“En LEB Oro pasas de una liga donde el jugador es profesional, con dedicación exclusiva, a EBA que es una categoría lindando con el deporte amateur”, dice el preparador físico del Gijón Basket
Tras la renovación de Vicente Álvarez, míster que recuperó la senda del triunfo el pasado año y que alcanzó el objetivo de la salvación, el Gijón Basket vuelve a apostar por sangre gijonuda para la nueva temporada. Juanfran Arias, que ya había pasado por el equipo gijonés, se une al cuerpo técnico como segundo entrenador y preparador físico de los de La Guía. Es una gran noticia. Su historial, que le ha llevado a disfrutar del basket profesional en el Melilla de LEB Oro y a la selección española sub14, es un aval que ilusiona al aficionado.
Tras un tiempo fuera, disfrutando de la LEB Oro, vuelves a Gijón.
Así es, este año tuve la suerte de vivir una experiencia en una liga profesional, que nunca había estado nunca a ese nivel. Ya cuando me fui tenía claro que iba a ser una experiencia de una o dos temporadas. Llevaba unos años trabajando como maestro en la escuela pública y no podía estirar más el chicle para volver. Se dio la oportunidad de incorporarme al Gijón Basket con Vicente Álvarez, que es una persona que conozco de hace muchos años y que tengo buena empatía con él, me resulta estimulante trabajar con él.
¿Cómo es jugar en Wizink Center, con 7.000 personas en las gradas?
Es chocante. Mi experiencia previa era en EBA, en Liga Femenina 2… Nunca había estado en esos niveles. No sólo llegar al Wizink, que es el más emblemático, pero ir a Granada, a Girona y a otras pistas donde se vive el baloncesto como en Gijón en otros tiempos. Es bonito.
Y en Girona os tocó con Marc Gasol, campeón absolutamente de todo…
Sí, un Gasol que encima anunció que se incorporaba y su segundo o tercer partido fue contra nosotros. Había mucha expectación. A la vuelta tuvimos la suerte de que estaba lesionado, pudimos ganar gracias a que él no estaba.
Tiene que ser una experiencia increíble jugar ante uno de los mejores jugadores de nuestra historia.
Y que ganó un anillo de la NBA hace cuatro días, como quien dice. Verlo jugar en LEB Oro nos ha dado un impulso mediático a la liga muy importante. La presencia de Marc y de Estudiantes le han dado un impulso tremendo.
¿Cómo es el cambio de un equipo profesional a uno semi?
La principal diferencia es la dedicación de los deportistas. En LEB Oro pasas de una liga donde el jugador es profesional, con dedicación exclusiva, a EBA que es una categoría semiprofesional, lindando con el deporte amateur. Tienen unas remuneraciones parciales que tienen que completar con una actividad profesional o con los estudios. En lo que a mi me toca, fuera del trabajo de pista, ellos disponen de una instalación gestionada por el club para ir a hacer el trabajo físico. Los hay que pueden hacerlo en horario de mañana, otros por obligaciones profesionales no podrán hacerlo. Tampoco hay supervisión directa de todos a la vez.
¿Complica mucho el no poder trabajar con todo el equipo a la vez?
Repercute mucho en el rendimiento, sobre todo en la distribución de las cargas. En deporte profesional sólo juegan al basket, puedes valorar la fatiga diaria, test, etc… Tienes mucha información. Aquí tienes el tema de trabajar a turnos, dormir poco, otras ocupaciones… Es una fatiga invisible que tú desconoces, que no controlas. Hay variables que no están en tu mano y que afectan al rendimiento.
La preparación física, además, incluye a gente muy joven que viene de abajo y a jugadores como Diego Sánchez, con más de cuarenta años a sus espaldas…
En principio lo que suelo hacer es evaluarlos. Hay gente que tiene un historial previo de lesiones, otros tienen rangos de movilidad más limitados… Hay que trabajar cada debilidad, limitarla. Luego hacer un trabajo direccionado a las características de su puesto específico. Al final, con gente como Diego, es una fortuna poder trabajar. Tiene algo especial.
Comparándonos con otros países, donde el deporte base está más profesionalizado, ¿notas mucho la falta de preparación física de los chavales que vienen de abajo?
En la cultura que tenemos en Gijón tenemos muy pocos clubs que implementen trabajo multidisciplinar. Es casi todo técnico-táctico. No sólo en baloncesto. El trabajo físico o mental se olvida. En otras ciudades se invierte más en eso, en tener psicólogo, fisioterapeuta, etc… Quizás, culturalmente, vamos un poco tarde en eso. Si está en alza en el profesional, pero no en la base.
En baloncesto lo notamos mucho en los hombres grandes. Chicos que tienen un nivel muy alto en junior y juegan en posiciones altas, al final, a nivel madurativo están muy tiernos. Hay que tener paciencia, pero si ese trabajo se hubiese empezado antes, sería diferente. Hay chavales que están compitiendo contra jugadores de la misma altura que les sacan veinte kilos. Los clubs deberían invertir en eso.
Para terminar, ¿tenéis ya un objetivo para el año que viene o toca esperar?
Día a día. Todavía estamos confeccionando la plantilla. Lo que seas capaz de tener en septiembre a tu disposición condicionará el objetivo. Ahora mismo el mercado es complicado. El principal objetivo del club debe ser generar ese sentimiento de pertenencia en Gijón, tener el mayor porcentaje de deportistas asturianos, con alguno de fuera que de un salto de calidad, y competir cada partido al 100%.