tema de piensos y la Central el tema de la leche. Al unirse, el objetivo era optimizar recursos. Desde entonces, somos la sección de piensos de la Central Lechera. También ofrecemos abonos, semillas, menaje del hogar, pienso de mascotas, entre otros. En definitiva, somos una empresa dedicada a servir a la gente del campo con todo lo que pueda necesitar en nuestras 11 tiendas por toda Asturias.
ASA también tiene una larga y estrecha relación con el Agropec. ¿Nos podría hablar más sobre esta colaboración?
Llevo 25 años en la empresa, y desde entonces he estado viniendo a Agropec. Llevamos colaborando y poniendo nuestro stand en la feria durante 25 años. Además, participamos en los premios de los concursos aportando dinero. Desde el principio hemos estado muy ligados a esta feria.
¿Cuáles son las aspiraciones para ASA de cara al futuro?
Mi mayor aspiración es que se nos considere una empresa de referencia en el sector asturiano, específicamente en el sector primario de Asturias. Queremos ser reconocidos tanto por la comercialización de productos como por los servicios de asesoramiento técnico que ofrecemos. También me gustaría que la gente nos sintiera como algo propio de Asturias.
¿Cuáles considera que son los mayores problemas que enfrenta ASA y el sector en general?
Veo dos problemas muy claros: la falta de relevo generacional y la falta de mano de obra. Creo que desde las iniciativas del Principado se podría hacer mucho más para apoyar nuestros productos y hacernos sentir que estamos siendo respaldados.
En cuanto a la ganadería, algunos sectores sociales y políticos la culpan del deterioro ambiental. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Creo que hay una gran desinformación sobre la huella de carbono, la contaminación y otros temas relacionados. El ciudadano común oye que las vacas y los rumiantes son los culpables del calentamiento global, y aunque los rumiantes pueden contribuir, no son ni mucho menos los principales responsables. Te doy un ejemplo: durante la pandemia, muchos coches, barcos y aviones dejaron de circular, pero el número de vacas seguía siendo el mismo y la contaminación bajó significativamente. Es hipócrita decir que el ganado contamina, mientras uno mismo viaja a una convención de medio ambiente en un jet privado. Esta actitud solo fomenta la desinformación.
¿Cree que hay intereses detrás de estas afirmaciones sobre el impacto ambiental de la ganadería?
Sí, algunos grupos no están siendo completamente transparentes con la información que transmiten al ciudadano. Todos queremos contribuir a cuidar el planeta, pero esto debe hacerse con sentido común. Necesitamos comer, y para eso hay que arar la tierra, lo que requiere tractores que, obviamente, contaminan. Sin embargo, este proceso es necesario.
Últimamente, los productos locales han encarecido sus precios, mientras que los productos que vienen de fuera de la Unión Europea son más competitivos. ¿Qué consecuencias podría tener esto?
Europa está implementando políticas exageradamente restrictivas, mientras que países como China no están sometidos a los mismos controles de contaminación que nosotros. No tengo nada en contra de China, pero sus controles son diferentes, y luego no nos importa consumir sus productos. Si Europa nos exige ciertas normativas, todos los productos que entren deberían cumplir las mismas restricciones. De lo contrario, estamos encareciendo nuestros productos, haciendo que nuestras empresas sean menos competitivas frente a las extranjeras. Esto ya está sucediendo. Un ejemplo es la soja: para 2025, China podrá comprar soja donde quiera, mientras que Europa no, lo que hará que perdamos competitividad.
Es una reflexión muy seria. ¿Cree que esto puede afectar gravemente a la economía local?
Sí, si no cuidamos nuestra propia industria, ya sea ganadera o de cualquier tipo, el futuro puede ser muy sombrío. Las reglas del juego deberían ser las mismas para todos.