
«Es un sueño hecho realidad, pero es un mundo muy complicado»
JuanMa Pina nació en Gijón, en el barrio de Pumarín, como a él le gusta recalcar. Estudió filología inglesa entre Oviedo y Londres. Con cursos en Shakespeare on the stage (aprender a Shakespeare en las tablas de un escenario) y un doctorado sobre Historia y teoría del Teatro en la Complutense, no tenemos más que quitarnos el sombrero, o la boina e incluso si se tercia la montera picona.
De mente inquieta, la relación con el teatro surgió ya en el instituto como actor, aunque como ya sabemos, la escritura acabó por atraparle, creando junto con un grupo de actores, en los que encontraba la actriz Miriam Díaz-Aroca, en la compañía Montgomery Entertainment.
El lunes día 20, el Teatro Filarmónica de Oviedo acogerá en dos sesiones (20.00 horas y 22.30 horas) su aplaudida obra ‘Sidra en vena’, cuya trama se sucede en un llagar de Ribadesella durante una noche de San Juan.
Piña, que viaja a Gijón con asiduidad, ha hecho diana con este vodevil de infidelidades, pasiones y venganza, manteniendo siete apoteósicos años su trabajo en el Teatro Lara en plena Gran Vía de Madrid.
¿Por dónde empezamos?
Podemos hacerlo recordando a una fantástica profesora de filología, Patricia Shaw, de la que recibí clases en la Universidad de Oviedo y que en parte es la culpable de que me dedique a esto. No solo se iba a clase de lengua y literatura, era mucho más…
¿Nunca se planteó dar clases?
Bueno, mi intención siempre fue formarme para luego enseñar.
¿Y qué pasó entonces?
Tenía que hacer un proyecto para el doctorado, de esto hace ya diez años. Me puse a pensar y planteé la idea de hacer teatro en lugares no teatrales.
No nos diga más. De ahí surge ‘Lavar, Marcar y Enterrar’.
Exacto. Comencé la búsqueda de una peluquería de verdad. Dimos con una en Malasaña y cuando cerraba los fines de semana, hacíamos la función para una treintena de personas.
Y de Malasaña al Teatro Príncipe de Gran Vía.
Así fue.
Necesitamos que nos trasmita qué se siente, cuando algo escrito por uno mismo, pasa de ser aplaudido por una treintena de personas a ensordecer con seiscientas.
Es un sueño hecho realidad, pero es un mundo muy complicado, nada fácil, aunque contando esta historia parezca que sí.
Sentarse a escribir otro gran éxito, debe de resultar también muy estresante, sobre todo por pensar si no se acepta de igual manera.
Hubo más obra entre ‘Lavar, Marcar y Enterrar’ y ‘Sidra en Vena’, pero realmente esta última digamos que debía reemplazar el éxito que tuvimos con la primera.
Un doble reto, entonces.
Primero igualar la acogida de la primera obra y luego conseguir un trabajo que tuviera temática asturiana.
Y entra también en acción el gran Rodrigo Cuevas.
Ha sido una verdadera suerte que le gustara el proyecto. Ha compuesto y escrito toda la música, un lujo.
Ahora necesitamos saber qué conexión tiene esta obra con la VII Cena Teatro Solidaria que organiza la Fundación Sandra Ibarra y el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Sidra Asturias, este domingo a las 19.00 horas en el Llagar Castañón.
Sencillo. Hace un par de años nos nombraron embajadores de la cultura sidrera (exactamente la obra fue nombrada Embajadora de la candidatura de la sidra como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad), en una gala como la que se celebrará este domingo y en el que se distinguirá como nuevo embajador al Padre Ángel.
‘Sidra en vena’, sinopsis
La familia Pomarada, que es la dueña de Sidra Pomarada, el llagar más importante del oriente asturiano, decide celebrar la noche de San Juan en su casa de Ribadesella. El patriarca de la familia invita a sus tres caprichosos hijos, que vendrán desde Oviedo acompañados de maridos, amantes y taxistas. Todos ellos asistirán con la intención de vengarse y así cerrar el peor invierno de sus vidas: será noche donde sangre y sidra correrán a partes iguales. Cachopos envenenados, gaitas rotas, orbayu constante y la Virgen de Covadonga ausente.