POR JOSU ALONSO
“Soy asturiano por sangre, convicción y por patria. La añoro cuando estoy fuera y procuro venir siempre”
“Me insultan los de extrema derecha y los de extrema izquierda. La discrepancia ahora se considera enemistad”
“Igual estamos haciendo una generación de personas con poca fuerza interior debido a una educación demasiado protectora”
Hace una semana la luz roja del estudio de Onda Cero volvió a encenderse para Juan Ramón Lucas (Madrid, 1958) en una nueva temporada al frente de ‘La Brújula’ cargada de actualidad y análisis. Un asturiano que sabe como cargar las pilas y cuya ‘batería’ se vuelve a poner al 100% en el Principado. Descalzo y relajado, nos recibe en su casa. Café y unas pastas acompañan la conversación con miGijón mientras Zen –uno de sus perros- reclama atención con un palo mordisqueado. Lucas compagina el periodismo con su pasión por la escritura, algo que comparte con su hija Ana que ya ha publicado un libro de poemas. Hay cantera. Por delante una conversación sobre diversos temas: desde la política al periodismo pasando por sus raíces. Es Juan Ramón Lucas en estado puro. Siéntense y disfruten.
Qué relax…
Este es un universo propio, íntimo, en el que encuentras la tranquilidad, el silencio y la conexión con la naturaleza, algo que siempre he valorado especialmente. Estamos en el Valle Oscuru, el valle donde nació mi padre, de donde es parte de mi familia -los Lucas- un pueblo a tres kilómetros que se llama Boquerizo y aquí he pasado muchas temporadas de mi infancia, media vida. Ahora he vuelto con la conciencia de disfrutar lo que disfrutaba de pequeño y lo que me reporta de tranquilidad, sosiego, silencio y de compañía de unos animales que me gustan especialmente como los caballos.
Usted es de los que hace patria no ya sólo en casa sino fuera de ella. ¿Asturias es su lugar en el mundo?
Sin duda. El que fue vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, dijo que Asturias era el secreto mejor guardado, aunque no sé si es de esas frases que se atribuyen como tantas que le atribuyeron a Churchill que no tuvo vida para decirlas, ¿no? Asturias es un paraíso natural y no es solo un lema. Es un territorio en el que hay casi todo lo que puedes esperar de la naturaleza, buena comida, rutas, está bastante bien conservado, bien comunicado, culturalmente tiene muchísima vida, playas… Asturias lo tiene todo. ¿Qué pasa? Que llueve más que en cualquier sitio, pero ese es el precio de ser tan verde y hermosa. Cuando la gente dice que llueve constantemente pues qué le vas a hacer y por la noche rosa como decimos aquí, cuando te levantas por la mañana está todo empapado por el rocío. Es el precio, pero se paga muy gustosamente.
Le escuché en una entrevista sobre su última novela que pasa muchas horas en su casa del Principado escribiendo y mirando al Cuera. ¿Fuente de inspiración?
No. El Cuera me da serenidad, la inspiración es un trabajo de disciplina diaria, las musas solo vienen cuando las convocas constantemente. Me procura recogimiento y silencio, algo que valoro mucho. Aquí el único ruido que se escucha es el de los cencerros de las vacas, la respiración de Zen -uno de sus perros- que está esperando a que le tiremos el palo y las voces, pero nada más.
Cuando una persona como usted lleva tantos años viviendo fuera, descríbame el sentimiento de ser asturiano.
Nací en Madrid, viví parte de mi infancia entre Ujo y Mieres y largas temporadas, sobre todo en verano, en el Valle Oscuru. Es decir, técnicamente no soy asturiano porque no nací aquí, aunque en parte me he criado aquí. Dicho lo cual, lo digo para los susceptibles que siempre los hay, soy asturiano por sangre, convicción y por patria. Cuando digo patria, me refiero a un territorio que no es excluyente y que para mí, emocionalmente, tiene un enorme valor. Me siento asturiano, es una sensación difícil de describir y es un orgullo porque es una tierra singular y acogedora: tú te puedes sentir asturiano, español y europeo y acoges aquí al que no es asturiano como un igual, no como en otros ámbitos en los que se tiene muy arraigado lo de la singularidad y el que viene es diferente y, probablemente inferior, por eso quiero distanciarme de él. Nosotros no y Asturias lo siento así, siento necesidad de estar aquí. El himno lo dice muy bien: ‘Quien estuviera en Asturias en todas las ocasiones’ y me siento en casa en Mieres, en Pola de Lena, en Oviedo, en Avilés o en donde sea. La añoro cuando estoy fuera, procuro venir siempre y nunca me decepciona porque siempre encuentras algo positivo, hermoso. Mi abuelo me contaba cómo participó en la Revolución del 34, en la marcha y después en las revueltas en Mieres, cómo se vivió aquí la Guerra Civil; mi padre era pastor en estas montañas y me ha contado historias de guerra y tengo un arraigo tremendo y una necesidad de estar aquí el mayor tiempo posible.
Da gusto escucharle hablar de Asturias.
Es que es un orgullo para mí y presumo de ello. A veces me da pudor porque al no ser nacido aquí, aunque sea oriundo y siga vinculado afectivamente, es un honor que quizá no te corresponde.
Supongo que le habrá dado tiempo a comerse una fabada. Lo digo porque con los meses de julio y agosto que hemos tenido parece que es lo que pide el cuerpo.
Sí, sí. Además me la ha hecho mi yerno, el novio de mi hija mayor -Adrián- que es de aquí y hace unas fabadas cojonudas.
“El curso político estará marcado por la COVID y Cataluña. Hay trama y traca para rato”
“Lo de Podemos es ignorancia pura y dura. No han estado viviendo la realidad de Venezuela y tampoco la de Cuba”
Voy a lo más reciente, el próximo curso político. ¿Qué espera de él?
Me haces una pregunta complicadísima. Creo que va a estar marcado, otra vez, por la COVID porque estamos en una quinta ola que decae, pero no es el final. Ya se habla de la gente que lo tiene durante mucho tiempo y hay jóvenes que se están infectando y va a ser persistente. Seguiremos marcados por la situación en Cataluña, problema universal. Creo que con ambos tenemos trama y traca para rato. Un contrapeso político va a estar en la situación del Partido Popular, fortalecido a final de temporada con lo de Madrid, incluso más fortalecido este verano con alguna torpeza del Gobierno como decir que iban a subir los impuestos a Madrid. Cada vez que dicen algo, votos para Ayuso. En Asturias, donde esto se ve desde cierta distancia, imagino que la gestión de la COVID, para mi positiva, y espero que no haya picos como sucedió hace un año. Confío en que esta temporada se pueda encontrar una verdadera gobernanza, es decir, que haya una coordinación porque será la forma en la que, de verdad, salgamos de este laberinto. Lo ideal sería que el Gobierno tomara algunas decisiones que afectan a todas las comunidades autónomas, pero ya lo dejaron en manos de la justicia y así estamos. Eso, algo de suerte y que las vacunas funcionen y no haya mutaciones como sucede con la variante Delta.
Hablando de coronavirus, Asturias ha sido en agosto noticia cada fin de semana por los macrobotellones. ¿La gente joven le ha perdido el miedo al virus porque ha faltado pedagogía?
La gente joven, y empiezo por autocriticarme porque tengo hijos adolescentes y algo mayores, no está acostumbrada a la privación. Los adultos lo hemos pasado mal durante el confinamiento, hemos tenido problemas de relación, de tocarnos, de acercarnos desde el 14 de marzo de 2020, una especie de frustración colectiva porque no puedes vivir ni convivir como lo habías hecho. Ahí los jóvenes tienen menos callo. No sé si los padres hemos hecho bien esos deberes, inculcar la necesidad de esfuerzo, de trabajo y de sacrificio que es la vida. Puede que no haya habido una pedagogía, pero es responsabilidad de una forma de educar quizá demasiado protectora, no digo severa porque los tiempos han cambiado. Ahora se habla más de lo que hablaban nuestros padres con nosotros, al padre de mi padre lo trataban de usted y era otra historia en el pueblo, pero igual hemos rebasado una frontera y estamos haciendo una generación de personas con poca fuerza interior. Igual me equivoco, pero no mucho porque, en general, es un problema que comento con otra gente en mi misma situación. Por un lado, está esa pedagogía de hacer una juventud más frágil, de cristal y por otro, igual es cierto que hay que explicarlo mejor, pero más de lo que lo hemos explicado los medios y hemos insistido machaconamente no sé si se puede hacer. De hecho, a veces tengo la impresión de que insistir tanto nos lleva a que sean más escépticos.
Otro de los asuntos del verano ha sido Cuba. Dice uno de los socios de Gobierno, Podemos, que Cuba no es una dictadura y el PSOE dice que no es una democracia, pero evita la palabra dictadura. ¿Esto es un juego de palabras?
Hay muchos intereses económicos en Cuba, muchas empresas españolas, especialmente el sector turístico. Entiendo, aunque no lo comparta, que el PSOE haya sido prudente porque gobernar no es una cosa sencilla. También tengo que decir que recuerdo que Fraga era un gran amigo de Fidel, recibido en plena dictadura castrista en España. Lo de Podemos es ignorancia pura y dura. No ha estado viviendo la realidad de Venezuela y tampoco la de Cuba. Como muchos asturianos, tengo familia que ha pasado por Cuba y que se tuvo que ir de allí cuando la revolución. Eso no nos hace especialmente contrarios a Fidel, pero he vivido una experiencia distinta a la de mucha gente desde un punto de vista familiar. Tengo amigos cubanos, gente incluso en la oposición cubana que sufre la represión y no son terroristas ni activistas, simplemente, como en Venezuela, son críticos con el régimen y eso no se permite. Cuando alguien dice que Cuba no es una dictadura que me explique lo que es porque si no hay libertad de prensa, no hay elecciones libres, no hay un parlamento democrático y plural, no hay una oposición que pueda ejercer en libertad… Nunca lo he entendido. Podemos es un planteamiento de la política desconectado completamente de la realidad. El fracaso de los regímenes comunistas en Europa es evidente, histórico y estrepitoso. Construyamos un tiempo nuevo, pero no sigamos pensando que Cuba o Venezuela son regímenes asumibles democráticamente, son dictaduras.
¿Hay Sánchez para rato o el independentismo puede pasarle factura?
Es un superviviente, pero ha cometido unos cuantos errores. Subestimó a Ayuso y eso ha sido muy importante porque le ha privado de Madrid por muchos años si siguen haciendo lo que hacen. Es un error poner la política nacional en manos de partidos antiespañoles, pero hasta ahora a él no le ha ido demasiado mal, al país tampoco le ha ido bien. Si consigue que la cuestión catalana se encauce y se ‘pacifique’ puede que sí haya Pedro Sánchez para rato. Si se enquista, el independentismo le sigue exigiendo y mientras el PP se reorganiza, puede que en las próximas elecciones o en las siguientes haya un cambio. También depende de cómo vaya Podemos, de cómo se reorganice la izquierda a la izquierda del Partido Socialista. Por ejemplo, si lidera un movimiento Yolanda Díaz, eso puede propiciar mucho tiempo de Pedro Sánchez liderando una izquierda en la que estarían él y una Yolanda Díaz mucho más moderada, inteligente y eficaz que Pablo Iglesias o Ione Belarra. Si en esa guerra fratricida a la que está acostumbrada la izquierda se lleva el gato al agua Belarra, cosa que no creo, irán desapareciendo y es posible que al faltarle ese apoyo pueda perder unas elecciones, pero es que el PP tampoco está para tirar cohetes. Uno tiene la sensación de que hay un pulso entre Ayuso y Sánchez y todo va a depender de lo que pase a la izquierda de Pedro Sánchez y la forma en la que decida apretar o no con el independentismo. Vox está ahí también y al PP no le va a quedar más remedio que apoyarse. Es la derecha y ellos consideran que, por ejemplo, la experiencia en Andalucía no está yendo mal.
“Como en la España vaciada no hay votos el mundo rural está abandonado. Las grandes decisiones las toma gente urbana”
“La ‘madrileñofobia’ es un invento político utilizado por la Comunidad de Madrid de forma errónea e interesada”
¿Tiene tiempo Ciudadanos para recomponerse mínimamente?
Rivera cometió el error de pensar que podía ser el líder de la derecha cuando había sacado menos votos que Casado y cuando tenía la oportunidad de haber propuesto a Sánchez un gobierno de mayoría absoluta de coalición. Probablemente Sánchez no lo hubiera querido, pero ni lo propuso. A partir de ahí, empezó a decaer Ciudadanos y no ha podido levantar cabeza. Mucha gente dice que Rivera fue a las elecciones diciendo que nunca iba a pactar con Sánchez, entonces ¿la gente le castiga por haber incumplido su programa electoral? No. La gente le castiga porque, por encima del programa, en el caso de Ciudadanos se buscaba un partido bisagra, que ordenase, de centro y que fuera capaz de hacer país. Tuvo la oportunidad histórica de hacerlo y ahora creo que no tiene ninguna posibilidad de recomponerse. Podemos porque está en el Gobierno sino estaría a punto de desaparecer también. Aquella ilusión de unos partidos alternativos al bipartidismo se fue muriendo porque, tanto Rivera como Iglesias, han cometido los mismos errores que los grandes partidos: su sectarismo y cambiar los partidos por los bloques. Se cambió bipartidismo por bibloquismo y la ilusión murió.
¿Tiende este país a penalizar más los errores que premiar los apoyos? El partido naranja fue uno de los sustentos del Gobierno durante las prórrogas del estado de alarma.
No sé si es por esa razón, pero los apoyos durante el estado de alarma para el electorado de centro, que en España es mucho, no fue importante. Sí lo fue el no ejercer de lo que se esperaba en aquel momento y Ciudadanos ha hecho y sigue haciendo cosas importantes, pero el problema es que ya no tiene la fuerza que tenía y que está haciendo ahora lo que tenía que haber hecho hace mucho tiempo. Eso demuestra cómo es el electorado de Ciudadanos: cuando Arrimadas apoya a Sánchez no se le perdona, se acepta algo más cuando apoya al Partido Popular porque el electorado de izquierda o centro izquierda lo perdió en aquella ocasión. Lo tiene complicado para remontar y es una pena, igual que es una pena que una opción a la izquierda del Partido Socialista se esté diluyendo en las ambiciones de la élite porque, al final, en Podemos repiten el mismo esquema de las élites que manejan a la mayoría porque la gente no tiene el conocimiento, ni la capacidad, ni el talento de las élites. Por eso una persona como Yolanda que ni es sectaria, o si lo es se lo deja en casa y cuando tiene que ejercer responsabilidades las ejerce, liderando una izquierda a la izquierda del PSOE sí sería muy positivo, igual que si hubiera un centro de verdad fuerte y responsable entre el PSOE y el PP estaría muy bien, pero eso es lo que diluyeron las ambiciones de los líderes de la izquierda y centro.
Otro asunto que ha pegado fuerte en los últimos meses y que afecta a varias comunidades, entre ellas Asturias, es el de la España vaciada ¿Hasta qué punto son conscientes los gobiernos de que este es uno de los grandes dramas del país?
Empiezan a serlo, entre otras cosas, gracias a los libros de Sergio del Molino. ¿Sabes lo que pasa? Que creo que se sigue haciendo política, incluso desde los gobiernos autonómicos, urbana. Se piensa en el elector urbano porque se hace política para mantenerse en el poder o conseguir votos y eso se nota. Como en la España vaciada no hay votos pues el mundo rural está abandonado, te lo dice cualquiera que viva por aquí. Hay consejeros de Ganadería, un ministro de Agricultura, pero las grandes políticas y las decisiones verdaderamente trascendentes, son urbanas, las toma gente que ha vivido toda la vida en la ciudad. La mayoría de nuestros políticos son gente que se ha formado en la universidad o en el derecho o en la calle, pero siempre en ciudades. Conozco pocos políticos que vengan de otro sitio. Por ejemplo, el presidente de Asturias viene de la mina, de la calle, de la política, pero es una rara avis en este territorio en el que la mayoría de la gente ha vivido en una ciudad o pueblo grande, ha estudiado en una universidad y ha trabajado en un despacho. Así, el campo es una cosa lejana a la que venimos a respirar o a comer y eso se nota.
Llevamos más de un año acompañados de la mayor crisis sanitaria jamás conocida. ¿Cree que la política ha estado a la altura?
Ni de coña. La política mira más a su propia supervivencia y al interés de su propio partido. La mayoría de los políticos en este país trabaja para conseguir más votos para su partido y mantenerse él o que el partido tenga fuerza. No sé si es el sistema electoral o la forma en la que nos hemos organizado, pero se ha notado que no hay coordinación, no hay una idea de Estado, no hay una renuncia a estrategias políticas en nombre del bien común. Ha sobrado mucho yo en mi autonomía me las arreglo y no me vengas a decir lo que tengo que hacer. Eso lo ha aprovechado el Gobierno de PSOE y Podemos y es su responsabilidad, pero también es responsabilidad de las autonomías que han sido incapaces de encontrar un camino de coordinación porque cada uno tiene su interés. En este país espero que algún día los políticos piensen de verdad en su país o territorio y no en los intereses de su partido.
Con un Vox crecido, Podemos en el Gobierno y una sociedad que, fruto del hartazgo, está totalmente polarizada ¿esto tiene solución?
Es muy difícil porque, además, las redes sociales contribuyen mucho a ello. Ahora hay un diálogo que es conmigo o contra mí, lo hemos asumido como normal y no lo es. A veces critico en una dirección y otras en otra, más en la del Gobierno porque es el que hace cosas y está más expuesto, pero no se admite. Me insultan los de extrema derecha y los de extrema izquierda no porque sea equidistante, que no creo que lo soy, sino porque no se entiende una crítica matizada o una disidencia con los que piensan como tú porque no te gusta como están haciendo las cosas. Cada vez hay más polarización y la va haber porque las redes sociales te colocan, a través de los algoritmos, con la gente que piensa como tú, de manera que reafirmas tus propias ideas. De esta forma, eres mucho menos permeable a las ideas exteriores y, por tanto, tiendes a ver el mundo solo de tu manera. Me parece que la polarización de momento no se va a acabar y no es buena en un momento en el que se necesita amplitud de miras y un poco de generosidad, tienes que renunciar a cosas, a parte de tus estrategias políticas porque tienes que conseguir que esto se resuelva. Una vez suceda, ya veremos. Pasa con la mesa de Cataluña donde, desde el principio, ha sido referéndum y amnistía. No, mire usted, vamos a marcar un camino a medio y largo plazo y si hay que cambiar la ley, consigamos las mayorías absolutas. Todo es sí o no, máximos absolutos o lo que yo pienso es la verdad y lo tuyo no me va a convencer nunca porque, no solo estás equivocado, sino que eres mi enemigo y además estás interesado en hacerme daño. Hemos llegado a un punto en el que la discrepancia es considerada enemistad.
Sobre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, una de las últimas críticas que le hemos leído fue con la remodelación del ejecutivo y la salida de su jefe de Gabinete, Iván Redondo, para el que no hubo ninguna palabra. ¿Cree que esto responde a aquella máxima de que en política todo vale?
En un momento determinado no necesitas a quien te ha aupado y te lo cargas sin ningún problema. Me sorprendió que no le hiciera la más mínima mención con lo que supongo que acabaron mal. Yo a veces he tenido que prescindir de gente de confianza, aunque he procurado agradecerle lo que había hecho. No sé si en política todo vale, pero tengo la impresión de que lo que vale es el interés propio y la supervivencia de uno y de su partido. ¿Todo vale? Sigo siendo tan ingenuo como para pensar que hay mucha gente para la que, a pesar de estar sometida la disciplina del partido o no tener la generosidad o el valor de renunciar en aras del bien común, no todo vale.
Otro de los asuntos de la pandemia fue la guerra desatada entre los presidentes de la Comunidad de Madrid y el Principado, Isabel Díaz Ayuso y Adrián Barbón a cuenta de la ‘madrileñofobia’ en Asturias. Usted que es un poco de aquí y de allí ¿ha tenido alguna vez esa sensación o se lo han trasladado?
Eso son inventos que se lanzan contra el enemigo político. Lo que sí noto es que la gente de aquí cuando vas a la playa de Buelna está llena, no de madrileños, sino de un montón de personas que se pasan por el forro la prohibición de bajar hasta la playa y lo llenan todo de mierda. Lo de la ‘madrileñofobia’ no lo he percibido ni aquí ni en ningún sitio y no porque sea de aquí o mi familia sea de aquí. Como tal no existe y es una herramienta política que ha utilizado, en un momento determinado, la Comunidad de Madrid de manera errónea e interesada, pero no la he percibido ni conozco nadie que sienta de verdad que por ser madrileño le traten mal, ni siquiera fuera de Cataluña donde hay mucha gente cansada de todo el tema catalán. Aquí he visto a muchos con el lazo amarillo y nadie les dice nada.
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