El joven gimnasta y su entrenadora Lorena Cortina hablan sobre el camino que aún debe recorrer este deporte en su disciplina masculina, la única no reconocida en los Juegos Olímpicos: «los padres tienen que escuchar qué eligen sus hijos»
Sólo existe un deporte en el mundo que no encuentra representación masculina en la alta competición. Se trata de la gimnasia rítmica, una disciplina solo reconocida por la Federación Internacional de Gimnasia (FIG) y el Comité Olímpico Internacional (COI) en la modalidad femenina. Las federaciones de algunos países, sin embargo, han ido desarrollando categorías para los gimnastas, aunque en ciertos casos utilicen para ella reglas diferentes a la rítmica femenina. España es uno de ellos, además de pionero en mantener intacto el carácter de la disciplina para ambos conjuntos. A este podio de corto recorrido se ha subido Juanjo Atienza, joven promesa de la gimnasia masculina y gijonés adoptivo. Con apenas 16 años, se ha hecho con dos bronces en el campeonato nacional de la mano de su entrenadora Lorena Cortina desde el club Stroke. Y ambos prometen más, “hasta que el cuerpo lo permita”.
¿Cómo comenzó en el mundo de la gimnasia rítmica?
Juanjo Atienza: Fue algo muy natural, tengo una hermana mayor que hace desde siempre gimnasia. Yo iba con ella a acompañarla y a buscarla a los entrenamientos y me ponía a practicar. Con tres años le dije a mi madre que quería hacer lo mismo que ella, me acabó gustando y hasta ahora. Cuando empecé, iba a un club de gimnasia en el que ibas para pasártelo bien, nada profesional, pero yo sabía que quería competir, entonces me cambié de club y a los 7 años empecé en torneos de la isla. A raíz de eso cuando me mudé a Madrid iba a ir al campeonato de España por primera vez, pero al final no se pudo por tiempo, y entonces cuando me mudé a Asturias, con Stroke ya pude participar.
Desde entonces ha sido bronce consecutivo en España durante estos dos últimos años. ¿Cómo fue el proceso para prepararse?
Juanjo Atienza: Antes de ganar en 2022, me había presentado por primera vez antes al venir a Gijón. En ese año éramos solo 8 chicos de mi categoría y digamos que no fue muy bien… (risas). La temporada que venía me tocaba maza, aros y cuerda. Quería hacerlo bien, pero después de esa primera experiencia no tenía altas expectativas y ni mucho menos me esperaba quedar quinto de España en la clasificación general con los tres aparatos. Menos meterme en las tres finales y aún menos ganar una medalla. Para mí era imposible que pasar. Era solo mi segundo campeonato y veía a todo el mundo mucho mejor que yo, pero al final pude mostrar todo el trabajo de la temporada y salió bien.
Lorena Cortina: Yo tampoco me lo esperaba, pero no porque él no estuviese capacitado para hacerlo. Porque tú vas a una competición y nunca sabes, aunque sí sabes en qué nivel está tu alumno y que lo hace bien, pero al final era su segundo campeonato de España. Al final estás compitiendo con chicos que llevan preparándose para ello desde que son pequeños y Juanjo solo había participado en torneos más pequeños y a nivel provincial. Tú esperas que lo haga bien y a ver qué pasa. De hecho, nosotros íbamos con la aspiración de meternos en una final y cuando nos clasificamos para las tres ya fue una celebración.
Es el único chico que practica gimnasia rítmica en tu club y la categoría masculina todavía es algo minoritario en este deporte. ¿Se ha encontrado con prejuicios por ello a lo largo de los años?
Juanjo Atienza: Cuando estuve entrenando en Canarias nunca me sentí rechazado por ninguna de mis compañeras, quizá era muy pequeño para percibir estas cosas. Pero en el colegio sí que a medida que me hacía mayor, lo iba notando cada vez más, sobre todo con los chicos. Se reían de mí o me trataban de forma diferente a los demás chicos en clase. En el club de Madrid noté que no encajaba, no estaba cómodo y no quería ir nunca a entrenar porque sentía que no tenía a nadie y en el colegio sucedió un poco más de lo mismo. Pero luego llegué a Asturias y encajé perfectamente en el club y también en clase con mis compañeros, aunque empezase durante la pandemia y al principio fuese todo un poco extraño.
Lorena Cortina: Sí fue un poco cortante, porque por el covid él empezó entrenando con nosotras en casa, con la cámara. Nos conectábamos mediante Zoom e imagínate, de repente te encuentras con un grupo de compañeras que no conoces y resulta extraño. Durante la desescalada entrenábamos en una finca que tenía la presidenta y nos cedió, entonces digamos que su primera toma de contacto con nosotras fue un poco surrealista, pero muy buena.
¿Y qué cambios han ido viendo con respecto a la aceptación de la gimnasia masculina? ¿Estamos yendo por el buen camino?
Lorena Cortina: Hace muy poco tiempo que se les ha permitido competir, desde 2009, así que es un fenómeno muy reciente y previamente solo se aceptaba que participasen en grupo mixto, junto con las chicas. Hasta que no empezó a aumentar el número de chicos interesados y algunos se atrevieron a dar el paso, sobre todo gimnastas más mayores, de 17 y 18 años, no se hizo una categoría propia. Por suerte, en España se ha ido desarrollando de esta forma, pero a nivel internacional la gimnasia rítmica masculina sigue sin existir. De hecho, se puede decir que solo está permitida en España, porque aunque en otros países se les permita participar y tener categoría propia en muchos casos se pretende hacer una gimnasia rítmica masculina que no es gimnasia rítmica. Gimnasia rítmica es el aro, la pelota y la cinta. Es como querer hacer el fútbol femenino con una raqueta de tenis, no tiene sentido que sea diferente y esto ha creado un debate que genera mucha controversia. Por ejemplo, hace un par de años salieron unos comentarios de una patinadora rusa, que también es un deporte históricamente femenino, y criticó muchísimo a un patinador español. Luego tuvo que pedir perdón. La gente es muy cerrada todavía.
Juanjo Atienza: En España sí que se ve a chicos de todas partes del mundo que vienen a competir. De Francia, de Grecia… Sin ir más lejos, hubo un año que a Lorena le contactaron a través de redes dos chicos que querían venir desde Brasil. Aquí hay mucho progreso y mucho apoyo a la disciplina, y todavía queda mucho por hacer, pero el público español tiene la mente muy abierta. De hecho en una competición, cuando salimos los chicos anima todo el mundo, tenemos muchísimo apoyo y creo que la gente se está dando cuenta de que hacemos una gimnasia muy bonita y con sus particularidades con respecto a la femenina. Son dos espectáculos diferentes.
¿Qué creen que se puede hacer para impulsar la normalización de la gimnasia masculina?
Juanjo Atienza: A ver yo creo que lo principal es que tu familia te apoye. Si mi madre nunca me hubiese apoyado cuando se lo pedí, probablemente no habría tenido la determinación de empezar en gimnasia por mi cuenta y habría terminado haciendo otro deporte más masculino por así decirlo. Tu familia y el club, porque si tú te apuntas a entrenar y lo haces sin ninguna meta y sin que en tus entrenos haya alguien que te motive a perseguir objetivos, te vas a sentir un poco abandonado por el club. Que te arropen tus compañeras también es importante, claro.
Lorena Cortina: En Asturias igual hay 5 chicos federados. Como padre, a ti te llega la hoja de tu hijo de las actividades extraescolares a las que se puede apuntar y ves gimnasia rítmica y estoy segura de que ni te lo planteas. Y eso al final es para que conozcan el deporte, porque siendo tan pequeño no sabes ni lo qué te gusta ni en qué consiste esa actividad, entonces la tendencia suele ser que vayas a imitar lo que tienes a tu alrededor o los deportes que más visibilidad tengan y la gimnasia rítmica masculina no es uno de ellos. Entonces muy difícil que a un padre o a una madre le nazca apuntar a su hijo a la gimnasia. No se imaginan en qué consiste porque se desconoce, así que yo creo que lo más necesario es crear conciencia a las familias y visibilizar que esto existe. Si tu hijo de pequeño escucha mucha música, le gusta bailar… Ese es el camino, no un balón o una raqueta. Será todo lo relacionado con actividades más artísticas, al final tienen que decidir ellos.