La Cúpula del Centro Niemeyer alberga hasta el próximo 2 de junio una muestra sobre la artista valenciana, una de las más reconocidas del siglo XX
Juana Francés, icono de la pintura española del siglo XX, está considerada como una de las mejores pintoras españolas de su época. Celebrada dentro y fuera de nuestras fronteras, su obra llega ahora a la Cúpula del Centro Niemeyer, que recoge en una exposición, hasta el 2 de junio, la obra de la alicantina con motivo del centenario de su nacimiento. La muestra, producida por el Institut València d’Art Modern (IVAM), está comisariada por una de sus conservadoras, María Jesús Folch y está considerada la mayor exposición dedicada a esta artista.
Folch, quien ha dedicado su carrera a estudiar la obra de Juana Francés, comparte algunos aspectos desconocidos de la artista en una entrevista para el Canal Prestosu de la Fundación Caja Rural de Asturias. Así, revela cómo Francés irrumpió en la escena artística de mediados del siglo XX, en un contexto educativo dominado por cánones conservadores. «Juana se convierte en una de las agentes que producirá la renovación de la plástica española en los años 50. Pocas mujeres estudiaron en aquella época, pocas llegaban a profesionalizarse, y quienes para quienes lo hacían, los críticos hablaban de su pintura «femenina» como algo decorativo, no como obra de arte«.
Una de las características más distintivas de la obra de Francés es su uso innovador de materiales. Folch utiliza la arena de río, que aporta textura a sus pinturas, mezclada con agua, aglutinantes y pigmentos que evocan tonos procedentes de la historia española de la pintura, desde Velázquez y Zurbarán hasta Goya. «Tonos sienas, rojizos, tierras, esa lucha entre la oscuridad y la claridad. Todo eso se ve reflejado en las obras aquí expuestas». La relación de Juana Francés con el teatro de lo absurdo es otra de las revelaciones de esta exposición. Folch, explica que se han encontrado numerosos programas de mano teatrales entre los archivos de la artista. «No eran obras cualquiera, hablaban del hombre y cómo el hombre estaba amenazado por lo que le rodeaba», explica la comisaria. Esta conexión entre la obra de Francés y el teatro subraya su compromiso con la exploración de la condición humana y las tensiones sociales de su tiempo.
Y es que en la obra de la artista alicantina, la lucha personal contra el poder político, la situación de la mujer y las ideologías se manifiesta de manera palpable. A través de sus pinceladas vibrantes y su elección de temas provocativos, Francés desafía las normas establecidas y abre nuevas perspectivas en el arte español del siglo XX.